Capítulo 20

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El viento me golpeaba como cientos de agujas contra mi rostro y cuando mi cuerpo hizo contacto con el agua se sintió como si me hubiera estrellado contra el duro pavimento. Las fuertes olas que me golpeaban me hacían dar vueltas sin parar, desorientándome. Trataba de salir a la superficie por un poco de aire, pero apenas lo lograba, otra ola me volvía a atrapar para desquitar su furia en mi cuerpo cansado. Eran tan salvajes que terminé golpeándome el brazo izquierdo con una roca y dejé escapar el poco aire que tenían mis pulmones.

Ya no podía más, mis fuerzas se habían agotado y mi pecho dolía por la falta de oxígeno. Esa iba a ser mi tumba. Me veía a mí misma en las profundidades de ese lugar oscuro consumida por los crustáceos del fondo del lecho marino, cubierta de algas. Tantos planes... tantas cosas pendientes... tantas cosas a las que había sobrevivido y moriría ahogada y mi cuerpo sería olvidado en lo profundo del mar.

Nadie me encontraría, nadie... me recordaría.

Delante de mis ojos podía ver mis manos danzando al compás de las olas... pero de pronto, las olas se detuvieron. Abrí los ojos, expectante de otra sacudida, pero al confirmar la quietud del agua, nadé; lento, pero logré salir de ese remolino salado que estuvo a punto de convertirse en mi tumba. Cuando llegué a la orilla me tomó unos minutos recuperarme: expulsar toda el agua que había tragado y acostumbrarme al dolor punzante que sentía en mi hombro.

Antes de entrar en el bosque volví la mirada a la ventana por la que había saltado ¡Diosa sagrada! Desde esa posición se veía aún más alta, pero lo que me llamó más la atención era la figura tenebrosa parada en la misma, Zwodder. Su cabeza estaba girada en mi dirección y podía sentir un zumbido eléctrico en mi piel alertándome de su mirada, un pestañeo después ya no estaba, así que salí corriendo. No me iba a dejar atrapar otra vez por él.

Nikolay

—¿Todavía no tienes nada? —me preguntó el capitán River no bien entré en la sala de reuniones.

Habían pasado dos semanas desde que me habían entregado la nueva planta recolectada en la expedición que habían hecho, en la misma que Blyana había sido capturada. Ese día la reunión estaba compuesta por el capitán River y su esposa, Meison, Carol, los gemelos Crik y Rick, Christian, Taebin, Brandon, Mary y el doctor Min. Todos estaban a la espera de mi respuesta.

—Necesito otra planta —anuncié tomando asiento.

—¿Cómo que necesitas otra? —inquirió el capitán.

—Por más que intenté, fue imposible replantarla y murió, así no puedo manipular la molécula correctamente, ya que esta sufre una modificación en su estructura. —Miré las notas que tenía en mis manos. Era el espécimen más extraño con el que me había trabajado y después de tratar de reproducirla me sorprendía la agilidad con la que lo hacía Blyana.

—Esa plantita ha salido más sensible que...—comenzó a decir Crik.

—Una granada de fragmentación —terminó Rick, chocaron sus manos y ambos se echaron a reír. Nosotros les ofrecimos una mirada cansina.

Escuché unos murmullos y vi como Carol se inclinaba sobre Mary para decirle algo, pero esta última se levantó y se movió al otro lado de la estancia, Carol suspiró con cansancio y estaba seguro de que Brandon iba a preguntar algo cuando de pronto alguien tocó la puerta.

—Adelante —dijo el capitán.

Ese chico vendado de pies a cabeza que había estado ayudando a Blyana en el huerto, entró.

—¡Ah! ¿Estaban en una reunión? Lo siento, no lo sabía —dijo con una voz cautelosa.

—¿Qué sucede, Lucas? —preguntó Christian.

Intersección [De mundos] #PGP2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora