Capítulo 52

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Azel

El catre que me habían asignado parecía un trozo de madera duro y frío debajo de mí. El bolso con las pocas cosas que tenía estaba a mi lado, abierto. En él podía ver el cuaderno azul. No tuve el valor de decirle nada a Blyana, y a pesar de que Cless me suplicó que no lo hiciera, dentro de mí sabía que yo, a diferencia de él, no podría guardar por mucho ese asqueroso secreto.

Si dijera que solo me fui con el objetivo de encontrar el hombre que mató a mi madre, mentiría. Zoe también fue una razón. Tan solo pensar en ese día... sentí que nos estaba yendo tan bien a pesar de todo lo que estaba sucediendo afuera. Cada una de sus risas, cada que la tocaba... que me tocaba, ¡ay, Dios, quisiera arrancarme la piel!

Ese día ella estaba durmiendo a mi lado, sus compañeras habían salido a una misión dejándonos el cuarto para nosotros. Mi turno para hacer guardia llegó y me tenía que ir, pero no quería despertarla, ella había estado trabajando tan duro en curar a los heridos; así que salí con cuidado de la cama, pero choqué con su mesita de noche. El diario impactó contra el suelo mostrándome su contenido. Cuando lo levanté no podía creer lo que estaba leyendo... ni recordarlo quiero.

Yo no hago esas cosas. Yo no me meto en la privacidad de los demás, ni siquiera en la de mi novia, pero eso me sobrepasó. Ella se despertó y cuando vio el diario en mis manos y la cara de enojo, incredulidad y no sé qué otras cosas; soltó la tan típica frase: «te lo puedo explicar, no es lo que parece» y eso me hizo hervir la sangre por completo. ¿Qué planeaba explicarme? Si la explicación estaba bastante detallada en las malditas páginas de su repugnante diario.

Cuando salí no me di cuenta de que aún tenía el diario en mis manos. Estaba cegado de furia y como no quería verla terminó arrumbado entre mis cosas. Aún no me había atrevido a leer más que unas cuantas páginas. Yo la amaba, la amaba tanto que me enfrenté a mis padres por ella, especialmente a mi madre. Le dije cosas horribles de las que siempre me voy a arrepentir, pero mi madre siempre tuvo la razón: Zoe no era la chica para mí, ella solo me haría sufrir ¡Y vaya que lo hizo!

Blyana

Esa era la primera vez que no tenía una pesadilla desde hacía mucho tiempo. Abrí lentamente los ojos y me percaté que tenía la cabeza sobre el pecho desnudo de Cless, una pequeña sonrisa se formó en mis labios. Olía la sal y podía escuchar las olas y el trinar de las aves entre las copas de los árboles. ¿Qué tenía que hacer para despertar todos los días así?, ¿a qué dios debía rendirle tributo? Porque lo haría con todo el gusto del mundo.

—Buenos días —me dijo Cless con una voz ronca que hizo estremecer hasta el más profundo de mis cimientos. Retiró el cabello que cubría mi nuca y comenzó a pasar sus dedos suavemente sobre él, provocando que mis vellos se erizaran a su paso—. ¿Cómo te sientes?

—Muy bien —dije y me acurruqué más contra él. Dejé que cada parte de mi cuerpo hormigueara ante su cercanía. Era una sensación extremadamente deliciosa. No pensaba despertarme de ese sueño. Nunca.

—Creo que debemos volver, hoy traen los suministros —dijo y se deslizó suavemente hasta sentarse.

—No quiero ir —gimoteé escondiendo mi rostro entre mis brazos boca abajo como una niña pequeña y caprichosa.

—Vamos —dijo riendo y dejó un beso en mi hombro enviando otra corriente placentera a todo mi cuerpo.

Recogimos todo y pronto estuvimos de vuelta en la cabaña y como si los hubiese invocado: los soldados llegaron cinco minutos después que nosotros y entre ellos estaban Domingo y Lasly.

—¿Qué? —el grito de Lasly retumbó por toda la cabaña.

—Baja la voz —le pedí, pero ya Domingo y Cless entraban por la puerta con sus armas en las manos. En el pecho de Domingo, resaltaba vistosa contra su piel morena, una cicatriz en diagonal que lo atravesaba por completo. Me pregunté cómo y cuándo se la había hecho.

Intersección [De mundos] #PGP2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora