Cuando desperté ese día las dos flores cuidaban de mí. Tenían el tamaño de un humano y me sentía tan a salvo que me dejé atrapar de nuevo por la negrura, pero no la oscuridad que precedía a los sueños, no, era algo más primitivo, algo con vida.
Esa noche, soñé con un castillo con grandes torres blancas, que flotaban sobre el agua. Las montañas a su espalda eran los dedos de un gigante luchando por alcanzar las estrellas que resplandecían con ferocidad. Una figura apareció en las puertas dobles del castillo, parecía un hombre, pero unas formas sobresalían desde su espalda. Comenzó a bajar por la escalinata y podría jurar que su mirada se encontró con la mía un segundo y luego... luego desplegó unas poderosas alas y se perdió en el cielo. Cuando volví a despertar, por alguna extraña razón, no pude deshacerme de la sensación que provocaban esos ojos sobre mí y aún más perturbador, me sentía como si mi cuerpo hubiera dejado de pertenecerme.
Estaba consciente, en cierta medida mis acciones eran mías, pero había algo más que estaba ahí, conmigo. No obstante, el temor no llegó a mí. Era un respiro poder solo dejarme ir después de haberme contenido durante tanto tiempo, así que simplemente dejé que esa cosa tomara el control y me refugié dentro de mí misma. Perdiendo la noción en gran medida del tiempo y el espacio.
Me seguía moviendo. Donde quiera que iba me encontraba con personas que estaban huyendo, tratando de sobrevivir, en busca de algo o alguien. Mi cara se había vuelto una de las más conocidas, por lo que no podía permanecer en ningún lugar por más de dos días y era arriesgarme mucho, aunque eso también se debía a la cantidad de misiones que realizaba. La mayoría de ellas eran la eliminación de la gente de poder que seguían al tipo que había matado a Cless. Con cada muerte me sentía más enojada, con cada gota de sangre que derramaba sentía que no era suficiente para pagar por lo que le habían hecho a Cless, así que seguía matando a los que estaban del lado de Crasthor.
En la siguiente misión importante debía ir a reclutar algunos soldados que habían desertado de las filas del gobierno. Necesitábamos incorporarlos a nuestras filas. Shadow se había convertido en una tercera mano halando de la cuerda del poder, o mejor dicho, la cuarta.
Los saqueadores se habían dividido en dos grupos y el gobierno, que se suponía que debía protegernos, estaba lejos de cumplir ese objetivo. Ahora solo peleaban por el control y para eso utilizaban a cualquiera que cayera en sus garras. Una buena parte de las misiones que estaba realizando hasta ese momento, aparte de mi cruzada de venganza, era el rescate de niños que el gobierno entrenaba para mandar a los diferentes frentes a ser masacrados. Odiaba realmente toda esa situación y sabía que Cless también. Por eso el plan que había comenzado con la protección de mi familia y amigos, se convirtió en una revolución para defendernos de cualquiera que quisiera hacernos daño.
Éramos la sombra, la oscuridad que precede al amanecer y cuando todo acabara dejaríamos que el amanecer llegara y por fin estaríamos en paz. Pero mientras ese momento llegaba, debía realizar mi siguiente misión, por lo que me encaminaba a una guarida que estaba cerca de la nuestra, pero más al suroeste.
Me detuve en un pequeño claro para descansar, aún me quedaban unos dos días de viaje para llegar a la guarida y, como desde el principio, nunca era buena idea viajar de noche. Ahora sabía que los que atacaban a esa hora eran las hadas y yo era uno de sus principales objetivos, al igual que ellos el mío.
Me dejé caer en el techo del vehículo para mirar las estrellas distantes. Se podía oler la lluvia en el aire, por lo que no me molesté en encender una fogata. Las dos flores estaban jugando con mi cabello, dos niños realmente inquietos y juguetones que se habían vuelto mi única compañía.
—Ustedes dos, me van a enredar todo el cabello —les dije—. Y no los veo muy colaborativos cuando tengo que desenredarlo.
Ellos vinieron a mí y comenzaron a jugar sobre mí.
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Intersección [De mundos] #PGP2024
Science Fiction¿Qué estás dispuesto a hacer para proteger a los tuyos? ¿Estarías dispuesto a llenar tus manos de sangre? ¿Dejarías la moral de lo que está «bien»? ¿Te convertirías en lo que la humanidad llama «monstruo» por los que amas? Cuando el mundo es invadid...