Capítulo 55

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Cless

No podía creer lo que estaba pasando. Me sentía dentro del tsukuyomi infinito de Madara, ¿la verdad? No me importaba siempre y cuando Blyana estuviera conmigo.

El tiempo había pasado volando desde que por fin le había dicho lo que sentía a Blyana.

Antes toda mi vida se había reducido al deseo constante de perderme en el sueño, de estar envuelto en esa oscuridad, porque era un lugar seguro, no como el exterior, donde me sentía indeseado, solo y perdido y ese sentimiento nunca mejoraba, solo empeoraba.

Pero en ese momento demasiado rápido se escapaba de entre mis manos el tiempo; porque cada sonrisa suya, cada roce de su piel, cada mirada era como el fuelle que mantenía la llama viva dentro de mí. La llama de vivir. No estar respirando mecánicamente, no estar solo ocupando un espacio, sino de sentir sobre mí, a mi alrededor, las cosas que me rodeaban. Dormirme teniendo esperanza y deseando ver lo que me esperaría al día siguiente. Ella se había vuelto esa ancla que me ataba a esta vida. Ella se había vuelto mi corazón.

Ese día, cuando rocé sus labios en la playa, fue el momento en que renací. Quería extenderlo tanto como pudiera, pensando que sería la última vez que tendría la oportunidad, la última vez que me sentiría realmente vivo. Pero ella volvió a unir nuestros labios y un volcán dentro de mí erupcionó. Quería besarla, quería hacer miles de cosas con ella y no sabía qué era el autocontrol hasta que sentí su incomodidad y tuve que separarme. ¿Cómo detienes un volcán en erupción? No lo sé, pero yo lo hice.

Y cada vez que me levantaba con ella sobre mi pecho, no creía que hubiera hombre más feliz en el universo, en cualquier realidad. No sé en qué momento, solo sé que fue muy temprano cuando ella se convirtió en la única persona que me hacía sentir vivo, la única que me traía de vuelta del otro lado del velo; y yo respetaba el coraje que tenía para amarme, para amar el desperdicio humano que era. Por eso la seguiría a cualquier lado, incluso si tuviese que romper las puertas del cielo para llegar a ella, me construiría unas alas y echaría abajo esas puertas para encontrarla, para permanecer a su lado.

—¿Entonce' hoy e' el meneo? —me preguntó Domingo, sacándome de mis cavilaciones. Él y Lasly habían llegado hacía tres días para ayudarnos, pues la intensidad de los ataques de los saqueadores se había incrementado de nuevo de una manera exponencial y necesitaban tantas armas que yo y Blyana no podíamos suplir la demanda solos.

—Sí, no veo sentido a retrasar las cosas.

Domingo y Lasly se miraron con una sonrisa de complicidad y me sentí bien al saber que si en algún momento yo faltaba ellos dos no la dejarían sola.

Blyana

Ya era final de febrero.

¿Cómo es posible que el tiempo haya pasado tan rápido?

No habíamos parado de trabajar desde que Domingo y Lasly habían vuelto.

—Ya no puedo más, me voy a dar un baño —le dije a Lasly cuando la tarde moría y dejaba pintada las nubes a su paso.

—Yo también, me duelen hasta los lugares que no sabía que podían doler —dijo estirándose de una manera muy exagerada. Sonreí mientras me acercaba para dejarle un beso en la frente—. Déjame agua caliente —me dijo con una sonrisa melosa en los labios. Su cabellera dorada atrapaba la luz que emitían las luces de la sala, mientras yo subía la escalera.

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Cuando volví a la estancia solo estaba iluminada por unas pocas velas. Fruncí el ceño porque no entendía qué estaba pasando, entonces lo vi: Cless estaba en medio del vestíbulo vestido todo de blanco. Había un brillo en su mirada que hizo que mi corazón saltara con anticipación en mi pecho.

Intersección [De mundos] #PGP2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora