Capítulo 47

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Mi corazón latía como un pequeño pajarito atrapado en unas garras filosas y malignas, frenético por escapar. En el fragor de la batalla me había internado sola en el campo enemigo y me había quedado sin municiones. Un grupo de cinco saqueadores de las casas Rubí, Apofilita y Zafiro venían a mí con pasos amenazadores. Cuando caí y se acercaron aún más, me quedé en blanco. Podía pelear con ellos, pero no era estúpida, eran demasiados para enfrentarlos; sin embargo, se alejaron entre palabras incomprensibles para mí dejándome inmóvil procesando lo que acababa de pasar hasta que Cless llegó y me sacó de ese horrible lugar.

Al día siguiente nos habían pedido una cantidad exorbitante de armas, por lo que Cless y yo no saldríamos al campo. En realidad, esperaba que siguieran pidiendo porque no quería volver a ese lugar; los cadáveres y los gritos, el estallido de los fusiles que había estado presenciando ahora también estaban comenzando a ser parte de mis pesadillas.

Habíamos pasado toda la mañana montando armas mientras un soldado venía cada hora a recoger las que estaban listas y nos traía nuevo material, era un trabajo sin fin, pero estaba bien mientras no nos enviaran fuera. Las articulaciones de mis manos estaban rígidas y tenía que contenerme los gruñidos de dolor mientras la pila de material crecía y crecía. Mis manos no eran las únicas que sufrían, cortes se asomaban de las de Cless, pero yo me había detenido unos minutos, ya que habíamos recibido un mensaje de Lucas y estaba muy deseosa de saber de él y de los demás.

«Hola, chicos. Aquí está todo bien. El capitán River ha querido mover a Zoe de guarida, pero se lo he impedido. Lo que no he podido impedir es que envíen constantemente a Chris fuera de la guarida, pero tranquila Blyana, sé cómo te pones. Él está bien, los lugares a los que lo envían no son tan peligrosos; yo mismo he ido con él. De Domingo tuve noticias hace unos meses, se supone que se estaba moviendo del frente del sur a otro, pero no sé a cuál, y con respecto a Azel, no he sabido nada; me parece que no quiere que su padre sepa nada de él. Creo que eso es todo lo que tengo que reportar. Cuídense mucho».

—Bueno, están todos bien —dijo Cless mirando el mensaje sobre mis hombros y extendiendo su mano para quitarme el móvil—. Regresemos al trabajo.

—¡Pero falta información ahí! —dije girándome para ver a Cless en su puesto de trabajo de nuevo—. ¿Y Lasly, los gemelos, Carol, Nikolay e incluso Mike? No dice nada de ellos —dije cruzándome de brazos y frunciendo levemente el ceño.

—Si no dijo nada de ellos es porque seguro están bien —argumentó concentrándose en lo que hacía. Me acerqué lentamente y al comprobar que no era nada peligroso solté su cabello y lo estrujé.

—Siempre tan despreocupado. —Él me dio un gruñido en respuesta y dejé salir una leve risa. En ese momento sonó la alarma que anunciaba la hora de la comida y él dejó lo que estaba haciendo sobre la mesa y se levantó haciendo que yo retrocediera como un animalito asustado.

—Vas a pagar por esto —prometió y yo abrí mucho los ojos ante lo que vi en sus ojos. Mierda, estaba en problemas. Corrí hacia la puerta, pero me sujetó de la cintura a mitad de camino y me lanzó sobre mi cama, en medio de un gritito de sorpresa.

—No, espera Cless, lo siento, no, no —casi chillaba mientras trataba de alejar sus manos, pues había comenzado a hacerme cosquillas, el muy maldito, y casi no podía respirar por las risas.

—Esto es lo que mereces, niña mono. —Y continuó.

—Ya, ya, lo siento, no lo volveré a hacer. Lo prometo —dije riendo mientras intentaba quitármelo de encima, más él encontraba la manera de volverme a atacar. Nunca pude luchar contra Cless—. ¡Ya por favor! —rogué y por fin se detuvo.

Intersección [De mundos] #PGP2024Donde viven las historias. Descúbrelo ahora