Capítulo 4 ~ Insólita Borrachera

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De vez en cuando nos juntábamos las dos, llegamos a bailar incluso bachata cuando pusieron la única canción de este género que se sabía todo el mundo, Propuesta Indecente

Cuando acabábamos de bailar y cantar a todo pulmón unas cuantas canciones seguidas, parábamos a sentarnos y a tomarnos algo

                          *               *               *

No sé qué hora era, parecía ser muy tarde y en ese preciso momento estaba dentro del baño de la discoteca con Gigi sentada sobre el inodoro, no sabía que la sucedía, de repente se puso a llorar. Creía que posiblemente había sido el bajón que pudo haberle entrado después de haber bebido tanto

Me estaba contando entre sollozos que se mezcló la bebida con un licor de algo que se me olvidó nada más lo dijo. Seguramente ese licor contenía todo lo que habían encontrado, porque a principios de la noche intenté probar un poco, pero solo pude mojarme los labios porque tenía la impresión de que con uno o dos tragos podrías quedarte borracha al instante

Además, la discoteca podía estar en problemas. Todavía no teníamos la edad mínima para beber y nos había servido un gran porcentaje de alcohol, aunque también era verdad que fuimos nosotras las que nos hicimos pasar por la madre y el hermano de Gigi (no se cómo, pero Gigi lo tiene pensado siempre todo, se había traído sus DNI) para poder probar algo, pero sin saber que podríamos llegar a este punto. Pero la discoteca seguía a salvo, porque de todas formas no íbamos a decir nada

La abracé mientras se ahogaba en sus lágrimas. Cuando logró calmarse algo empecé a hablar con ella

— Vamos Gigi, cuéntame que te pasa para que te intente ayudar — dije agarrando sus manos

— No hay nada que arreglar, Grace — Gigi lo dijo en un tono muy agudo. Creía que iba a comenzar a llorar de nuevo y no quería volverla a ver como hace unos minutos, así que no dije nada. A veces el silencio era lo mejor que podías aportar en momentos como este

Nada más decirlo, Gigi tuvo que levantar la tapa del inodoro y abrirla rápidamente para vomitar y mientras, yo con mi mano izquierda sostenía su precioso pelo castaño rizado para que no se manchara con su propio vomito

Cuando lo soltó todo, se quedó en la misma postura y cogió papel del portarrollos que tenía a su derecha (izquierda si mirábamos hacia la puerta del baño)

Con mi mano libre la acariciaba la espalda, mientras, intentaba tranquilizarla y la decía que no pasaba nada, que al final para estas cosas estaba yo aquí

Así la describía a ella, la amiga que te sujeta el pelo cuando vomitas, aunque en este caso era mi turno. 

Cuando se levantó se tambaleaba hacia los lados a causa del alcohol, así que pasé mi brazo por su espalda para sostenerla y agarré su hombro para dirigirla a la salida de la discoteca. Sabía que debíamos irnos ya, no había nada más que hacer allí. A mi me dolía la cabeza y a Gigi lo mismo tres veces más y para añadir más, había bebido una gran cantidad

Yo esperaba que mañana no la notasen la resaca y así se podía ahorrar la discusión con sus padres

Al pasar por el centro de la discoteca la tuve que agarrar muy fuerte para que la multitud no la separase de mí hasta que llegásemos a la salida

Cuando salimos del lugar, Gigi empezó a hablarme

— Grace, no está aquí, a veces no sé qué sentir o si siento o lloro demasiado... — no mencionó sobre quien hablaba, pero yo sabía a quién y a lo que quería referirse en concreto

— Gigi, eh, mírame — La obligue a girarse hacia mi — vas a triunfar, vas a lograr todo lo que te propongas, eres una persona grande y yo sé que puedes luchar, sé que puedes — me abrazó y yo me envolví en ella

Se despegó de mí lentamente y me dijo — y que pasa contigo, ¿tú estás bien? —

— Sí, yo estoy bien —

           * * *

Tuvimos que caminar durante más de una hora para llegar a la casa de Gigi. Normalmente se tardaba mucho en llegar a todos los lados, pero su casa estaba especialmente lejos

Abrió la puerta de su casa con la llave que guardaba en su bolso azul marino de bordes plateados y se quedó en la puerta mirándome

— No hace falta que subas — dijo refunfuñando

— No me fío de que te vayas a acostar en la cama y no en el suelo — dije sincera. En ese momento la veía capaz de todo

— Me las sé apañar, ahora me puedo sostener algo más — lo dijo demasiado segura, pero no me quedaba tranquila

— Pues escríbeme un mensaje cuando ya estés acostada para saber que no te has mareado por las escaleras —dije preocupada por ella. No estaba en buen estado y no quería dejarla sola 

— Que sí, que sí pesada, que te vayas ya — dijo muy parsimoniosa

Cerró la puerta, pero antes de que me diera la vuelta para volverme hacia mi casa volvió a abrir esta misma y me dio un abrazo

— ¿Seguro que no quieres que me quede? — pregunté de nuevo por si acaso. Seguía sin estar segura de si debía entrar a vigilarla a la fuerza

— Que te estoy diciendo que no — seguramente Gigi quería que me callase ya

— ¡Ah! Y, ¿cuándo te devuelvo la ropa? — pregunté. Estaba impaciente por saberlo, no la quería, se veía que podía tener un gran coste, algo que no podría permitirme nunca o por ese momento

— Toda tuya, a mí ya no me gusta — intenté añadir alguna excusa pero se adelantó cerrando de un portazo la puerta

En ese momento, ya solo podía dar la vuelta y buscar mi casa

                          *               *               *

Después de andar otro largo rato hasta mi destino, ví una vivienda que me resultaba un tanto familiar, ya había llegado a mi casa

De repente se acercó el gran problema. Antes había bajado de mi ventana muy fácilmente, pero había llegado el tener que cuestionarme cómo subiría

Como mi casa por fuera era de madera prefabricada, me pude agarrar con los dedos en los huecos que había entre una madera y otra, así logre escalar hacia arriba. Gracias a los arquitectos de la casa por haber diseñado poca distancia entre el primer y segundo piso, les debía unas cuentas, totalmente en serio

Pero también esperaba no haberme roto nada del conjunto que llevaba puesto, era demasiado bonito para que me lo estropeara en una noche

Al llegar al segundo piso, coloqué mi vientre en el medio de la ventana (con la cabeza y el tronco dentro y los pies fuera) y me tiré hacia adelante intentando ser silenciosa

Nada más estar dentro, me pude mi pijama de un color azul desteñido feo (no era mío, me lo había dado no sé quién) y me acuesto, este mismo día realmente estaba muy cansada. Lo bueno era que ya tenía el truco para dormirme más fácilmente. Este era andar

7:56 de lunes ~

El domingo estuve la mayor parte del día con resaca, pero como mi madre no solía estar conmigo no se dio cuenta

Lo único que hice el dos de antes fue estar tirada en mi cama y comer más patatas. Lo positivo que puedo sacar de esto es que, gracias a mi dolor de cabeza pude dormir más horas, quitando que ahora mismo esté corriendo para llegar a tiempo a clases de historia, ya había pasado una semana de mi expulsión y ya podía volver a acudir a ellas

La Sombra Que Esconde El Árbol Donde viven las historias. Descúbrelo ahora