— ¿Me he mojado mucho? — dije desesperada pero riéndome con Jon, que intencionalmente hacía que sonriera aunque pareciese que estaba a - 20°— Un poco — dijo Jon irónicamente, comprendí que quería decir que prácticamente me había duchado ahí fuera
Jonathan sacó las llaves del coche de su pantalón y arrancó el coche. Al dejar estas enganchadas en el vehículo, se llevó la mano a la cabeza para sacudirse los mechones mojados. En mi defensa tuve que decir que no era mi intención mirarle, era adictivo ver su pelo libro rubio húmedo.
— Vamos... que estoy calada
— Exactamente. Pero no te lo quería decir para que no te preocupases en exceso — Jon soltó una carcajada disimuladamente a pesar de que yo me estaba muriendo de frío. Yo le respondí fulminándole con la mirada
— No te rías — dije enfadada, pero sin poder ocultar esa sonrisa que me provocaba — me estoy congelando y no es nada agradable — intentaba no apoyar mi pelo húmedo en el asiento, no quería mojarlo
— Vale, vale, espera, tengo pañuelos — Jon alargó el brazo hasta la guantera del coche, en frente de mi asiento, que como se abría hacia fuera me dio en las rodillas. Sacó del fondo de la caja un paquete casi entero, pero abierto — ahí lo tienes
Puso su móvil y abrió la aplicación "mapas" en un trípode que se enganchaba a las rejillas del aire acondicionado, que estaba entre nosotros
— ¿Dónde vives? — con el dedo índice pulsó en el buscador de la aplicación
— Espera, te paso la ubicación — y al segundo una notificación apareció en el móvil de Jon. Este puso en marcha la ruta en su móvil y abrió Spotify, entró en una de sus playlist y reanudó una canción que estaba empezada, pero no llegaba a la mitad. Reconocí que era " cryin' " de Aerosmith
Empecé a recordar la melodía de la canción gracias a los gustos musicales de mi padre, que escuchaba ese tipo de música. En realidad sus canciones favoritas podían pasar de ser lentas y delicadas a rápidas, un rock duro. Al llegarle a tener como padre puedo decir que posiblemente puede reconocer una gran parte de las canciones de los 60 a los 90.
Recuerdo cuando mi padre se sentaba conmigo en el sofá de nuestra casa, ponía un disco de vinilo y cantaba a todo pulmón estas canciones conmigo a su lado. Echaba de menos escuchar música con mi padre. Le echaba de menos— ¿Aerosmith? — pregunté a Jon sabiendo la respuesta con antelación. Quería escuchar su voz, quería escucharle responderme.
El chico de los profundos ojos azules agarró la palanca de cambios e hizo unas maniobras con el coche para salir del aparcamiento sin chocar con el que tenía detrás y delante
— ¿Los escuchas? — dijo interesado por saber la respuesta, pero no dejó de mirar a la carretera, eso me hacía sentirme más segura
— No, yo no, pero mi padre si
Jonathan apretó sus labios al no saber que responder
— ¿Qué les ha pasado? — preguntó y giró el volante ante una rotonda. El reloj analógico plateado que llevaba en la izquierda deslumbró con las luces de otro coche que también rodeó la rotonda, he de decir que le quedaba bastante bien
— Un accidente de coche
— ¿Hace mucho?
— Si... la medicación me hacía olvidarlo, pero ya no quiero más pastillas
Jonathan respondió frenando el coche ante un semáforo en rojo
— ¿Tienes receta también? — pregunté. Lo intuía en su rostro, en sus expresiones. Parecía que sus profundos ojos azules me querían contar que algo no iba bien en él
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La Sombra Que Esconde El Árbol
RomanceUna novela en la que dos personas pueden poseer el todo y a la vez la nada Para ellos son dos seres que se recomponen del peso de la vida cotidiana lo mejor que pueden, aún estén pasando por la posible peor época de su existencia Para ellos no es...