Jonathan WadeMadrugada de este mismo día
Esta vez, fue la segunda en la que me dejé llevar por mi malestar y mi insensatez y me fui con mis compañeros del set de grabación a un pub cerca de este. Esta vez Kate no vino con nosotros, ni si quiera a grabar hoy, la tuvieron que quitar del capítulo
Kate ha estado de Baja unas semanas, ya que, su madre con cáncer de hígado, había fallecido desgraciadamente. Me contó que era la persona más importante de su vida, según ella, esta la había cuidado lo mejor que pudo, mejor que nadie. No tenían la necesidad de crear conflictos, y si discutían, era de temas tontos, grupos de música o que si hoy alguna de las dos quería o no ver tal película.
Intenté llamarla, pero no me cogió el teléfono hasta el día de ayer, y encima, lo único que me dijo era que estaba bien, aunque, yo por su puesto, no la creía y para que se sintiera mejor, cambiaba del tema y hablaba de alguna película o un nuevo actor o actriz en el rodaje, cualquier tema que la hiciese no pensar en ello durante un ratoEstaba sentado en la barra marrón y pegajosa del pub, toda grasienta por la espuma de la cerveza o incluso licores que se habían vertido al estar tan llenos, cosa que no entendía
Mi mano izquierda sujetaba mi cansada cabeza. La derecha, agarraba un refresco de cola, ya que, aunque pudiera entrar al establecimiento, no podía tomar bebidas alcohólicas hasta dentro de unos meses (me refiero a que, todavía sigo siendo menor de edad en mi país)
Giré la cabeza, aburrido, enfocándola al grupo de gente que tenía detrás mía. Uno de los que estaba en este era Ethan, que estaba muy borracho, se le notaba a la primera en la forma de hablar, las risas que hacía y, sobretodo, en su sudorosa y mareada cara. Los otros del grupo (también del plató) se reían con él, pero no habían consumido tanto alcohol como Ethan, además también sostenía un cigarrillo
Volví a posicionar mi cabeza y miré a mi refresco, le di un sorbo y me sumergí en mis pensamientos.
Pensé en que podría dar una vuelta, escribir guiones, ensayarlos... aquí me estaba empezando a aburrir, esto ya no iba conmigo, mi presentimiento me decía que esto ya no era para mi, el sitio ya no me llamaba, además, se estaban pasando con la borrachera y no quería saber nada de ellos por ahora
Tal vez, podría pasarme por esa casa, esa casa de madera prefabricada que, raramente, tenía un cartel que señalaba que esta estaba en venta. No iba a tardar, solo iba a ser un momento, pasaría por allí y me iría al instante, nada más que para dar una vuelta, y ahí se acaba la cosa. Aparte, podría ir a ver a ese árbol de paso, a ese arce de detrás del institutoDecidido, cogí mi mochila y la colgué de mi hombro derecho, me levanté del asiento marrón tan incomodo sobre el que estaba y me dirigí a la puerta de salida. Antes de que pudiera escapar del lugar, Ethan se dio cuenta de que me iba y me dijo todo ebrio — tío, ¡Jonny! — dijo balanceándose con su copa de licor en la mano — ¿a dónde mierdas vas? Este es un sitio de la ostia — efectivamente sobrio no estaba
Como nunca me tomaba en serio, ni si quiera cuando no tenía alcohol en el cuerpo, sabía que si estaba borracho me haría aun menos caso (recuerdo que era un par de decimales más pequeño que él). Lo que hice para intentar que me dejara en paz fue ponerme serio y decirle — no, me voy — y nada más acabar de contestarle, volví a mirar fijamente a la puerta de la salida y caminé sin pensarlo más veces, hacia esta
De pronto, una mano más grande que la mía, agarra con fuerza mi hombro, me hace darme la vuelta al instante, sin poder remediarlo. Después, el dueño de esta mano, Ethan, me dice — venga, Jonny, eres un aburrido de mierda — dice con un tono despreciante y exagerado. También se ríe sin ganas por el alcohol, los demás hacen lo mismo, de todas formas, no me afecta prácticamente, lo que me afectó fue lo que paso después, que casi me tira su licor en la camiseta al no poder sostenerse bien (por el mismo motivo que antes, el alcohol y el cigarrillo que tenía en la mano)
No le hice caso, porque cuantas más respuestas consiguiera, más frases sin sentido me soltaría. Entonces, desesperado, me volví a girar y me dirigí de nuevo hasta la puerta
Antes de llagar a esta, oigo a lo lejos que Ethan me dice en voz alta — ¡la próxima vez te obligo a beberte mi vaso pequeñajo! — se ríen todos
Cuando llego a cerrar la puerta de este local tan grande, le digo — eres un mierdas cuando estás borracho, ¿lo sabías? — y al acabar, cerré la puerta de un golpe. Sinceramente, me quedé muy a gusto, pero a la vez intranquilo ya que, nada más decirlo, me acordé de que alguien lo podría estar grabando, y esto podría crear una nueva polémica. Al final, decidí dejar el tema y no darle más importancia de la que tenía
* * *
Anduve hasta el instituto, o tal vez hasta esa casa. Miraba el cielo mientras caminaba, como me había alejado del centro, se podían ver fácilmente las estrellas, algo que me gustaba mucho pero no podía hacer todos los días, debido a mi localización
Llegué a esa casa tan particular, que estaba a unos minutos antes de llegar al campo de detrás del instituto. Esta tenía las ventanas cerradas, como siempre
Me quedé unos segundos quieto, dejando que mi cabeza debatiera si debía entrar o no, si la estorbaría o debía satisfacerme, o no tenía que interrumpir en sus horas de sueño, así no la molestaría
Pero no quería quedarme solo, ahora quería sentirme acompañado, aunque hubiera poco tema de conversación o, ni si quiera hubiese, no me importaría quedarme callado, solo si no tenía que estarlo en la soledad.
Reconozco que mi decisión se basó en mi, es decir, solo pensé en mi mismo, fue mi egoísta de mi parte. De todas formas me acordé de que la anterior noche estaba despierta, así que, probablemente, también lo estaría hoyDejé caer mi mochila en el césped de esta casa, para que pudiera facilitar mi escalada a la ventana del otro día, así tendría menos posibilidades de caerme de nuevo, como la última vez.
Llegué a la ventana, que como he dicho antes, estaba cerrada. Por ella pude ver una imagen que me asusto mucho, demasiado, ahora más que antes deseaba que la chica castaña no estuviese dormidaCon él codo, intenté darle golpes muy brutos para romper el cristal, y aunque, en los primeros no pude, en el cuarto o quinto conseguí romperla.
Me metí en la habitación como pude entre tantos cristales, tengo que admitir que me clavé algunos en la mano y en la cara (las partes de mi cuerpo al descubierto), pero solo me hicieron unas pequeñas rajas, que solo dolieron al principio, tuve la suerte de que no se me quedaron clavadas. Pero ahora mismo no podía pensar en mis manos, estaba pasando algo mucho peor que necesitaba más atención
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La Sombra Que Esconde El Árbol
Storie d'amoreUna novela en la que dos personas pueden poseer el todo y a la vez la nada Para ellos son dos seres que se recomponen del peso de la vida cotidiana lo mejor que pueden, aún estén pasando por la posible peor época de su existencia Para ellos no es...