Jonathan WadeFue mi primer día de rodaje en la segunda temporada de la misma serie en la que empecé a actuar hace unos meses, por lo que tuve que madrugar
Hoy, en diferencia de otros meses, nos llamaron para grabar por la mañana. Una suerte, porque no tenía que aguantar hasta las tantas de la noche, a no ser que tardásemos demasiado en terminar las escenas del capítulo o hubiese que rodar algunas de noche
Me encontraba en una de las tantas caravanas de preparación, donde nos arreglaban (vestían, peinaban, maquillaban) antes de rodar
Un hombre mayor (puede que de 50 o 60 años incluso), que parecía tener una personalidad agradable me secaba el pelo. Mientras, yo estaba sentado en una silla plegable negra, en frente de una mesa de pared que ocupaba todo el largo de la caravana con secadores, cepillos... y un espejo con luz casi igual de largo que la mesa
El señor mayor me secaba con un cepillo redondo y un secador. Yo, al mismo tiempo, estaba pendiente del móvil. Recibía mensajes de Kate a los que no contestaría hasta hablarla en persona, (prefería buscar las palabras en el momento, no me gustaba mantener conversaciones importantes en él móvil) y a la vez, Grace recibía otros cientos de mensajes de mi parte. Algunos eran para preguntarla cómo estaba o para preguntarla si la apetecería salir, cosa a la que decía que no podía. Esperaba que fuese cierto y que no estuviese mal conmigo por algún motivo
Cuando recibí más mensajes de Kate, me sonaron en toda la caravana, haciendo que el señor mayor que se encontraba detrás mío lo escuchase. Intenté quitar el sonido rápidamente, se me caía la cara de la vergüenza, no sabía ni a dónde mirar. Después, continué escribiendo a Grace
El señor se rió a mis espaldas (no una risa burlona, una risa típica de gente mayor, como si estuviera feliz o algo parecido). Vi a través del espejo que tenía un aspecto canoso, una barba y bigote medianamente largo. Y para describirle más detalladamente, vestía un delantal negro y una camiseta corta que dejaba al descubierto sus grandes y cortos brazos y manos (a pesar de que estábamos en invierno)
— Que recuerdos de mis tiempos de joven... — dijo feliz mientras me secaba el pelo, perecía que pensaba en algo - así que uno no te para de hablar y el otro no te deja en paz, ¿no es así? - dijo el señor mayor
— Bueno... si. Una amiga no me responde a los mensajes y otra amiga me está escribiendo — corregí
— Si tú supieras la suerte que tienes... en mis tiempos solo había una persona de la clase con dos o tres personas persiguiéndola por los pasillos y tú tienes a miles detrás tuya
— Si usted lo quiere llamar suerte... — dudé
— ¡Claro! ¿que va a ser si no? Es mejor que estar solo — dijo muy convencido, yo estaba en desacuerdo con él
— Pero esas personas no hacen que no estés solo, creo que es distinto a tener a alguien — después de pronunciar estas palabras, pareció que el señor se quedó sin ellas
— Bueno... intenta hablar con la chica en persona. No es lo mismo por el aparato ese que utilizáis los jóvenes de hoy en día, son muy confusos y se malinterpretan mucho las cosas. Por lo menos, eran mejores los teléfonos de antiguamente — en eso estaba de acuerdo, prefería hablar por teléfono, pero no quería molestar a nadie
— Lo intentaría, si me quisiera ver — ya que últimamente no podía casi escribirme
— ¿La quieres ver?
— Por eso la estoy escribiendo
— Pues te presentas mañana en su puerta y hablas con ella. En los años que he vivido, he aprendido que rendirse nunca es una opción, eso es de gallinas, de cobardes
* * *
— ¿Y a ti que te pasa ahora? — preguntó Kate, enfadada, dándome un golpe en el hombro
— Nada... ¿tal vez porque todo lo que te cuento se lo sueltas a ellos? — dije irónico
— ¡Pero si apenas veías a tus padres! Tú mismo me contaste que estabas cansado de todo
— Eso me da exactamente igual
— ¿Entonces te quieres aclarar? ¿Quieres encontrar a tus padres o no?
— ¿A que viene eso? ¡Claro que quiero!
— ¿Y cómo quieres encontrarlos si no se lo dices a nadie, eh? — dijo Kate, queriendo hacer ver que la estaba amenazando, cosa que no hacía
Estábamos a unos metros del lugar a dónde fuimos a grabar la serie, cerca de un río bastante ancho por donde navegaban barcos pequeños de pesca. Allí había puestos de comida y accesorios separados por un camino de tierra. Donde se encontraban las cámaras había gente excesiva (participantes de la serie, turistas y comerciantes...), pero los actores estábamos alejados de esta, tomando un descanso
— Se supone que los policías los están buscando —dije muy creído. Lo peor de todo es que no me lo tragaba ni yo mismo. Solamente lo solté al no saber que decir. Pero si estaba convencido de que ella tampoco tenía razón, no estaba contando lo cierto. Además, ella entendía que yo ya sabía que no lo hizo por ayudarme, aunque no se diera cuenta de que me sentaría mal
Kate puso cara de asco hacia mí y se fue hacia los puestos, volviendo con los demás. Así que volví con la multitud, fingí una sonrisa y me preparé para seguir haciendo mi trabajo lo mejor que podía
* * *
Grace Keller
— ¿Ha bebido alguna vez? — dijo la psicóloga, que se dio cuenta que no debía responder a esa pregunta por temas legales — estate tranquila, puede decírmelo, aquí todo es secreto de confesión, por lo que no puedo denunciarla
— Si, pero hace bastante... — contesté avergonzada
— ¿Solía beber mucho? — anotó algo en su cuaderno con un boli, sentada en la silla negra que pegaba a una mesa gris, bastante formal, de la que yo estaba en frente
— No — dije sincera. Había bebido pocas veces en mi vida
— ¿La última vez que probaste el alcohol... empezaste a recordar todo lo de tus padres? — dijo la psicóloga. Y entonces me acordé, la última vez que bebí empezó todo ese trauma a dar vueltas en mi cabeza
— Ahora que lo dices... creo que si
— Posiblemente empezaste a recordarlo todo cuando empezaste a consumir alcohol a esta edad. Todavía eres menor, te aconsejo que no bebas. Puede provocarte muchos daños físicos y sobre todo, mentales — asentí con la cabeza — y... cuéntame... ¿te escapaste de un centro de menores?
— Si... — miré sentada hacia mis zapatos, sentía que me quería intimidar
— ¿Y dónde viviste antes de estar allí?
— En mi casa
— ¿Pero tus padres no están muertos?
— Si... pero tía Miller me pagaba los gastos, la casa...
— ¿Sabes que eso es ilegal? - me cortó
— Pero no me importa, lo entiendo. Carl, Gigi y ella se sentían mal por lo de mis padres. Tía Miller pensaba que fue su marido quien los mató al volante, cuando no fue así...
— ¿Carl y Gigi? — me volvió a cortar
— Son mis primos, por lo menos desde hace...
— ¿Cómo te enteraste ahora? — procedió a cortarme de nuevo
— No lo sé... ha sido muy raro todo
— Vale, continuemos
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La Sombra Que Esconde El Árbol
RomanceUna novela en la que dos personas pueden poseer el todo y a la vez la nada Para ellos son dos seres que se recomponen del peso de la vida cotidiana lo mejor que pueden, aún estén pasando por la posible peor época de su existencia Para ellos no es...