Capítulo 17 ~ De regreso a esas paredes

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Abrí los ojos dificultosamente, cegada por el exceso de luz, igual que las últimas veces que estuve en este lugar. Miré hacia los lados, estaba en un recinto que conocía de pocas veces. Me encontraba en un colchón blanco, arropada por unas sábanas blancas y verdes algo finas, la cama era un tanto especial

Estaba mareada, me dolía todo mi cuerpo, mis extremidades, mi tronco, mi cabeza, incluso mis órganos. Sentía mi estómago vacío, no sé cómo explicar esto, como si no hubiera comido nada en todo el día. Me costaba respirar, me quedaba sin aire. Ahora mismo, no sería capaz de levantarme del colchón en el que estaba

No tenía ni la más mínima idea de cómo había llegado a tal lugar, no podía hacer memoria, además, me dolía la cabeza hasta al pensar más de la cuenta

Veía borrosamente, a lo lejos de la habitación en la que me encontraba, a una persona vestida de verde (gorros de un hilo fino, un traje parecido a un vestido y una tela del mismo color que cubría los zapatos, también una mascarilla de color azul), pero esta vez no había nadie sentado a mi lado, ni si quiera cogiéndome la mano preocupándose por cualquier cosa que me hubiera pasado, no había nadie preguntando a la persona vestida de verde que me sucedía, tampoco había nadie que se cuestionara a sí mismo a mi lado que me había hecho, menos todavía alguien que consulte a la persona vestida de verde que tendría que tomar para mejorarme a partir de ahora

Tenía también la misma especie de aguja en la parte de detrás de mis codos con unos conductos muy finitos que salían de una especie de bolsa con agua, comprendí que era una vía y un gotero

La persona vestida de verde vino hacia, mi junto con otras dos más vestidos de la misma característica forma, una empezó a mirar el monitor de mis constantes vitales y el otro comprobaba el gotero.
La primera, me miró desde una distancia aproximadamente de el largo de mi brazo y me dijo — Keller, Grace, ¿no es así? — en ese momento esta misma persona bajó sus ojos hasta su liberta, en la que apuntaba cosas que no podía ver, ya que estaba inclinada hacia su lado

— Sí — dije algo confundida, volví a preguntar — ¿por qué estoy aquí? — miré con los ojos entrecerrados a la persona de verde que me hablaba

Antes de que la primera persona contestase a mi pregunta, el segundo le dijo algo al primero — el sentido de la memoria no se he visto afectado, dr. Smith — me desorientó bastante lo que acababa de decir

Después, el primero, que ya tenía apellido y era Smith, dijo — está bien Shawn, ¿qué decías señorita Grace? Por cierto, tendremos que mandarla un asistente — volvió a apuntar algo en su libreta

Ya me acordaba de todo, y no de lo que me había pasado, de lo que estaba hablando. Sabía a lo que se refería, no quería, quería escapar, pero ya no podía, ya estaba aquí enjaulada, apresurada, sin salida.

Me levanté fatalmente y rápidamente de la cama, cuando llegué a incorporarme y los médicos intentaron pararme, me volví a marear y las personas de verde me tuvieron que ayudar a tumbarme otra vez, ellos sabían que me quería ir de allí, pero no me dejarían, cumplirían con su trabajo

— ¿Por qué estoy aquí? — dije un poco histérica, pero débil a la vez

— Una persona te ha encontrado sorprendentemente en tu cuarto convulsionando — se tomó una pausa, me quedé con intriga de saber quien era esa persona — pero, Grace, necesitas a un asistente social — una señora adulta, que no llegaba a los cincuenta años de edad, se quedó en la puerta observándome, sonrientemente — te hemos hecho un lavado de estómago, te sentirás algo rara, podrás tener un sangrado más frecuente o incluso te costara inhalar, es natural, te hemos recetado unos medicamentos más — cuando pronunció ese más, se me partió el alma, ya estaba cansada, estaba cansada de todo esto, de tener que tomarme mil cosas al día — pero lo tomarás con precaución, la señora del centro se encargará — al acabar de decir esa frase, puse cara de curiosa por saber que estaba pasando

— ¿Qué centro? — dije costosamente, repito que me encontraba muy mal, como si me hubieran disparado cuarenta veces, bueno, tal vez puede que no tan exagerado

— Grace, no puedes escaparte esta vez, comprendemos... — no le dejé terminar. Introduje preocupada en la frase

En ese momento la oración que este pronunció, me hizo sumergirme en mi pasado. A ese pasado, no al que mi mente se inventó. Al pasado de la realidad, el pasado que viví y el que mi cerebro decidió omitir de mis recuerdos para no romper mi frágil corazón de cristal.
En el primer fogonazo me vi en una cama parecida a esta, yo sola. En el segundo me vi en un día lluvioso, viendo pasar un coche poco común, negro y largo con flores encima. En el tercero, me vi con más niños en una misma habitación, con varias literas, observando cómo jugaban con unas canicas de varios colores en el suelo de esta

Volví al presente, a la dura realidad. La señora de la puerta se acercó a mi y me dijo poco seria, intentando explicarme las cosas con sinceridad, sin pensar en cómo me sentarían después de pronunciarlas. Por otra parte, quería obtener ya una respuesta de la pregunta que formulé hace rato - Grace, es un centro de adopción de menores - me miró fijamente - pero estarás bien, solo tienes que dejarnos una oportunidad. Todavía no eres independiente - eso me dolió aún más, empecé a recordar cosas, las cosas que viví, víctimas de la eliminación de recuerdos que hizo mi cerebro

Empecé a hiperventilar y a angustiarme. Intenté irme de aquel sitio, pero las personas vestidas de verde me contuvieron. Mientras, lágrimas salían de mis ojos. Cerré los puños, haciendo que las uñas se me clavasen en las manos, dejándome más cicatrices de las que tenía ya

La tercera persona con traje verde de la sala se acercó rápidamente a mi, las otras dos personas vestidas como esta me seguían conteniendo. La primera mencionada cogió una jeringa con aguja, me levantó la manga del brazo y me pinchó un suero.
De pronto, me empecé a sentir rara, estaba más relajada, demasiado relajada, no podía sostenerme. Cerré los ojos inconscientemente y me dormí

La Sombra Que Esconde El Árbol Donde viven las historias. Descúbrelo ahora