Capítulo 20 ~ Decisiones que salvan (parte 2)

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La chica castaña, Grace, estaba tirada en el suelo de su habitación, en pijama, inconsciente. Al verlo me quedé aterrado, empecé a respirar más rápido de la cuenta, tenía miedo.

Corrí a sentarme de rodillas a su lado y con mi dedo índice y corazón, la tomé el pulso en el cuello, en el corazón y en la muñeca, maldecí cuando este no daba resultado, no sentía que hubiese pulsaciones. Probé a comprobar su respiración, poniendo un dedo debajo de su nariz, pero tampoco daba respuestas. Me llevé las manos a la cabeza agobiado y me repetía: "Mierda, mierda, Jonathan, piensa de una maldita vez", mi cabeza daba vueltas y no se me ocurría que podía hacer, en que podía ayudarla y, al final, me acordé de lo que debía hacer en estos casos

Saqué mi móvil del bolsillo de mi pantalón, lo dejé al lado mío, en el suelo y llamé desde este al número de emergencias. Mientras, puse mis dos manos en su corazón y inicié una reanimación. En el set de grabación nos enseñaban muchas cosas, una de ellas era esto.

El número me contestó y me dijo — ¿cuál es su emergencia? 

Nervioso e inquieto, le dije tartamudeando — hay una chica inconsciente — y después de decirlo, me di cuenta que en realidad no estaba inconsciente — bueno, no está inconsciente exactamente, directamente no respira 

— Esta bien, chico, estate tranquilo — había reconocido mi tono de voz e intentaba que mantuviera la calma — vamos para allá en cuanto nos respondas a estas cortas preguntas — acepté

Me pidió la dirección y me preguntó si sabía hacer la RCP (reanimación cardiopulmonar). Después me informó de que enviarían a un equipo ya mismo, que tardaría poco tiempo en venir

Comencé a realizar la maniobra, ya que no podía perder tiempo, porque la única persona que podía hacer algo era yo, ya que estaba yo solo en la casa.
Mi respiración iba cien por hora y mis manos temblaban, me ponía muy nervioso cuando veía estas cosas, y ya que nunca las había realizado, lo estaba más todavía.
Presione mis manos en el corazón de Grace, hacia abajo y arriba, así diez veces.
Seguía sin respirar, sabía que había muy pocas probabilidades de que sobreviviera, pero seguí con la reanimación, sin perder la esperanza

Se escuchó un fuerte golpe proveniente del piso de abajo, habían tirado la puerta. El sonido de unas botas en la escalera avisaban de que los médicos ya estaban aquí.
Entraron a la habitación, quité mis manos de Grace y dejé que los profesionales hicieran su trabajo. Venían con un gran equipo médico, incluso una camilla, donde más tarde la rumbarían si su trabajo saliese bien o no.
Me dijeron que me sentara en la cama para ocupar el menor espacio posible, ya que necesitaban toda la habitación que se pudiera, para poner los equipos médicos etc.
Otro de los médicos me dijo mientras los demás reanimaban a Grace — chico, ¿nos puedes decir el nombre de esta persona? — supongo que intuyó que la conocía porque estaba con ella dentro de una casa, quitando que estuviera en venta

— Eh.. si, es Grace... — y me acordé de su apellido — Keller, es Grace Keller — dije con seguridad y sumiso

— ¿Sabes que la ha pasado? — miré a los demás médicos, que estaban haciendo lo posible por salvarla, pero no funcionaba. Me sentí inútil por no poder hacer nada al respecto — no... no lo sé — me dije la verdad. Entonces, mi mirada se dirigió hacia su mesita de noche, en donde tenía un bote de antidepresivos vacío,probablemente se habrá tomado algunas, o más bien unas cuantas.
Creo que el médico también se dio cuenta, porque también miró hacia esta misma que yo

Se escuchó un sonido muy fuerte, el sonido provocado por el desfibrilador, transmitiendo energía y colocado en el pecho de Grace. El mismo que el que los médicos sacaron, ya que lo que estaban haciendo hasta ahora no daba respuestas positivas
Volvieron a cargar este aparato, frotando los parches que daban corriente eléctrica al afectado, en este caso, a Grace, y los condujeron al interior de su pijama, en una posición de una "L". Probaron una vez, y otra, y otra más, y otra vez más, pero no funcionaba. Si estas últimas no daban resultados, la declararían como muerta

Probaron una vez más, la última. Cargaron los desfibriladores y se lo pusieron otra vez, por debajo de su pijama. Esperaron unos segundos, y cuando creían que funcionaría, acabó sin ninguna mejora, Grace no se despertaba, no podía pasar esto

Insistí en que probasen la última vez, pero todos lo negaron, estaban ya apunto de subir su cuerpo ausente de vida a la ambulancia.
Insistí una y otra vez, al final se dieron por vencido, y probaron una vez más. Volvieron a cargar los desfibriladores, mientras la mitad recogía el equipo médico. Esperaron de nuevo unos segundos, y no, no se despertó.

— Lo siento hijo — me dijo un médico dándome una leve palmada en el hombro, mientras que los demás tumbaban el cadaver de Grace en la camilla. No le respondí, no me salía la voz, era surrealista todo, de un segundo para otro, me sentía inútil. Me quedé parado mirando a la nada.

Estaban recogiendo todo y apuntando la hora de muerte, pero de repente una profunda inspiración retumbó en la habitación. Me asomé para observar si era ella, efectivamente, era ella, me quedé bastante tranquilo, todo el agobio del momento se fue de un golpe

Los médicos bajaron la camilla en la que estaba Grace hasta la ambulancia, allí la llevaron con esta. Yo no pude ir, ya que, no era un familiar, de todas formas, les di mi número para que me llamasen si tenían noticias. Y así lo hicieron, por el día me informaron de donde la internaron


Presente

Grace Keller

Me acerqué a él, le di un pequeño empujón y le dije — ¡mira lo que me has hecho Jonathan! — seguía enfadada por el tema del orfanato

Se giró con cara de confusión y me dijo — ¿qué? — creo que no se había enterado de nada. Me di cuenta de que tenía heridas en la cara bastante recientes, estas también le ocupaban la mano. Después de descubrir la sangre en él, me arrepentí un poco del empujón, me ablandé

— Ahora voy a tener que estar encerrada aquí por tu culpa ¿lo sabías? —

Me miró extrañado, todavía seguía sin comprender mi situación — ¿hubieras preferido quedarte en el suelo convulsionando? — contestó sarcásticamente

Me quedé sin palabras y reflexioné en un mismo segundo, si no hubiera estado en mi casa ni si quiera estaría aquí. Miré hacia abajo, avergonzada, esperando a que se fuera

— Lo siento — me dijo con un tono culpable y un volumen bastante bajo. Me sentí mal, él no había hecho nada malo y yo le había hablado mal

El guardia salió del recinto y miró hacia los lados, buscándome para volverme a internar. Me localizó quieta, por lo tanto fue hacia mi despacio, con seguridad de que no me movería

— No — respondí a lo que dijo, me tomé un respiro y sonreí al chico ridículamente — gracias — miré un momento a sus ojos hermosos y profundos azules. El también se quedó sin palabras

Justo al decirlo, el guardia que tenía por orden encontrarme, vino con otro más. Este, muy serio y firme, me dio una breve indicación de que debía entrar — vamos — estos dos me agarraron de los dos brazos sin apretar demasiado y me llevaron al interior, dándome la vuelta, mirando hacia el recinto

El chico se quedó ahí parado, observando mi entrada al orfanato (centro de menores), pensativo y culpable

La Sombra Que Esconde El Árbol Donde viven las historias. Descúbrelo ahora