Capítulo 19 ~ Stand by me (quédate a mi lado) (pt.2)

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— Madre mía, que alivio, Jon — dije consolada ante su presencia

— ¿Grace? Pensaba que te habías ido — dijo Jon sorprendido y alegrado, dando unos pasos hacia mí, acercándose

— No, no, que va. Estoy esperando al autobús — encogida y con las manos en los bolsillos me acerqué un poco más a él

— ¿No tendría que haber venido ya?

— Pues parece que hoy va a tardar más

— ¿Quieres que te lleve? — señaló su coche negro

— Pensaba ir andando, pero si no te importa

— ... pero tendrás que acompañarme

— ¿Acompañarte? ¿A dónde?

— A ningún sitio interesante. Solo son recados — encendió y desbloqueó las puertas del coche con su mando

— Vamos Jon, dime a dónde, no querrás que piense que me vas a secuestrar — dije bromista mientras seguía a Jon hasta su coche y gentilmente, me abría la puerta del copiloto

— Lo has adivinado — dijo Jon siguiéndome la corriente mientras se montaba en el coche

Su forma de conducir me creaba la necesidad de observarle, de contemplar un movimiento tan simple como girar el volante, sujetar la palanca de cambio u ojear como miraba atentamente a la carretera

Apenas hubo palabras en el viaje, porque el silencio dominó la escena. Pero al mismo tiempo, ese silencio trajo expresiones cargadas de ellas.
Esa única vez que volteó hacia mí su cabeza y sus profundos ojos azules hicieron que mi cuerpo, instintivamente, hiciera girar mi cabeza hacia el lado contrario (la ventanilla del coche), incómoda e alterada. ¿Todavía no habíamos llegado?

El coche se dirigió hacia una zona vacía, un bosque oscuro con enormes pinos que solo dejaban ver el cielo frío y gris

— ¿No nos estamos alejando mucho? — pregunté confusa

— Te iba a llevar al centro, pero no querías más cámaras — dijo atento a la carretera. Yo dejé de preguntar, confié en él, suponiendo que esa tienda de recados estaría cerca

Jon se salió de la carretera para aparcar el coche en un pequeño terreno sobresaliente. Todo estaba lleno de nieve y rodeado de árboles. El chico de los profundos ojos azules dio la vuelta al coche y me abrió la puerta antes de que yo pudiese preguntar el qué hacíamos aquí. Un escalofrío recorrió todo mi cuerpo, de repente estaba helada

— Hemos llegado — dijo Jon acechado por una sonrisa. Vaho salió de nuestras bocas, aquí hacía menos temperatura

— ¿A hacer tus recados? — pregunté irónicamente

— Exactamente — me ofreció una mano para salir del coche y poder caminar entre la abundante nieve, a pesar de que no era tan necesario

Jon se dirigió hacia los altos pinos y yo me detuve en la nieve

— ¿A dónde vas?

— Si no te acercas no lo vas a averiguar — intrigada, le seguí — Ven, ¿lo ves?

— ¿El qué?

La Sombra Que Esconde El Árbol Donde viven las historias. Descúbrelo ahora