Capítulo 21 ~ Salida

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Gigi Miller

— Hola, Mamá — dije agotada, entrando por la puerta de mi casa, con una mochila llena de libros, que torturaba mi espalda

Mi madre estaba sentada en la isla de la cocina, que daba justo con la entrada. Se encontraba apoyada en su mano, se la notaba bastante estresada y pensativa

— Hola, hija — puso una voz seria, había mucha tensión en el ambiente, la pasaba algo.
La observé mientras que yo misma la formulaba una pregunta que nunca hice, pero con esa mirada de curiosidad que hice, mi madre ya sabía que yo intuía que estaba sucediendo algo - Grace ya no está en la casa - dijo frotándose la cara, desesperada

— ¿Dónde está, mamá? — dije enfurecida. Dejé la mochila en el suelo porque sabía que la conversación no iba a durar poco

— En las afueras, internada — contestó a mi pregunta, suspirando

— Te lo he dicho mil veces mamá, no podemos seguir así, teníamos que haberlo hecho desde el principio — la miré a los ojos, pero ella trataba de evitarme con la mirada bajada — tienes que asimilar lo de papá — contuve la tranquilidad por un momento, solo para hablar de este tema.
Mi padre era buena persona, pero mi madre seguía sin admitir que su marido y también mi padre, estaba bastante borracho ese día, lo que causó una catástrofe.

Mi madre flojeó y cambió la posición de sus manos para sentirse más segura, esta vez las entrelazó

— Vamos mamá, algún día iban a descubrir lo de Grace, que estaba sola en esa casa. Incluso ella misma se dejaría de medicar y lo sabría — dije sinceramente. Grace llevaba mucho tiempo en su antigua casa. Esta casa pasó a la herencia de mi madre, ya que, Grace seguía siendo menor de edad y la única hermana que tenía su madre era la mía

— Ya lo sé, Gigi — se tomó una bocanada de aire — pero también he pensado, que podríamos esperar a alguien a que la acogiera — dijo intentando remediar la situación

— ¿Quién? La gente adopta a bebés de meses o un año, y como mucho a niños de dos o tres. Mamá, Grace se va a tener que quedar allí hasta que tenga a un trabajo y pueda independizarse — estaba inquieta, mi madre creía que podría arreglar todo quitándose la carga de encima, pero no era así, como familia tendríamos que cargar con el peso, aunque fuese juntos

— Pues así se hará, no se diga más. Si alguien la quiere cuidar bien, y si no, se quedará como está y se acabó — la miré decepcionada e indignada, ¿como podía haber dicho eso?, era parte de nuestra familia

— ¿En serio, mamá? ¡¿No te sientes culpable?! ¿No se te oprime el pecho cuando piensas que podría haber sido culpa de esta familia todo lo que pasó? — mi madre se derrumbó, la empezaron a salir lágrimas en los ojos, sentí pena, pero continué hablando — ¿no te sentirías mal al no darte cuenta en unos cuantos años que estás sola, que te están pagando la luz y el agua para que te las apañes tu sola, mientras que la otra persona está observado todo lo mal que estás? — la miré casi sollozando, como ella hacía

— Lo siento, Gigi — empezó a llorar todavía más fuertemente. Di la vuelta a la isla de la cocina y se levantó para que la pudiera abrazar — lo que pasó fue culpa mía — me dijo arrepentida

— No, no lo fue ... pero esto podemos remediarlo — dije conteniéndome las lágrimas

— Si lo fue, Gigi. Yo bebí sin control y pero no me acuerdo si él me siguió la corriente — se equivocaba, ella solo se echaba la culpa para que la persona a la que más quería no tuviese que cargar esta en la tumba

— Mamá, no es así. No podemos pasar de todo, pero tampoco echarnos la culpa — me dejó de abrazar y me cogió con sus manos mi cara

— Hija mía, casi mueres por mi culpa — tuvo que pronunciar las palabras con el hilo de voz que le quedaba en su garganta. Este hizo que se la volviesen a saltar las lágrimas — ¡Qué hubiera hecho sin ti! — me volvió a abrazar como una madre lo hace. Yo me acurruqué en ella también, sintiendo el agradable calor que emprendía — me pensaré lo de Grace, te lo prometo, hija — asentí con la cabeza mientras que manteníamos el abrazo

* * *

Grace Keller

Una señora mayor abre la puerta de uno de los dormitorios y en busca de la chica castaña sentada en la litera de abajo, del lado izquierdo de la ventana a la que miraba. La chica estaba pensativa, dándole vueltas a todo, estaba pensando demasiado, como los demás creerían o como ella creía, estaba pensando demasiado poco

— Señorita Grace — una voz aguda y carrasposa salió de la señora — tienes visita, acompáñame — me hizo un gesto con la mano para que supiera por segunda vez, que viniese, que tenía que acompañarla. Me quedé sorprendida, ¿quién iría a visitarme?

Me llevó por los pasillos a una sala inmensa, con mesas sosas y redondas con números encima y sillas por todos los lados. Allí había más personas de mi orfanato sentadas, hablando con otras que parecían ser conocidas

La señora me indicó señalandome con el dedo, el número de la mesa al que debía ir y mirando hacia todos los lados lo encontré

De pronto, una chica se balanceó en mi, dándome un fuerte abrazo. No pude verla la cara, pero la reconocí nada más sentirla, Gigi siempre era reconocible. La echaba de menos, desde que entró en ese grupo del instituto (con vidas mucho más interesantes que la mía) no habíamos vuelto a hablar. Era agradable volver a estar con ella

Las dos nos sonreímos, contentas de nuestro reencuentro. No salió la conversación nada más dejar de abrazarnos, pero no importaba, Gigi era una de esas personas con las que podías estar sin hablar nada y no quedarte incomodo por saber quién sacará un tema de conversación

— ¿Qué tal estás, Grace? — me preguntó sentándose en una de las sillas que había junto a otras, que rodeaban la mesa

— Bien, un poco aburrida — nos reímos — y ¿tú? — apoyé mis brazos cruzados en la mesa

— Algo de lo mismo — parecía con ganas de decir algo, aunque lo trataba de disimular — pero, bueno, Grace... posiblemente saldrás de aquí pronto, pero todavía no te puedo dar por hecho nada — su mirada se quedó vacía

— Ah, ¡¿enserio?! — dije entusiasmada, ya que, repito, me había escapado sin mérito más veces — pero, ¿cómo va eso? es decir, ¿a qué te refieres con lo de sacarme de aquí? — no sabía que quería decir con eso. De todas formas, no me importaba de que iba la cosa si podía salir de aquí

La Sombra Que Esconde El Árbol Donde viven las historias. Descúbrelo ahora