Capítulo 1 ~ El funeral

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Jonathan Wade

Sentado en la cama, pensaba en todo lo sucedido

Todavía quedaban enigmas sobre lo que me importaba y lo que no, pero como hijo y sin dar importancia a todo lo demás, me impuse la obligación de asistir a sus funerales, que darían lugar el mismo día

¿Y si no sería capaz de verles enterrados en un simple ataúd?

Eso daba igual, tenía que ir, estaba decidido pasase lo que pasase

Pensé en comprarle unas rosas, pero no podía dejar huella de mí en la tumba, porque no habían formado parte de mi vida, porque prácticamente no existieron para mí. Pero seguían siendo mis padres, mis progenitores

       * * *

Solo estaba yo en el entierro, nadie se había acordado de ellos o nadie había podido ir a despedirse. Solo estaba informado de que el trabajo de mi padre estaba a miles de kilómetros y suponía que sus amigos y compañeros no podían viajar hacia su ciudad de origen.
Los amigos de mi madre, con los que ella salía a beber, no vendrían, porque solo estaban para eso, beber.
Por último, no sabía que andaría haciendo mi familia, ya que no recuerdo haberles visto en toda mi vida

Sabía que mis padres querrían que les enterrase juntos, no como a otra gente, en un jarrón. Así que fui al cementerio de las afueras de la ciudad, un lugar rodeado de árboles en contacto con la carretera, mayormente liso y verde. Estaba prácticamente vacío, alguna que otra persona iba a visitar a sus fallecidos

El chófer trajo el ataúd al cementerio de las afueras de la ciudad en un coche fúnebre

El cura dicta unas palabras y los sepultureros entierran con poco cuidado el ataúd doble

Cierro los ojos y respiro hondo, el cura ni los sepultureros están aquí. Todos se habían marchado, el cementerio estaba vacío, al igual que como me sentía en ese instante, casi perdido

Me coloqué delante de la tumba y quedé observándola en silencio, con las manos en los bolsillos de mi pantalón negro y concentrado en mi respiración, viendo cómo cada vez estaba más solo

Recordé que había quedado en salir con Grace esta tarde, pero sabía que no sería capaz y no quería decirla que estaba aquí, porque no quería preocuparla

Saqué mi móvil y escribí un mensaje a Grace, la única a quien tenía y quería en mi vida, que decía:

Yo:

Hoy no me esperes, lo siento por no poder cumplir lo que te dije

Después, volví a cerrar los ojos, para no tener que centrarme en lo que tenía delante de mí y a la vez, intentar recordar algo bueno de mi vida con ellos

      * * *

Un señor bastante mayor que se apoyaba de un bastón se acercó a ver la nueva tumba. Me dio una pequeña palmada en la espalda y abrí los ojos, extrañado. Vi su ropa oscura, nueva pero de un estilo antiguo, su reloj de bolsillo y sus gafas rectangulares

— Lo siento mucho, chico — dijo compasivo, con una voz ronca y culta. Giré mi cabeza, algo alelado

— No hace falta que lo sientas, no es importante — le dije sincero

— Chico, faltas a la verdad a cada dos por tres — quede impactado, ¿por qué me decía esto? — ¿No has oído el refrán de... " Dios aprieta pero no ahoga?

— Creo que no, ¿qué dice?

— Verás... la vida es puro misterio. En unas ocasiones se vive como el individuo quiere y en otras... pues es dura, para que engañar, pero con voluntad siempre se es capaz de seguir a delante

La Sombra Que Esconde El Árbol Donde viven las historias. Descúbrelo ahora