Capítulo 13 ~ El juego de bolas numeradas (parte 3)

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— ¿Todavía sigues pensando que es mejor sentarse y tomarse un café que jugar al billar? — dije a Grace sorprendido, saboreando cada palabra, haciéndola más duradera, lo contrario de leer un diccionario

— Hay que reconocerlo, el café es otro nivel, no lo compares con el juego ese que te deja la espalda hecha polvo — apoyó sus dos manos entrelazadas sobre la mesa

Grace y yo estábamos sentados en los sillones rojos y acolchados de las mesas del fondo del casino, inclinados lo máximo posible el uno frente al otro. Hablando de cualquier cosa a las tantas de la madrugada. Riéndonos como niños pequeños

A pesar de la hora que era, había la misma cantidad de gente. Seguían aquí miles y miles de personas  

— No me puedo creer que digas eso, el café... — añadí sin poder acabar la frase

Un hombre muy masculino de pelo azabache y ojos verdes/azules interrumpió nuestra conversación. Ethan estaba aquí presente, con un grupo de amigos, a los que más tarde reconocí. Este se sentó a mi lado bruscamente, empujándome hacia la derecha para hacerse sitio. Jason, que se reía con Ethan, se sentó al lado de Grace, que se quedó inmóvil

Dos chicas de pelo rubio claro con minifaldas se sentaron a los lados de Jasón y Ethan. Seguidamente, la rubia que estaba al lado de Ethan se colocó encima suya, dándome a entender que eran una pareja

— ¡Qué pasa, enano! — dijo Ethan, tocándome el cuero cabelludo. Sentía vergüenza y humillación, y no ante ellos, ante Grace, que se encogió cuando Jasón se sentó a su lado

— A ti no te gustaban los casinos, Jason — dije a este mismo, que estaba en la mesa del frente mía

— Los casinos no... — vi como de repente le dio un subidón — pero las chicas que hay aquí... — dijo riéndose a carcajadas con Ethan. Las otras dos chicas se reían en cada frase que estos decían, para hacerles compañía. Se notaba la falsedad de sus carcajadas

— Chócala tío — dijo Ethan mientras chocaba las palmas de la manos con Jason, que soltaba enormes carcajadas con este. Notaba la incomodidad que sentía Grace, como si no perteneciera a ese lugar, como si se sintiera apartada, veía como se pegaba a la esquina del sofá

— Jason, Ethan, hay unos asientos libres por ahí — dije con un tono amenazador, pero sin sonar demasiado grosero, tal vez, un poco desesperado

— ¿No quieres estar con tus amigos? — dijo Ethan irónicamente, volviéndose a reír con Jasón — no querrás que esa niña de ahí piense eso, ¿no? - dijo refiriéndose a Grace

— Que ligón el pequeño Jon, ¿ya te has echado novia? Que rápido eres, enano — para rematar la incómoda situación, añadió Jasón:

— No, no, ¿qué tal tus padres? ¿ya los han encontrado por ahí... muertos? — Lo anterior a esto me encendió, pero esto último lo remató todo. Kate... ¿por qué se lo había contado a ellos? Grace y ella eran las únicas que se suponían que lo sabían. Hace poco me suplicó Kate para que le contase la verdad y se la contaba a los demás, para seguramente, dar tema de conversación

— Nos vamos — dije en alto, dirigiéndome a Grace. Salí del asiento por el lado derecho, por el lado en el que estaba Grace, por el único por el que pude salir sin pasar por Ethan. Grace se levantó y agarre su brazo sin presionar demasiado para no hacerla daño e intenté salir lo antes posible con ella sujeta

— ¿A dónde vas... — dijo Ethan. Subió la voz en lo siguiente que pronunció, para que en unos segundos, estuviese todo destrozado, estropeado, para que todos se enterasen — ... Jonathan Wade? — mi nombre retumbó en todo el casino. Me paralicé con Grace a mi lado. De repente todo el casino se giró hacia mí. Abundaba un silencio inmenso. Ethan y Jason se reían por lo bajo, aún sentados en la mesa con las chicas. Todo el mundo me miraba con asombro, habían descubierto que estaba aquí

Y todo empezó con esa persona, esa jodida persona que exclamó — ¡Jonathan Wade! ¡Está aquí! — y prácticamente todo el casino se alborotó, se escandalizó.

Agarre a Grace de la mano y caminé hacia la salida lo más rápido que pude, intentando salir entre la gente que me aplastaba y no me dejaba ni si quiera respirar. Empezaron a tocarme, a echarme fotos, a grabarme. Y aunque me sentaba mal que me fotografiasen sin permiso, me sentaría peor ver la cara de Grace en los periódicos, asustada, paralizada, agobiada con tanto escándalo, tanta gente...

Logramos llegar al principio del casino y salimos corriendo hacia el parking, hacia el coche que nos esperaba en este, cuando Grace soltó mi mano y se paró antes de llegar a la plaza del coche

— ¿Qué ha pasado, Jon? — dijo Grace confundida y preocupada

— No lo sé, Grace... — dije intentando marcharme de ese lugar lo antes posible — tenemos que irnos

— Creo que merezco una explicación — exigió — no me voy a mover de aquí hasta...

— No deberían haber venido... y creía que la gente no me vería si... — la corté

— ¿Quiénes son los que se han sentado a nuestro lado? ¿Son amigos tuyos? — me cortó de nuevo. Estaba rara, era una mezcla de humillación e intimidación

— Que va, solo trabajan conmigo

— ¿Has visto cómo te tratan? — dijo en un tono culpable

— No te preocupes, me dan igual. A ti te tendría que importar más

— No, Jon, a mi solo me han faltado al respeto una vez, ¿pero a ti cuantas? ¿30? ¿50? ¿500 veces? Tienes que decirles algo, si sigues huyendo no te van a dejar en paz

— Vámonos, Grace — dije din pensar, serio. Aparté la mirada y me dirigí hacia el coche

— Eh — Grace me detuvo, agarrándome de la muñeca — mírame — me ordenó y me giró hacia ella. Sentí mucho no haberla contestado, pero no pude ni si quiera mirarla de la vergüenza que abundaba en mí. Por lo tanto, tuve que mirar al suelo (aunque en realidad no miraba a nada) y cerrar los ojos — Jon, escúchame, mírame — me ordenó de nuevo, poniendo su mano en mi mejilla, acariciándome suavemente con sus manos delicadas. Salió un suspiro de mi boca, su piel rozando la mía me calmaba y a la vez me agitaba. También notaba el jadeo de Grace

Ahora volvía a salir en los periódicos, ¿que dirían ahora? ¿El famoso y pequeño Jonathan Wade sale humillado del casino? ¿Jony ofendido?
¿Y que dirían de la chica a la que Jonathan Wade había agarrado la mano al salir? No quería estropear su reputación, no quería someterla a tanta presión. Si la veían conmigo no la dejarían en paz durante toda su vida. ¿Qué había hecho? Había arruinado yo solito su futuro, el futuro de la chica que tenía a unos pocos centímetros

Un nudo se formó en mi garganta, impidiendo pronunciar todas las palabras existentes menos un — lo siento — dije a Grace, avergonzado. Miré a sus ojos color café, que me proporcionaban cobijo, ayuda

Y el cuerpo de Grace se lanzó al mío, proporcionándome calor, seguridad, dando lugar a un abrazo, el más bonito de todos, el más especial, del que no me quería retirar.

Grace apoyó su cabeza en mi pecho y subió sus manos a mi cuello, después, las apoyó en mis hombros. Era tan agradable tenerla junto a mi..., sintiéndola como nunca he sentido a nadie.

Yo no lo dudé, apoyé mi cabeza agachada en su hombro, dejándola descansar. Mis labios y nariz hacían contacto con su hombro acolchado por su abrigo, enterrándose en él y bajé mis manos hacia su cintura, cerrando los ojos. Me sentí alejado de la realidad, como si por fin no existiera para nadie, excepto para ella. Había conseguido algo que no sabía que necesitaba, un abrazo suyo

No me importaba absolutamente lo que ocurriera fuera del acogedor abrazo, porque me sentía en el todo y la nada a la vez. La chica castaña me reconfortaba. Me sentía despreocupado, me olvidaba de todos mis problemas. ¿Eso era algo bueno o malo? ¿Cómo podría distinguirlo? ¿Debería combatirlos o dejarlos olvidar?

Y así nos quedamos, pegados como lapas en el parking del casino. Ni si quiera sé si había gente al rededor nuestra interrumpiendo nuestro momento, echándonos fotos e incluso grabándonos, porque solo me centré en la chica que se daba la vuelta cada vez que se sonrojaba

La Sombra Que Esconde El Árbol Donde viven las historias. Descúbrelo ahora