Grace Keller" La nueva pareja de Jonathan Wade "
"¿El famoso actor, Jonathan, con una chica?"
"¿Jonathan Wade tiene novia?"
"Una chica más en la lista de parejas de Jonathan Wade"
Esos eran cuatro titulares de las miles de noticias que hablaban sobre este mismo tema, y lo peor de todo, es que todos tenían una foto diferente de nosotros; en el casino sentados, saliendo de este y abrazándonos. ¿Y si no debería haberme acercado a él? ¿Por qué no lo he previsto antes? Madre mía, me llegaban miles de mensajes a mi teléfono. No podía ni si quiera dormir
Los últimos días que fui al instituto no me entretuve. Ni pensé en dar la vuelta al instituto y así entrar en el campo en el que siempre estaba Jon, prefería no acercarme, aunque en realidad, una parte de mí quería. También, había recibido un montón de mensajes de su parte; quieres ir a no sé dónde, quieres que te recoja en..., quieres acompañarme a... Pero no quería llevar más a fondo lo nuestro para que no surgiera esto mismo (más fotos y artículos en internet), así que le contesté a todos con una respuesta corta y sencilla "no puedo"
Me empecé a vestir lo más rápido que pude para dirigirme al instituto. Volvía a tener clases como ayer, y antes de ayer, y al otro anterior...
— ¡Gigi, Grace! — dijo en voz alta tía Miller — ¡vais a llegar tarde! Y tú, Carl ¿dónde estás? — se la notaba bastante enfadada. Esperaba que al volver a casa, tía Miller no nos echara la charla de siempre, eran larguísimas y aburridas. Cada vez la sentía más como a una madre, aunque en realidad fuese mi tía (igualmente sigue siendo mi familia de sangre)
— Joder, mamá, que ya voy — dijo Carl enfurecido, en un volumen bastante alto. Intuía el por qué de su enfadado, ya que ayer escuché que tía Miller no le dejó salir un día de diario con sus amigos a emborracharse
— ¡Ya voy! — respondí también en voz alta para que me escuchase con claridad, ya que ella estaba en el piso principal y yo en el segundo. Acabé de colocarme los zapatos lo rápido que conseguí, tenía muchas prisas, no llegaría a tiempo si no salía ya de la casa de tía Miller
— Voy mamá — contestó Gigi perezosa, estaba en el mismo piso que tía Miller, ya vestida, toda preparada
— ¡No me basta con un "voy"! ¡Venid ya mismo! —dijo tía Miller furiosa mientras que yo bajaba las escaleras con una chaqueta a medio poner. Cuando llegué al último escalón (que daba contacto con la puerta principal) vi a tía Miller apoyada en la puerta. También pude observar todo lo oculto e invisible que no sabía que me esperaba fuera, estuviera abierta o cerrada la puerta, todo lo que me empezó a asustar hace unos días
No podía ser... otra vez no... parecía que todos mis días se basaban en la misma historia. Todavía no había abierto la puerta y ya estaba aterrorizada completamente. Si antes era lo peor ir al instituto, ahora era más que un infierno. Esperaba que no ocurriese lo que estaba pensando desde que me había despertado, pero no me hice muchas ilusiones, no quería defraudarme después
— Que is vaya bien... — dijo con un tono de madre cariñosa, algo raro, porque hace unos segundos estaba enfadada — seguramente sea algo sobre James — continuó tía Miller mirándome desde el primer piso. Su teléfono estaba vibrando, tenía una llamada entrante. Mi tía se alejó de la puerta y se dirigió al salón para contestar a la llamada
Bajé corriendo el último escalón con mi mochila del instituto y observé atentamente por la mirilla el exterior, la calle. Gigi vino desde el salón a ver que estaba pasando, el por qué no salía a fuera
— ¿Otra vez, Grace? — me preguntó Gigi. Yo deslicé mi espalda por la puerta hacia abajo hasta lograr sentarme en el suelo, dejando mi mochila en esta
— Si, Gigi. Otra vez — dije desesperada, agarrándome la cabeza, sin saber que podía hacer —no hace falta que salgas junto a mi como ayer, ve tu sola a clases
— No creo que hoy vuelvan, anda, sal ya
— ¿Y si están ahí?
— Pues no lo vas a saber hasta que entres a internet, pero venga, que no vamos a llegar — me ofreció una mano para levantarme y la acepté
— No sé, Gigi...
— Que pesada eres a veces, Grace — Gigi abrió la puerta e intentó demostrarme que no había ningún paparazzi preparado para hacerme fotos como los anteriores días. Gigi volvió al interior de la casa, quedándose detrás de mí e animándome a que saliera yo primera, para enfrentar ese miedo que tenía desde hacía unos días
Abrí la puerta del todo y procedí a salir al porche. Miré a los lados, no vi nada, pero por si acaso caminé cabizbaja hacia el coche que nos llevaría hasta el instituto. Carl ya estaba dentro de él esperándonos con muchas prisas
* * *
Los últimos días al llegar al instituto con Gigi, todos los demás estudiantes con los que no había interactuado en mi vida me miraban por los pasillos. Aunque estaba incómoda y me sentía descomunalmente pequeña, me alegré al recordar que en el centro escolar no se podía grabar ni tomar fotos, por lo que, una preocupación menos
Al salir de clases, se volvía a formar un silencio en los pasillos. Volvía a recibir miles de ojos observándome por parte de los estudiantes. Volvía a reprimirme y a sentirme atacada con esas miradas, como si fueran flechas que se clavaban en mi al instante, provocándome una herida profunda y rápida, pero duradera. Estaba demasiado acostumbrada a ser invisible, al menos para todos, excepto para Gigi
Cada vez que recibía estas miradas, impulsos de arrascarme la piel venían a mí cuerpo y mente. Sentía un tremendo escozor. Estas también me provocaban agobio, hiperventilación, temblores, escalofríos, heridas en las manos, y todo causado por el estrés
¿Se puede temer algo y desear algo al mismo tiempo? Había descubierto que en realidad, si se podía. Estaba deseando que dieran por terminadas las clases para poder llegar a casa y comprobar que nadie me había fotografiado o grabado al salir de la casa de Tía Miller
Pero también temía que al llegar a esta misma, encontrara artículos, vídeos o fotos mías en internet, toda desarreglada, sería y cabizbaja
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La Sombra Que Esconde El Árbol
RomanceUna novela en la que dos personas pueden poseer el todo y a la vez la nada Para ellos son dos seres que se recomponen del peso de la vida cotidiana lo mejor que pueden, aún estén pasando por la posible peor época de su existencia Para ellos no es...