Capitulo 3

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Ahora nos encontrábamos a fuera del gran comedor, esperando a que Dumbledore diera por terminado su discurso aburrido para poder entrar.

Tom: ¿Encerio ése viejo no se sabe otro discurso? —se quejó por sexta vez—

Elizabeth: Es Dumbledore, ¿Qué esperabas? —le respondi de mala gana—

Mattheo: De verdad que ése viejo es imbécil por mandarnos ésas cartas.

Carcajeé, ganándome que me vean como una loca.

Elizabeth: ¿Enserio creés que es imbécil? Nos mandó ésas cartas porque nos quiere serca para vigilarnos, es obvio qué el ministerio se lo pidió.

Mattheo: ¿Sabes? aveces odió qué seas tan inteligente. —sarcastico—

Elizabeth: Y yo qué seas tan sarcástico en momentos serios. —dije entré dientes—

Tom: ¿Sé podrían callar? Parecen niños.

Mattheo: ¿Te creés mucho por ser el hermano mayor Marvolo?

Elizabeth: Sólo es mayor por 5 minutos, no es la gran cosa. —me burlé, dedicándole una sonrisa de lado—

Tom: Almenos no soy un imbécil que pelea por cualquier insignificancia.

Elizabeth: Eso no decías cuándo éramos niños y nos peleabamos por una caja de chocolates.

Mattheo: Y lo curioso es que cada uno tenía su propia caja —no pude evitarlo y me reí, siendo seguida por Mattheo mientras que Tom nos veia con disgusto—

Elizabeth: Siempre tuvimos peleas por cualquier tontería.

Tom: Sólo éramos niños Elizabeth, niños inocentes.

Elizabeth: Inocentes.. —repeti y reí con amargura— Nunca fuimos Inocentes Tom.

Mattheo: No pudimos tener una infancia normal.

Elizabeth: ¿Los Riddle's cuándo han tenido una vida normal? —Prendi un cigarrillo y a los pocos segúndos la voz de Dumbledore se volvió a hacer presenté—

Dumbledore: Esté año recibiremos a tres nuevos alumnos que entrarán a cuarto año, ¡Démosle una bienvenida a los trillizos Riddle! —grito haciendo que las puertas del gran comedor se abran y todas las miradas se posen en nosotros—

Mattheo: Y ésa es nuestra entrada.

Nos miramos entre sí con una sonrisa de malicia entramos al gran comedor.

Tom: Pero antes vas a tirar esto —me arrebató el cigarrillo de las manos, tirándolo al suelo y apagándolo de un pisotón— Debes tener un margen de las reglas.

Solo le pude fruncir los labios con un disgusto tan amargo que lo pude sentir en la lengua. Se podían escuchar perfectamente los murmullos de la gente, quejándose y preguntando el por qué de nuestra llegada, ignoramos cada murmullo y seguimos caminando hastá llegar con Dumbledore, pero mi mirada se fijó en Griffyndor, buscando con la mirada a el chico castaño con anteojos y una curiosa cicatriz en forma de rayó.

Harry: ¿Quiénes son ellos? —le pregunto a sus amigos con curiosidad—

Ron: Son los hijos de ya sabés quién. —le susurró—

Hermione: Traten de evitarlos, es muy sospechoso que vengan aquí a hogwarts en cuarto año. —advirtio—

Ginny: ¿Y por qué es sospechoso? Yo no veo nada de raro.

Hermione: Tuvieron la oportunidad de entrar desde primero y no lo hicieron, éstoy segura dé que no tienen buenas intenciones.

Harry: ¿Cómo se llama la chica?

 𝐋𝐀 𝐕𝐄𝐑𝐃𝐀𝐃  𝐐𝐔𝐄  𝐍𝐀𝐃𝐈𝐄  𝐂𝐔𝐄𝐍𝐓𝐀 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora