𝐋𝐀 𝐕𝐄𝐑𝐃𝐀𝐃 𝐐𝐔𝐄 𝐍𝐀𝐃𝐈𝐄 𝐂𝐔𝐄𝐍𝐓𝐀

Capítulo 48

El entrenamiento que puso Mcgonagall es más bien un circuito, que por cierto está lleno de lodo porque no ha parado de llover durante las tardes o en las noches. Antes de venir tuvimos una clase dé pociones, la mayoría de esa clase estamos aquí, dando inició al segundo día de esta clase, la profesora se llama Galatea Merrythought, es una de las nuevas maestras y no tiene ninguna expresión agradable..

Galatea: ¡Diez vueltas! —todos nos volteamos a ver y fruncimos los labios, ¿Enserio?— ¡Ahora!

Eran aproximadamente las dos de la tarde del día siguiente, ayer ya no pude ver a Nott ya que me quede dormida otra vez y me desperté en la madrugada pero volví a meterme a la cama.

Yo estaba un poco después de la mitad, así que los del principio comenzaron a avanzar, no quedando de otra que seguirlos. Él entrenamiento dé Quiddich había terminado así que ahora ya estaban aquí, siguiéndole el ejercicio después de terminar todos cansado y sudados de andar volando, pero ellos más que nadie estaban obligados a venir, los que ahorita están volando y entrenando sobre nosotros cuando terminen van a venir a hacer todo esto. Harry estaba a mi lado derecho formado, Blaise y Adrián a mi lado izquierdo y los demás no sé dónde estaban, los más seguro es que ni de broma van a venir a esta clase, ahora, a todos nos dieron un tipo uniforme y es obligatorio traerlo, son pantalones negros del material de los uniformes del ejército, una camiseta blanca que queda demasiado ajustada y una botas de agujeta ¿Aquí era el ejército acaso?

Diendo respingones y dándonos miradas entre nosotros comenzamos a trotar para aguantar las diez malditas vueltas, no son muchas, pero si para un campo de alrededor de más de doscientos metros.

La profesora nos gritaba y nos aplaudía para acelerar el paso y así lo hacíamos pero volvíamos a bajar el paso. Para nuestra suerte le hablaron a la profesora.

Vamos, el deporte nunca fue lo mío. Desde el principio sabía que me iba a llevar el lugar número uno en pésima condición.

Rendida, me paré en la octava vuelta jadeando y apoyándome sobre mis rodillas.

Blaise: ¡Vamos Eli! —oí que exclamó a unos metros de mi—

Elizabeth: ¡Ni de coña!

Blaise: ¡Solo quedan dos vueltas! —carcajeó el moreno— ¡Te esperó en la meta, claro, si no te tardas toda la semana!

Me limite a responderle con el dedo medio, primero besándolo y después mostrándolo, ganándome otra risa por su parte.

A mis espaldas se escuchó una risa familiar, era ronca como para ser de Pansy, que por cierto, ya no está con nosotros por problemas con sus padres, pero según tengo entendido regresa en estos días. Extraño a esa niña metida en un cuerpo de dieciocho.Voltee hacía la voz ronca, técnicamente estoy a un lado de las gradas.

Theodore: Se ve que te está gustando la nueva clase. —hablo primero, estaba sentado teniendo recargados sus brazos en sus rodillas—

Elizabeth: ¡Si, es genial dar vueltas bajo el sol y escuchar gritos acompañados de un ruidoso silbato! —le respondí con emoción y le di una sonrisa exagerada—

Borre la sonrísa para volver a mi semblante serio, me estire tomando una gran bocanada de aire. El castaño me hizo una seña para que subiera a las gradas con el. Mire hacia mi alrededor y no había nadie que no fueran maestros, pero aun así no me convencí de subir, por lo que él bajó, extendiéndome su mano con las esperanzas de que yo la tomara y subiera.

Y claramente, no lo hice. Rodó los ojos y dio un suspiro pesado antes de estirarse y con la mano que me extendió tomó mi brazo y tiro de él, cargándome con un maldito brazo mientras que con la mano que tenía libre se sostuvo con fuerza del barandal. Me cargo con tanta facilidad pasando su brazo por mi cintura para poder brincar, lo abracé por los hombros para sostenerme mejor y levante ambas piernas para que no se me atorara algo en el barandal.