Capituló 66

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Lo primero que siento al despertar es algo caliente, el contacto de piel contra mi brazo me toma por sorpresa, haciendo que abra los ojos de golpe y voltee.

Sus ojos cerrados, sus largas pestañas descansando sobre sus pómulos, su boca cerrada mientras respira lentamente por su nariz. Se ve tan delicada y frágil. Un nudo se atraviesa en mi garganta haciéndome imposible respirar. Me levanto de golpe de la cama, alejándome de ella, casi hiperventilandome.

Necesito salir de aquí.

¿En qué demonios estaba pensando ayer?

Recojo mi ropa del suelo, me pongo mis boxers y mi pantalón rápidamente.
Salgo de mi habitación con cuidado de no despertarla, no quiero enfrentarla, no puedo enfrentar sus expectativas y rompernos el corazón por las acciones dé ambos. No puedo hacerla llorar y verla correr de mí, no podría con el dolor en el pecho.

Entonces vuelve ahi dentro y despierta junto con ella idiota.

La voz de mi consciencia me reprocha, pero tampoco puedo hacer eso. No soy lo que ella espera, o lo que ella necesita.
No puedo jugar a tener una relación con ella cuando no me queda mucho tiempo para irme porque tarde o temprano le dire la verdad.

¿Por qué sigo atrayéndola a mí? Porque querías despedirte de ella sutilmente

¿Por qué no puedo dejarla ir? Porqué la amas y te da miedo todo lo que causa.

Soy un maldito egoísta, la quiero tener siempre siendo que ya nunca estaré para ella, porque el solo hecho de imaginarla con alguien más me hace hervir mí sangre. No puedo estar con ella pero tampoco dejo que este con nadie más.
Baje las escaleras corriendo tratando de no arrepentirme.

Corre, como el egoista cobarde que eres y hazle lo mismo que le haces a las que traes aquí.

Estoy a punto de tomar el pomo de la puerta cuando escucho a alguien
aclararse la garganta. Me giro para ver a mi padre con una taza de café en mano, con ropa deportiva, debe venir de su rutina matutina de ejercicios.

Barclay: ¿A dónde vas con ese pantalón y sin camisa?

Y es entonces cuando caigo en cuenta que solo traigo puesto el pantalón de ayer, siquiera tengo zapatos.

Theodore: A ninguna parte. —digo rápidamente, soltando la manija de la puerta—

Soltó una risa de satisfacción retorcida.

Barclay: Te dije que era igual a todas, la ibas a meter a tu cama e ibas a huir como siempre.

Mi mirada se entristeció al recordar cada escena que siempre hacía al traer a una chica para luego desaparecer en la mañana sin alguna explicación porque ya me había dado lo que quería y no toleraba que hiciera su drama de que me quería.

Theodore: Solo quiero ir a correr.

Barclay: No, acepta que sólo querías eso hijo. —me dio una mirada tan incrédula—

No se porque no me moleste en negarlo si no era así como él decía. Mi padre sabe absolutamente todo lo que pasa conmigo a diferencia de mi madre. No le dije nada, el solo sonrío y llamo a un elfo.

Barclay: Tráiganle una camisa y unos zapatos —ordeno y el pequeño  desapareció en las escaleras— Te haré el favor una ves más, vete ahora.

Subió las escaleras sin esperar mi respuesta.

Theodore: ¿Que vas a hacer? —grite haciendo que él se gire a verme con una sonrisa—

Barclay: Librarte del problema.

 𝐋𝐀 𝐕𝐄𝐑𝐃𝐀𝐃  𝐐𝐔𝐄  𝐍𝐀𝐃𝐈𝐄  𝐂𝐔𝐄𝐍𝐓𝐀 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora