Capítulo 52

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Habíamos llegado hace unas horas a casa. Me sorprendió que al llegar papá y mamá ya estaban esperándonos en la mesa con un pedazo de tarta.

Voldemort: Terminen y vayan a quitarse el uniforme, vamos ir a cenar con los Nott. —rompió el silencio y nos vimos entre sí—

Papá estaba en la cabecera de la mesa, a su lado izquierdo estaba Tom y Mattheo y yo estaba enfrente de ellos con mamá.

Elizabeth: ¿A que vamos a ir? —no quiero ir, es soportar una vez más a Theo—

Voldemort: Con mí regresó al ministerio —dejó a un lado la libreta donde estaba escribiendo y se quitó los lentes— tengo que arreglar unos asuntos con su padre.

Tom: ¿Por qué la pregunta hermanita? —preguntó con burla— Creí que te gustaría pasar más tiempo con tu novio.

Relamí mí labios, sin quitarle la vista y sin mencionar nada. Ahora él se amargó.

—Tom —despegó mi vista para verla a ella— si lo es o no, ese no es tu asunto.

Tom: De hecho si lo es mamá —volvió a mirarme— después se la pasa llorando.

Seguí callada, viéndolo con mi expresión fría y mordiéndome el interior de las mejillas, me va a sacar de quicios y eso no es bueno, porque si uno lo hace el otro también.

Mattheo: Tom. —quiso intervenir—

Elizabeth: ¿Sabes? me alegra saber que no somos trillizos, así tengo menos conexión con tu estupida mentalidad podrida. —farfulle sonriéndole con burla—

Tom: Me arrepintiendo de todas las veces que te salve la vida, debí dejarte que te desangras esa noche que el mueble calló sobre ti.

Mattheo: Ya fue suficiente Tom.

Elizabeth: Me hubieras hecho un gran favor, así no seguiría viendo tu cara insoportable.

—Paren, los dos. —levantó el tono—

Tom: Draco hizo bien en dejarte así, a ver si aprendes a dejar de confiar en palabras y promesas estupidas.

Eso fue letal, me llegó en el pecho como una daga. Mi expresión se relajó y la de él también, me había dado justo en la herida y lo sintió, la punzada en mi pecho regresó.

Voldemort: ¡Ya fue suficiente! —golpeó la mesa y nos vió a cada uno— ¡Se callan los dos!

Ambos bajamos las miradas y jugamos con nuestros dedos sobre la mesa.

Voldemort: Tu Elizabeth, te callas porque es tu hermano y deben de tener admiración uno sobre otro ¡Y mírame cuando te este hablando! —le di la mirada y estaba furioso, si, nuestras peleas siempre hacen que el también salga de sus casillas— ¡Y tú Thomas! —levantó igual la cabeza— No tienes porqué meterte en la vida de tu hermana, y mucho menos decir que té arrepientes de salvarle la vida ¿Ya no recuerdas que hiciste cuando se fue por un año? Llorabas día y noche, no estabas feliz con su partida.

—Tienen que aprender a quererse Tom.

Mamá apenas habla, pero es por qué para regañarnos papá tiene más carácter y le tenemos algo de miedo cuando grita.

Elizabeth: Ya lo habíamos hecho —hable, captando su atención— Se volvió a amargar desde lo dé Draco.

Tom: ¡Es porque se ganó mi cariño aunque no lo notaran! —explotó— ¡Su traición me dolió porque tenía nuestra confianza y no le importo traicionarla así, dejándote hecha una mierda!

Se levantó de la mesa cabreado y pude ver dé reojo a papá que se apretaba el huesillo de la nariz, cerrando los ojos y contener la poca paciencia que le quedaba.

 𝐋𝐀 𝐕𝐄𝐑𝐃𝐀𝐃  𝐐𝐔𝐄  𝐍𝐀𝐃𝐈𝐄  𝐂𝐔𝐄𝐍𝐓𝐀 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora