Capítulo 71 - Final 3

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Han pasado máximo tres horas, ya casi llega el comisario de aurores, eso significa que pronto veré a aquella chica que me ha robado el sueño por muchos años. Muchos me dijeron que esto ya era una obsesión, pero no es así, tal vez no saben el dolor tan fuerte que siente una persona al perder al amor de su vida, por eso no comprenden el hueco que yo he tenido en el pecho. Yo tampoco conocía este dolor, hasta que llegó alguien a mi vida para comprenderlo.

No conocía el dolor. No hasta esa mañana tan deprimente que arrugó mi corazón.

Sus palabras corrían como dagas sobre mi piel, su voz como lágrimas sobre mi mejilla. A medida que le escuchaba me apaga un poco más, me desvanecía, se sentía como si tomará cada extremo de mi corazón y solo tirara de el. No encontraba como sentirme, no podía describir un sentimiento, porque simplemente no estaba sintiendo, solo escuchaba sus palabras resonando en mi cabeza.

Me soltó.

Como todos, como nadie. Solo dejó que me cayera en medio de los pedazos rotos de mi corazón, solo dejó que me golpeara fuerte. Cómo le explico a mi corazón que ella ya nunca lo volvió sostener. ¿Cómo recojo sus piezas sin que falte una? ¿Cómo hago que sane?

Consumido por un dolor profundo me encuentro buscando respuestas, tratando de saber cómo llegamos a este punto.

Tratando de entender cuando elegimos dejarnos ir.

Alguien llamó a la puerta, en verdad no tengo ni el más mínimo interés en ver a alguien en este momento, vi la puerta como si no estuvieran llamando detrás de ella y me di la vuelta levantándome de mi asiento, dando la espalda mientras tenia calentando mis manos en los bolsillos de mi pantalón.

Al final se cansaron de tocar y no recibír mi respuesta de que sugiera, abrieron la puerta y alguien ahí se aclaró la garganta para tratar de llamar mi atención.

Jacob: Señor, el Comisario de Aurores está aquí. —anunció—

Se escuchó como unos zapatos caminaron unos dos pasos entrando recién a la oficina.

Elizabeth: Es un gusto. —agregó, tratando de seguir buscando una respuesta—

Dicho eso, mi ayudante se retiró, dejándonos solos para este momento.

Algo en mi se encogió, esa pieza que tanta falta me había hecho todo este tiempo regreso al escuchar esa voz que no había cambiado desde la ultima vez que la escuché. Pude sentir que sin la necesidad de hablar la voz se me fue y en su lugar dejó un nudo que no podía pasar, dolía mucho tenerlo en la garganta.

Tome valor desde lo más profundo de mi y me giré, dejando que viera mi rostro. En seguida cambio el suyo a uno que no tenía palabras, desde donde estoy pude sentir como su respiración se agitaba cada vez más fuerte y su piel se erizaba.

Sus labios apenas pudieron entreabrirse y formular la palabra que quería decir.

Elizabeth: Nott.. —hizo su mejor intento de sonreír pero fue una mueca muy triste y forzada—

Theodore: Que gusto verte de nuevo. —no era necesario decirlo yo mismo, mi voz sonaba con toda la sinceridad—

Elizabeth: Si, cuanto tiempo. —aclaro su garganta carraspeando, intentando que la voz no se le fuera y liberando tensión de su cuerpo— Entonces ¿Cual era la urgencia que tenía que atender personalmente?

Auch.

Dolió que fuera directo a lo que venía y no preguntara más, pero tengo un pretexto para que esto se alargue.

Theodore: Sobre eso.. —me acomode el saco estirándolo de la parte de las mangas, cheque rápido la hora en mí reloj para volverme a dirigir a ella— ya es la hora de mi salida, así que te invito a tomar un cafe para seguir con esta conversación, claro, si es que no lo tomas personal, sólo son cosas de trabajo.

 𝐋𝐀 𝐕𝐄𝐑𝐃𝐀𝐃  𝐐𝐔𝐄  𝐍𝐀𝐃𝐈𝐄  𝐂𝐔𝐄𝐍𝐓𝐀 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora