Capituló 45

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Después de varias horas llegué a la sala común, era tarde pero todos estaban ahí, platicando y riendo. Cuando entre no vi a nadie, pero si sentí sus miradas, y en especial la de Nott.

Blaise: ¿Donde estuviste? Vienes empapada.

Lo mire sin ganas y con la mismas ganas le respondí.

Elizabeth: Estaba caminando, despejando la mente.

Adrián: ¿Y por eso traes los ojos rojos he hinchados?

Elizabeth: El agua. —me encogí de hombros y seguí mi camino—

TOM

Me acerqué a Nott para susúrrale en el oído.

Tom: A eso me refería cuando quería que te alejaras de ella, no quiero que esas lagrimas vayan en tu nombre.

Theodore: Pero si en las de Draco. —respondió jacoso y dio una calada al cigarro que tenía en una mano y después le dio un trago al vaso que tenía en la otra—

Blaise: ¿Tu sabes algo Theodore? —le preguntó con curiosidad—

Theodore: Nah —respondió seco— Si estábamos juntos, pero después se fue.

Draco: ¿No le abras hecho algo Nott? —hablo con un tono amenazante—

Este sonrió de lado y rodó los ojos.

Theodore: Deja de actuar como el ex celoso, tú mismo dijiste que ya no la querías. Ahora dedícate a cuidar a tu noviesieta, tal vez te la quiten como lo hicieron con Eli. —dio una calada su cigarrillo—

Él rubio se tensó, apretando su mandíbula y pasando saliva con dificulta.

Mattheo: ¿Tan pocos cojones tienes que dices tan tranquilo que no la quisiste después de enredarla y llevártela a la cama? —mordió el interior de sus mejillas—

Draco: Nunca hable ni hablaré mal de tu hermana Riddle.

Tom: Eres tan poco hombre que ya lo hiciste.

No dijo nada, sólo se quedó callado y desvió su mirada a otro lugar.

Blaise: Ahora entiendo por qué ninguno de sus amigos quieren que se relacionen con su hermana.

Mattheo: Es.. molesto tener que verles las caras después de que terminen, y se siente como traición que los aceptes como de la familia como para después cagarla así.

ELIZABETH

Vamos Eli.. no lo pienses más, ya tienes claro que vas a borrar y que no, ya estas aquí, ya hazlo..

¡Maldita subconsciente!

Estaba recargada en el lavabo del baño, tendría que verme para tener control de la varita sobré que quería borrar, aunque yo quisiera borrar todo y que mi memoria no tenga recuerdos que lastimen.

Aveces la peor traición es tu mismo cerebro, te recuerda cosas que duelen para que aprendas que en esta vida no se puede confiar en nadie, mucho menos en alguien que te dice palabras bonitas.

Cerré los ojos con fuerza y coloqué la varita al lado derecho de mi cara, estaba lista para olvidar.

Fueron pocos segundos los que cerré los ojos, algo pesado se abalanzó sobre mí y no me tiro, pero si me dobló, con un moviendo rápido me quito la varita y me abrazó siguiendo aún doblada. Me resbalé en sus brazos y me deje caer pero seguía sosteniéndome con fuerza, llorando en silencio, sin hacer ruido y sólo sintiendo mis lagrimas caer, no hace falta abrir mis ojos para saber quien es, no es el, sus brazos no se sienten así, y mis hermanos primero me hubieran gritado.

 𝐋𝐀 𝐕𝐄𝐑𝐃𝐀𝐃  𝐐𝐔𝐄  𝐍𝐀𝐃𝐈𝐄  𝐂𝐔𝐄𝐍𝐓𝐀 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora