𝐋𝐀 𝐕𝐄𝐑𝐃𝐀𝐃 𝐐𝐔𝐄 𝐍𝐀𝐃𝐈𝐄 𝐂𝐔𝐄𝐍𝐓𝐀

Capítulo 43

Draco: Despreocúpate Riddle, ya hable con ella.

Tom: Y por eso te lo digo ¡No te quiero cerca de ella!

Draco: ¿Como esta?

Tom: ¿Te importa?

Draco: Fue especial para mí.

Tom: Si, tan especial que cancelaste la boda. —comenzó a aumentar su enojo—

Esto iba a terminar mal si Draco no se iba.

Draco: No es mi culpa que me haya gustado otra persona.

Tom: ¡Por dios Malfoy! ¡Dijiste que la amabas y le dijiste a mi padre que estaba en buenas manos!

Draco: Eli es mi alma gemela, pero no el amor de mi vida.

Tom: Deja de decir mas estupideces y lárgate.

Y así lo hizo, él rubio volvió a subir las escaleras y tomó camino a su habitación.

Tom espero a que se escuchara que azotaran una puerta para hablar.

Tom: ¡Y tú! —me apunto con un dedo— También aléjate de ella, somos amigos y no creas que no se como eres con las mujeres.

Theodore: Tranquilo Tom —levante las manos en rendición— si se diera una oportunidad no la desperdiciaría como Draco, pero prefiero que se quede con Scamander.

Tom: Conozco como eres, no te vas a rendir hasta que obtengas esa oportunidad.

Theodore: ¿Por quien me tomas Tom? —entre cerró los ojos, si, ya sabe cómo soy— No voy a insistir ¿Bien?

Cerró los ojos y dio un gran respiro, tratando de calmarse y también se fue, ya es tarde y mañana hay muchas cosas que hacer.

(...)

La alarma empezó a sonar, me levante aún con los ojos cerrados. Eran las ocho de la mañana, y como todos los días, a levantarse pa ir a desayunar y comenzar las aburridas clases. Recogí las botellas que estaban en la mesa de noche y una en el sillón de la ventana.

Lo olvidaba, la niña se emborrachó con unas botellas que había traído de su casa y ahora no soporta la resaca.

Cambié la pijama por él ordinario uniforme, lo único que cambié fueron los zapatos, reemplace los de escuela básicos por mocasines de agujeta, siguen siendo negros, así que no hay problema con alguna regla. Lave y seque mi cara de resaca, no me cabe en la cabeza como es que todas tienen la delicadeza de maquillarse ¡Me pesa la mano hacer todo eso! Y cuando si me tomo el tiempo me siento como payaso, es incómodo usar maquillaje. Normalmente llevo el pelo suelto así que lo ate a una coleta alta, dejándome dos mechones sueltos y mis benditos lentes no pueden faltar.

No puedo vivir sin esos pedazos de vidrios ¿Por qué? Porque estoy más ciega que Harry Potter, me saludas cuando me ves y pensaras que no te quiero hablar ¡Pero no! Es porque no traigo esto en los benditos ojos.

Tome la mochila que estaba en la silla del escritorio y salí tranquila, me duele la cabeza y no quiero que aumente.

Bajaba tan tranquila las escaleras, la sala común estaba silenciosa y eso me puso de mejor humor. Rebusque entre las repisas un libro que necesitaba y tanta felicidad era rara, uno grito hizo que me punzara más la cabeza.

Pansy: ¡Buenos días! —saludó alegremente y abrió sus brazos para abrazarme—

Elizabeth: Vuelves a gritar así y te lanzó lo que tenga a la mano. —fingí una sonrisa y guardé el libro en mi mochila—

Pansy: ¿Acaso es resaca? —se burló—
¿A que se debe eso?

Elizabeth: No te emociones, tiene nombre y apellido.