Capituló 49

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Después de la estupida clase donde Theodore fue a dirección y la profesora hizo de todo para humillarme, me fui directo a bañar y a cambiarme el uniforme de diario. Arremangue las mangas de la camisa y no me puse la túnica, estaba fresco pero me daba flojera ponerme esa enorme cosa que me llega hasta los tobillos, es de gran utilidad porque guardas cosas en las bolsas pero es molesto traerla puesta todo el día, ate mi cabello en un moño recogiendo todo el cabello y como de costumbre, dejando dos mechones sueltos.

Fui a buscar a Madame Pomfrey pero no estaba en la enfermería y me preocupaba que mi dolor de brazo cada vez aumentara más, pero si me lo hubiera quebrado claramente no lo habría podido mover en lo más mínimo, pero aún así el dolor es muy intenso.

Iba rumbo a Hufflepuf, Newt sabe mucho de plantas y aveces le ayuda a Pomfrey así que debe de saber algo que me ayude. Quedaban pocos pasillos para llegar pero alguien tiro de mi brazo malo he hizo que me quejara en voz alta.

Theodore: ¿Que pasa? —preguntó extrañado una vez que estábamos frente a frente—

Elizabeth: Nada. —cubrí mi brazo malo con el bueno, pegándolo a mi pecho— ¿Que paso con Mcgonagall? —cambié el tema—

Theodore: ¿Que te hizo? —insistió—

Elizabeth: No me hizo nada, fui yo que la cargue. —si, en cierta parte si fui yo, pero la profesora pudo aportar más que sólo sus críticas—

Theodore: Te caíste de las cuerdas ¿Cierto? —asentí con la cabeza dudando de mi respuesta y este solo cerró los ojos y apretó los labios dando un suspiro pesado— Si buscas a tu querido Newt, me temo que esta en clases de herbologia, así que ven, yo te voy a curar eso.

¿Debería de creerle? Vamos, el porque sabría que Newt no está en su sala común.

Porque no sabes qué castigo tiene, imbecil.

¡Claro! Olvidaba que tenía una subconsciencia que era demasiado sincera.

Lo seguí hasta su habitación, inconscientemente lo hice, me quedé parada justó detrás de la puerta que estaba cerrada a mis espaldas, él rebuscaba entre sus cajones abriendo uno y cerrando otro con brusquedad. Creo que consiguió todo lo que necesitaba porque me apunto con un dedo que me sentara en la orilla de la cama, y muy sumisamente camine pocos pasos y me senté como lo ordeno.

Puso en frente a mí la silla de su escritorio y él se sentó ahí, colocando las cosas en el suelo y el descansado sus brazos sobre su rodillas, ligeramente inclinado hacia a mi.

Theodore: Quítate la camisa —me tensé, y lo sintió porque bajo la mirada y se talló los ojos— Quiero decir.. ponte esto, es para poder hacer bien lo mio. —se explicó extendiéndome una de sus camisas para dormir—

Se levanto fingiendo que se metió al baño a buscar algo, es lógico que lo hizo para darme espacio. Me quite la camisa y la deje a un lado junto con la corbata y lentamente pase la camisa por mi brazo, apenas lo tocaba y dolía horrible.

THEODORE

La puerta del baño estaba entre abierta, eran las tres o cuatro de la tarde aproximadamente pero aquí esta obscuro ya que estamos en las mazmorras, no entra la luz del día en absoluto. Vi entré el poco espacio que había entre la puerta y el marco y la vi quitarse la camisa del uniforme para ponerla en la esquina de la cama y tomar la otra con la misma tranquilidad, su sostén era color nude y su piel era suave, y lo sé sin la maldita necesidad de tocarla.

Me quite con rapidez del pequeño hueco y me sostuve de espaldas en el lavabo, recargando mis brazos y dejando caer ligeramente mi cabeza hacía atrás.

 𝐋𝐀 𝐕𝐄𝐑𝐃𝐀𝐃  𝐐𝐔𝐄  𝐍𝐀𝐃𝐈𝐄  𝐂𝐔𝐄𝐍𝐓𝐀 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora