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Gotas de agua salada golpeaban su rostro y el olor a humo inundaba sus pulmones. Ese día solo empeoraba cada vez más, si bien había sido un martirio acompañar al alemán en todo el trayecto, no podía creer que tendría que presenciar su muerte. Rogaba internamente llegar a tiempo, el único inconveniente era que no recordaba en cuál de los dos buques se había subido el germano. Mordió su labio inferior inconscientemente, pues veía con horror como uno de los navíos se hundía poco a poco. 

- ¡No logramos abordar el MS Leipzig, señor! - Gritó uno de los marineros desde otras de las barcas poco después de que llegaran.

Se ha perdido la embarcación - Callao murmuró mientras miraba con pena la nave hundida. 

Él sintió una corriente eléctrica recorrer su cuerpo, pedía a Dios que la capital extrajera no estuviera en ese lugar - ¿Qué paso con el MS Monserrate? - le preguntó a su hermano con un ápice de esperanza. Callao lo ignoro para dirigirse hacia los humanos. Al parecer poco le importaba la seguridad del extranjero. Lima, los mataría, pensó con miedo.

- Hemos apagado el incendio y logramos evitar su hundimiento - informo un humano poco después de que terminara de hablar con su hermano. 

Su cuerpo pareció tranquilizarse ante la respuesta del hombre. Mientras que la cara del chalaco se iluminó como la de un niño en una dulcería - Llevamos hasta ahí - exigió.

- ¿Saben algo de Berlín? - preguntó al humano.

- No, señor Pasco - respondió inseguro - Pero esperamos que se encuentre en el buque rescatado - la esperanza de que no estuviera en lo profundo del mar inundo su corazón. Al llegar, pudo ver como diversos hombres estaban en la proa y bajaban a los heridos. Ellos subieron y vieron el desastre tras la humareda, él empezó a revisar a los humanos que aún se encontraban ahí, recorrió con la mirada a cada uno hasta que lo encontró. Sus ojos se encontraron, un par de hombres lo sostenían mientras intentaban llevarlo hacia una de las lanchas. Aún estaba consiente, pero tenía un par de quemaduras, pudo ver a simple vista. Camino hacia él mientras llamaba a un par de médicos. Se le acercó rápidamente y tomo sus rostro entre sus manos. Lo examino minuciosamente y cuando pudo estar seguro de que no tenia ninguna herida mortal pudo respirar tranquilo. Festejo internamente, Lima no lo mataría y de algún mano había hecho un buen trabajo. 

El germano sonrió de medio lago ante las acciones que estaba recibiendo del más pequeño - Estoy bien - logro decir, ya que aun tenia el ceño fruncido por la preocupación. ¿Realmente le importo? Se preguntó - Pasco - No pudo evitar llamarlo. Le gustaba la atención que estaba recibiendo. 

- Te llevaran a que te atiendan - Menciono, para poco después ordenar a los hombres que lo trasladaran a un centro de salud - No te preocupes pronto te recuperaras - intento animarlo. 

- No importaría quedarme si es contigo - Expreso mientras tomaba la mano del pasqueño. 

Sintió sus mejillas arder, pues no esperaba eso del germano. Intento responderle, pero escucho un grito - ¡Proclamo esta nave como parte de la flota de la armada marítima del Perú! - su hermano se había parado en lo alto del barco y estaba vociferando a todo pulmón - ¡Esta embarcación, ahora, es nuestra! - Decía mientras levantaba el puño. No podía creer lo que su hermano decía, su rostro se puso más rojo por la vergüenza. No podía reclamar algo que no era suyo, miro apenado al alemán - ¡Hermano! - Lo llamo, pero a este poco le importaba.

- ¿Qué? - le pregunto - Ellos intentaron hundirlo y nosotros lo salvamos, es justo quedárnoslo - le replicó. 

- No importa - hablo el europeo - Se pueden quedar con la nave - Pronuncio.

Secretos de un pasado tormentosoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora