🙞 𝒳𝐿𝐼𝐼𝐼 🙝

138 17 3
                                    

Ella abrió lentamente los ojos frotándolos perezosamente con los puños, el sol estaba en lo alto y entraba por la ventana. Se levantó con pesadez mientras buscaba con la mirada a Japón. Recorrió la habitación hasta toparse con un par de ojos rojos que la observaban seriamente. Imperio por fin había llegado, ella suspiró con cansancio y volvió a tumbarse en la cama - ¿Desde hace cuanto que nos conocemos? - pregunto al viento.

- Un poco más de setenta años - respondió.

- Setenta años, una vida humana - susurro. 

- Y en todos esos años, nunca había visto esa apariencia tuya - expreso.

Ella sonrió - No es común que tome esta forma - se excusó - Son pocos lo que saben, siéntete afortunado - bromeo. Este no respondió, ella volvió a suspirar, miraba el techo con fascinación por los adornos que tenia - ¿Cuanto teníamos en aquel entonces? - preguntó hacia la nada - Cuando firmamos el Tratado de Paz, Amistad, Comercio y Navegación - Dijo mientras volteaba para ver al nipón mayor. 

- Cincuenta y un años de tu independencia - contesto - Yo cinco después de la Restauración Meiji. 

- Entonces, Imperio Japones - lo llamo - ¿Somos amigos?

Él rio, fue de las pocas veces que lo vio sonreír - ¿Acaso lo has olvidado? Fuiste el primer país Latinoamericano con quien inicie relaciones diplomáticas y el primero en recibir a mi gente. Además, tenemos un tratado desde hace años. Si obviamos estos últimos años, ¿Por qué no seriamos amigo?

- En ese caso, ¿Que paso contigo? - pregunto - Tú ... 

- ¿Quieres que recodemos el Incidente del Maria Luz? - intento retarla.

- Eras diferente en ese tiempo - susurro - Además creo que gracias a eso nos conocimos. 

- Claro, en ese año todavía no tenia una relación diplomática formal - expreso.

- Sabes lo avergonzado que estuve cuando me llego la noticia de que un barco con mi bandera estaba transportando trabajadores chinos no abonados - se levantó de golpe - Fue peor cuando tuve que ir a la audiencia, en presencia de los países europeos. 

Él sonrió de medio lado - Olvidas que casi todos estuvieron en mi contra, se disgustaron por lo que reclamaba. 

 - No tenias jurisdicción - se quejó - Pero, Reino Unido fue el único que apoyo tu postura - mencionó - No olvidaré el regaño que obtuve después de eso - Ella suspiró mientras giraba su rostro- Tuve que reforzar mis inspecciones en esas empresas - susurro. Ella levantó la mirada hacia él, recordando aquellos años - Tú .... mandaste a llamar al Imperio Ruso en ese momento.

Él volvió a reír - Solo quería reforzar mi postura, no pensé que te pondrías nervioso por su presencia.

- No era alguien fácil de tratar - se defendió mientras soltaba una pequeña risa. Poco después el silencio inundo la habitación. Ninguno quiso decir nada, solo se miraban como si fueran dos viejos amigos que no conversaban desde hace mucho. Dos personas que habían compartido una buena relación y que se habían vuelto a reencontrar, pero ya nada era como antes. - ¿Que cambio? - murmuro. Recordado lo que había pasado con Filipinas y lo que sucedía con la guerra - ¿Por que tú ...

- Perú - le llamo - Es hora que vuelvas a Europa - dijo serio - Reich ha mandado un mensaje, quiere que vuelvas lo antes posible. 

- Está bien - Sabía que no tendría respuestas, siempre había sido difícil tener alguna información de él - ¿Te puedo pedir algo? - solicito. Él asintió levemente - Puedo despedirme de Japón, por favor.

Él lo pensó un momento - Solo será un momento - formulo. 

- Gracias - hablo levemente. Poco después, él se levantó de donde había permanecido sentado todo ese tiempo y salió de la habitación, dejándola completamente sola. Imperio Japones, había sido un buen amigo por años, ella bajo la cabeza, fue difícil para ella cuando se enteró de que estaba en la guerra y más aún lo que sucedía. Esperaba poder tener una relación similar con su hijo, cuando este muriera. 

Secretos de un pasado tormentosoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora