🙞 𝐿𝐼𝒳 🙝

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Perú se levantó confundido por los ruidos que venían de la puerta de su dormitorio. Diversas voces entre gritos y barullos. Con pesadez abrió los ojos y se levantó cansado para dirigir al lugar de donde provenía el ruido, pero antes de que pudiera tomar el pomo esta se abrió. Su mirada se topó con ojos amarillos del penúltimo de sus hijos, él frunció el ceño ante el atrevimiento de entrar sin ser llamado - Pasco - la llamo.

El pasqueño sabía la falta de respeto que había hecho, pero era importante poder hablar con su padre en privado - Buenos días, padre - dijo para cerrar rápidamente la puerta - Perdón por mi atrevimiento - murmuro cabizbajo.

- ¿Qué es lo que está sucediendo afuera? - Cuestiono sin vacilación - Parece que los veinticinco están haciendo un gran alboroto.  

- Ellos quieren hablar contigo - menciono preocupado - Pero quiero ser yo el que te dé la noticia - expreso decidido.

- Bien, ¿Que tienes que decirme? - pregunto mientras cruzaba los brazos.

El menor tembló por un breve momento, pues era la primera vez que enfrentaría a su padre. - Estoy cansado de que ustedes decidan por mí - expreso velozmente. - He obedecido cada una de sus exigencias y no he dicho nada al respecto - Tomo aire - Lima me dijo el motivo por el que tenia que esconder mi embarazo y el porqué no puedo relacionarme con Berlín - Empezaba a molestarse. - ¡Pero yo lo amo! - formulo casi en un grito - Esa es una guerra de humanos, ¿Por qué tiene que interferir entre nosotros? 

El pelirrojo suspiro cansado - Pasco, nosotros somos parte de ellos y ellos parte de nosotros - expreso - Eso ya deberías saberlo.

- Si, pero en cada lugar hay personas buenas y malas - formulo molesto - Eso no quiere decir que nosotros seamos malos si ellos lo son - Empezaba a sollozar - ¿Por qué nosotros también tenemos que pagar lo que ellos hacen? 

Perú no dijo nada, más bien sintió como una herida que creía cerrada se abría. No puedo evitar pensar en Reich tras las palabras de su hijo. Pero aun si ellos no hicieran nada, ellos eran uno con los humanos y como tal eran considerados iguales ante los ojos extranjeros. Si su pueblo hacia una atrocidad, ellos eran igualmente culpables. Estaban atados, y nada podría separarlos - Pasco - menciono cansado - Nuestra existencia depende de ellos - susurro más como un secreto - Realmente nosotros vivimos y morimos a causa de ellos, así son las cosas - Menciono firme. Esa era una verdad que casi nadie quería admitir, pues realmente cuando morían era a causa de los humanos. Ellos decidían, siempre lo hacían, ellos eran los únicos que podían hacer caer un imperio o una nación. 

- ¿No puedo tener una familia? - sus lágrimas empezaban a salir. Tantas dudas y tan pocas respuestas.

- Me tienes a mí y a tus hermanos - expreso confundido. 

- Quiero formar una familia con Berlín - afirmo con dureza - Tengo un niño en mi vientre que también es parte de él - Sus deseos empezaban a desbordarse - No quiero que crezca lejos de su padre.

- Eso no es posible - no quería ser rudo con su hijo, pero creía que no tendría opción - Él no puede quedarse aquí, te pondría en peligro - Froto su cara cansado - Además no es parte de la familia, él pertenece a otro lugar.

- Lo siento - El peli amarillo alzo su mano, mostrando el hermoso anillo que reposaba en su dedo - Pero Berlín es mi esposo, me case con él.

El rostro del peruano se puso rojo por la ira. Acaso el germano se había tomado la libertad de hacer lo que quisiera en su territorio - ¡Berlín! - grito furioso mientras pasaba al lado de Pasco y salir de la habitación, pero este lo tomo del brazo.

- Padre, por favor escúchame - solicito. 

- ¡No! - se opuso - Es suficiente de esto y no lo soportaré más. 

- Por favor - suplico entre lágrimas - Por favor, solo quiero una cosa - dijo mientras cambiaba a su apariencia femenina - Padre - Su padre era duro, pero con un corazón blando.

Perú suspiro, odiaba cuando utilizan eso contra él, sabían bien que era blando cuando cambian a su apariencia femenina - Está bien - se rindió.

- Te pido que  aceptes a Berlín como parte de la familia - tomo aire para continuar hablando - Déjalo quedarse a mi lado el tiempo que pueda - expreso mientras cogía las manos de su padre - Sé que no se puede quedar, pero déjanos ser una familia por el momento.

La mirada del pelirrojo se oscureció, familia, esa palabra empezaba a dolerle - Sufrirás con su partida - le advirtió pues sabia bien que clase de dolor tendría, no quería que sufriera - No quiero que te lastime - dijo mientras la abrazaba.

- Lo sé - murmullo entre sus brazos - Pero lo amo.

Está frustrado - Está bien, tendrá mi protección - expreso - Pero será un secreto, ningún registro. 

- Gracias - expreso mientras se distanciaban - Sé lo diré a mis hermanos - dijo más feliz.

- Cuídate - menciono mientras besaba su frente - No es bueno que tengas emociones fuertes - Este asintió con la cabeza y salió de la habitación. 

Se quedó un momento donde estaba para luego dirigirse hacia la mesita de noche que tenia al lado de su cama. Abrió el pequeño cajón y rebusco entre los papeles que tenia ahí, una fotografía se rebeló poco después. Se sentó en la cama y se quedó mirando aquella imagen. Alemania sonreía con mucha alegría y ella lo tenia en brazos, familia, pensó y una lágrima resbalo por su mejilla.

 Alemania sonreía con mucha alegría y ella lo tenia en brazos, familia, pensó y una lágrima resbalo por su mejilla

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Secretos de un pasado tormentosoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora