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Voltio alarmada por la cercanía del soviético, retrocediendo instintivamente para tratar de alejarse del peligro. Él soltó lentamente el mechón de su cabello que había tomado, se recompuso y le tendió una mano para ayudarla a levantarse. Debería huir, estaba claro, pero entonces ¿Como quedaría como país? No debes mostrar debilidad, esa era una regla implícita para todos. No podía rebajarse, no cuando era la presentación de una nación. Su gente no era cobarde que abandonaban cuando la situación se ponía difícil. Así que ella no se dejaría amedrentar por nadie. Si había sido sumisa con Reich fue únicamente para que no sospechara de ella. Nunca perder la dignidad fue algo que Francia le enseño, nunca bajar la cabeza ante nadie a pesar del miedo, trago grueso tratando de disimular. Miro la mano extendida, y la abofeteó mientras lo fulminaba con la mirada. Se levantó con sus propios medios y enfrento al comunista - Dejaré pasar esta ofensa, porque sé que no sabías quién era - le dijo fría. 

El pelirrojo la miro desconcertado al principio, pero luego una media sonrisa apareció en su rostro. Ella había pasado de temblar de miedo a una actitud arrogante, como si el terror en su cuerpo se hubiera esfumado. Eso le hizo recordar a México, que podía estar en un momento completamente enojado por algo y al siguiente reír. Tan fascinante, se preguntaba si todos los latinos eran así. Dio un paso hacia ella y cogió una de sus manos, acariciando lentamente sus nudillos - Lamento profundamente haber sido rudo contigo - se disculpó. Ella enarcó una ceja mientras trataba de alejar su mano, pero él la sostuvo en el último momento - Entenderás que no es agradable ver a alguien extraño junto a mis hijos - menciono con una voz profunda - Aún son pequeños, y muy fácil de manipular por lo que veo.

- No - respondió ella rápido - Realmente son muy precavidos - mintió para proteger a los pequeños - Me mantuvieron vigilada por mucho tiempo - Aunque esto era verdad, los infantes habían olvidado preguntar por su identidad - Hasta verificaron mis datos - le dijo con una sonrisa - Son buenos niños.

Pudo ver como sus ojos brillaban cuando dijo la última frase, ese mismo brillo que tenía México cuando jugaba con los pequeños. Sintió que por un momento lo tenía en frente, tan parecidos, pero tan diferentes a la vez - Los eduque bien.

- Bueno ... si eso es todo me retiro - Trato de salir de la habitación, pero seguía tomada de la mano por el pelirrojo - ¿Podrías soltarme? - cuestiono, pero sin tener respuesta. Empezaba a sentirse incómoda, por la profunda mirada que tenía en ella. 

- Perú - Lo llamo serio. Ese día se había cancelado una de sus reuniones al último momento, por lo que pensó que podía pasar tiempo con los pequeños. Esa había sido una solicitud de México, que creía que era muy frío con ellos. Él prometió que haría algo al respecto. Cuando pregunto a uno de sus solados, este le respondió tranquilamente que había ido al bosque con la mujer que los cuidaba. ¿En que momento había colocado a alguien a su cuidado? La idea de que un extraño pudiera dañarlos, lo invadió. Salió prácticamente corriendo de la base hacia donde sus hijos se encontraban. Al llegar, la escena le pareció surreal, una humana se encontraba sentada debajo de un árbol hablando con Ucrania mientras que los demás jugaban con la nueve - ¿Qué hacías junto a mis hijos? - La fulmino con la mirada, y su cuerpo tembló inconscientemente. 

- Yo ... - trato de responder - Es ... - intento contestar nerviosa - Solo quería pasar tiempo con los niños - dijo finalmente - Sabes que es poco común ver a un country tan pequeño - empezó a divagar - No pude resistir acercarme a ellos, así que lo siento. - Aunque había estado con los infantes sin ninguna malicia, sentía que hizo mal al no decirle nada a quien era su padre. - No hice nada malo.

La soltó finalmente - Bien - menciono mienta se dirigía a su escritorio y cogía la botella de vodka para servirse un trago - Ahora me dirás todo - el aura sombría que emanaba lo hacía ver peligroso. 

- ¿Por qué debería hacerlo? - lo desafío.

 Tomo de su bebida - UK no planea regresar - declaro - Seguirá peleando desde el frente Francés - Cogió uno de los documentos que tenía sobre el escritorio, obteniendo lo que buscaba - Así que tomaré el mando de la operación.

Ella mordió ligeramente su labio inferior, tenía que hablar con el inglés antes de retirarse por completo - Cumplí con lo acordado, así que no tengo por qué seguir más órdenes. 

Sus ojos fríos la atravesaron - Desde que llegaste te dije que trabajarías para mí - expreso -Además es algo que te conviene - Volvió a mirar el documento que tenía en la mano, aquel que un ves había tirado - ¿No te espera alguien?

Sintió una opresión en su corazón, la imagen de un niño azabache apareció en su mente. Alemania, aún aguardaba su regreso - ¿Que quieres? - le preguntó.

- La ubicación de Reich...

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El sonido del silbato dio señal de que el tren estaba por llegar a la estación. Un hombre de cabellos rubios y ojos azules bajo de uno de los vagones, aunque su apariencia pareciera normal, rastros de la imagen de un oso quedaban en su rostro. Camino tranquilamente por la estación hasta que salió de esta. El viento golpeó su rostro haciendo que este cogiera la chalina que llevaba para evitar que saliera volando. Odiaría perder aquella prenda, el sol iluminaba con fuerza la ciudad dando la bienvenida al verano, siguió su camino a pesar del calor que sentia.

La bulliciosa ciudad parecía ser ajena al panorama internacional. El hombre suspiró cuando llego al cuarto que alquilaba. Entro y dejo las cosas que había comprado, se sentó cansado en el sofá. Tomo una de las cervezas que tenía en una mesa pequeña con la intención de beberla, pero con frustración la tiro contra la chimenea, rompiéndose en el acto - Pasco - susurro mientras cogía lo que envolvía su cuello.

Hace poco había regresado de uno de sus viajes hacia el país sudamericano, aunque deseaba no haberlo hecho. Froto su frente cansado, la imagen de cierta persona aprecio en su mente. No pudo evitar preocuparse, su pareja había estado enfermo poco antes que él se vaya. Aunque el pequeño insistía en que solo era el mal de altura, había estado vomitando todo lo que comía. A pesar de que alargo lo más que pudo su regreso, no puedo quedar por más tiempo junto al pasqueño. Eso lo había molestado de sobre manera, no quería dejarlo y menos cuando no se encontraba bien. Aunque el menor insistía que no era nada, y se negaba a ir a un médico. Eso lo había frustrado, tuvo que llamar a sus hermanos para que lo convencieran. Los primeros que llegaron fueron Huánuco y Junín, practicante lo apartaron cuando lo vieron. Poco después había llegado Lima y Puno, que al parecer era uno de los mayores. Al principio estuvo nervioso porque no había conocido aun a los hermanos de Pasco, pero eso le importo poco cuando el amor de su vida estaba mal. Cogió otra botella y la aventó contra la pared, a pesar de que sus hermanos lo convencieron de que vaya al médico él no pudo acompañarlo. Tenía que viajar o se darían cuenta de su ausencia, eso le molesto. Lo único bueno es que Lima le dijo que si era algo grave lo contactaría de inmediato. Eso había sido hace más de un mes, se recostó abatido. Quería estar junto a Pasco, lo extrañaba, con esos pensamientos en su cabeza se durmió. 

El golpe en su puerta lo despertó poco después, tal vez sea alguno de los comandantes, agotado se levantó. Al abrir la puerta se encontró con un joven humano, que le extendía unos sobre - Guten Morgen, die Post für Herrn Berlin / Buenos días, el correo para el señor Berlín - sin dudar los agarro y entro a la casa, cerrando la puerta de un portazo. Busco desesperado entre lo que había llegado, encontrado aquello que tanto esperaba. Un sobre blanco con una pequeña bandera blanquinosa. 

 

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Secretos de un pasado tormentosoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora