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Miro con asombro el vientre abultado de Pasco, los meses que habían pasado hicieron que su figura cambiara considerablemente. Aún parecía una fantasía, pero todo aquello era real. Después de haber calmado a sus hermanos y de que estos aceptaran lo que sucedía, se había vuelto más fácil su convivencia. Sus hermanas habían estado revoloteando al rededor del menor. Algunas incluso habían empezado a coser ropa para bebes, mantos y demás prendas que necesitaría. La mayoría de ellas esperaban que fuera una niña, se habían ilusionado. Ella, por su parte, había estado al pendiente de su consanguíneo. Hasta el momento, los doctores habían dicho que todo estaba bien, no había complicaciones y que parecía ser un embarazo saludable. Eso la había tranquilizado, no quisiera que algo malo le pasara. Suspiro cansada, sus hermanos, por otro lado, habían jurado custodiar los medios de ingreso al país por si el germano se atrevía a volver. Realmente, pensaban matarlo.

- Hermana - escucho como la llamaban.

 Ella dirigió su mirada a ese par de orbes amarillos y le sonrió - Dime, ¿necesitas algo?

- Mamá - pronunció levemente - Me gustaría que mamá estuviera aquí - dijo mientras acariciaba su vientre. 

Lima frunció el ceño un momento, hasta ahora no había pedido ver a su madre. Pero era comprensible, debía de tener miedo - No te preocupes, está en camino - vio sus ojos brillar con ilusión. Su madre, Perú, era un country de corazón amable, siempre ayudando a otros, aunque no se lo pidieran, aunque luego le pagaran mal. Siempre solidario, así era su madre o mejor dicho su padre. Ahora se encontraba en tierra europea, ¿Hace cuanto que se había ido? Un par de años quizá. En todo ese tiempo, habían tenido comunicación por cortos periodos. El último mensaje que recibió de ella había sido algo que la desconcertó. Fue algo directo, ¿Te encuentras bien? ¿Tus hermanos están bien? ¿Pasco está bien? Iré lo más rápido posible si no tengo una respuesta. No supo que hacer en ese momento, ¿Como tomaría la noticia su madre?, no estaba segura. Pero algo era cierto, tenia conocimiento de que el penúltimo de ellos tenia un problema. No quería mentirle, pero tampoco quería decírselo mediante un papel. Así que simplemente le respondió que estaban bien, aunque querían que volviera podía tomarse su tiempo. Eso le daría un plazo para poder pensar en que decirle. No sería algo fácil, tan complicado reflexionó.

- Está bien - contesto mientras cogía una de las cajas que habían dejado sus hermanas - Me gustaría agradecerle a Ayacucho por el manto que tejió - menciono mientras lo ponía en su regazo. 

La limeña se paró y fue hacia la cama, le careció tiernamente la cabeza - Ella lo cosió con mucho amor, realmente se esmeró - soltó una risita - Quería que fuera perfecto - menciono. 

- Mi bebe nacerá rodeado de amor - susurro, aunque su tono era algo melancólico. 

Se agachó y cogió las manos del contrario - Pasco, ¿le dirás a Berlín? - empezó lento. Pues había sido un tema que no habían tocado después de la discusión que habían tenido con Junin y posteriormente con Piura. Ambos, tan impulsivos, realmente había querido cruzar el océano - Él es el padre - menciono tranquilamente.

Se quedó callado por un momento - Seguro me ha enviado cartas - contesto - Sé que Junín las ha quemado o eso me dijo Callao - La verdad que el chalaco lograba leer las notas y se las decía en secreto. Cada una de ellas, cuestionando porque no tenia noticias suyas y que le amaba, pero no se había atrevido a enviar respuesta alguna. No sabía que decirle y si le rechaza era algo que no soportaría.

- Si quieres yo ... - ofreció su hermana mayor.

- No, está bien, gracias - le dijo - Se sobre la guerra - trato de inventar una escusa - Es mejor que no lo sepa. 

- ¿Estás seguro? - cuestiono la mayor - Cuzco y Puno quieren que te cases con él. Tendría que tomar la responsabilidad - le dio la noticia - Me han estado presionando para que puedan ir a traerlo - lo miro por un instante - Si tú quieres, claro. Haré lo que me pidas - expreso mientras depositaba un beso en su frente.

Negó con la cabeza - Es mejor mantenerlo en secreto - mencionó - No sabemos que podrían hacer las otras naciones, no quiero que me separen de mi bebe. 

- No dejaríamos que eso suceda, no te preocupes - trato de calmarlo - Pero es verdad que sería un acontecimiento único en el mundo. 

- Mantengámoslo en secreto tanto como podamos - sugirió. Todo era tan incierto. Un state fértil, sería algo que las naciones poderosas desearían. No solo eso, su bebe también era una rareza. ¿Que saldría de la unión de los dos States? Eso siempre se preguntaba, pero únicamente quería que se pareciera a su padre. Hasta el momento su embarazo había sido como el de los humanos, eso le daba esperanza de que su hijo podría la mezcla de ellos dos. Tal vez tendría los ojos de Berlín, eso le gustaría. 

- Me parece bien - menciono Lima con una sonrisa - Te protegeremos a ti y al niño - acaricio su vientre - No te preocupes. 

La puerta de la habitación se abrió poco después con un golpe que hizo saltar a Lima por el susto. La libertad y Lambayeque entraron seguidas de Tumbes llevando una bandeja con comida. 

- Te dije que abrieras con cuidado - regaño la liberteña a su hermana menor, Lambayeque. 

- Perdón - contesto - Pero como vez no tengo las manos libres - dijo sarcástica. 

- No pelen - menciono la menor de todas, Tumbes. Que llevaba una enorme caja entres sus brazos - Esto pesa - expreso mientras dejaba la caja al costado de la cama - ¿Como has estado? - pregunto feliz mientras abrazaba a Pasco. 

Río con la aparición de sus hermanas - Me encuentro bien, gracias - menciono.

- Es bueno escuchar eso - respondió La Libertas - Ahora prueba esto, que yo misma prepare con mis cultivos - formulo mientras le extendía un plato.

- No, no - refuto Lambayeque - Mejor come esto, es más rico - hablo con alegría mientras extendía otro plato - Y es de mejor calidad - susurro. 

- Te he escuchado - hablo la mayor - Pequeña, expreso La libertad. Pasco rio con la actitud de sus hermanos.

- No les hagas caso - menciono Tumbes mientras habría la caja que trajo - Loreto, Madre de Dios y Ucayali me han pedido que te trajera estas cosas. Son regalos para ti y el bebe - pronuncio con emoción - Toma - le dio una pulsera con huayruros con una sonrisa - Loreto dice que lo protegerá, al bebe.

Este asistió, su corazón de lleno de calidez. Su hijo crecería en un hogar con mucho amor, de eso estaba seguro. 

Nota 1: Lima y Perú siempre se mantienen comunicadas, no hay excepción, esto median cartas y notas encriptadas

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Nota 1: Lima y Perú siempre se mantienen comunicadas, no hay excepción, esto median cartas y notas encriptadas. 

Nota 2: Los hermanos mayores de Pasco son muy sobre protectores y no han dejado que salga de la base militar donde está. 

Nota 3: La leyenda del huayruro cuenta que protege al bebé de las malas mirada, ojeada, y malos espíritus. Los bebés deben llevar una pulsera con el huayruro con una cinta roja y en la mano izquierda




Secretos de un pasado tormentosoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora