🙞 ⅩⅧ 🙝

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Fue llevado a un complejo edificio, que supuso que era el lugar de residencia de URSS. Permaneció en silencio durante todo el recorrido, pensando en una opción para no estar en ese sitio. No pudo encontrar una, si bien quedar con U.K. era la mejor, las posibilidades de que los hijos de este lo vieran eran muy altas y llamar la atención no era lo ideal. Mientras que permanecer con el sovietico era mucho más beneficioso, nadie haría muchas preguntas y solo lo dejarían ser. Había sido lo mejor en la situación en la que se encontraba, ya que si se llegara a desvelar su identidad, habría un gran alboroto en el ámbito internacional y no dudaba que sus hermanos irían a buscarlo para obtener explicaciones. Demasiado complicado y desastroso para los planes que tenía, se resignó en permanecer junto al soviético. 

Estelo condujo a una habitación distante de los ambientes principales de la estructura - Escribe lo que necesites y te lo conseguiré para mañana - le dijo cuando entraron a la habitación. 

Él sacó un pedazo de papel de entre sus ropas, durante su vuelo aquella base miliar había organizado todo lo requerido para su llegada y una de las cosas fue tener una lista con los implementos que necesitaba por si es que el inglés se lo pedía. No imagino que se lo daría a otro country. Se lo extendió y apretó un poco lo que tenía en las manos, no había logrado expresar todo sobre su plan al británico cuando lo vio, pero eso ahora no tenía importancia. Este lo recibió, lo leyó detenidamente - Estará listo para mañana - Sintió un poco de alivio, pensaba que sospecharía de algunas cosas que había puesto en la hoja, sin embargo, no fue así. No quería enviar información falsa solamente, sino falsificar documentos alemanes y mandarlos como si fueran auténticos a los humanos, para ello tenía que utilizar ciertas sustancias controladas. No creía mencionarle al pelirrojo todo su plan, ya que podría tergiversar lo que quería hacer. Y posiblemente, el rescate de Francia pasaría a segundo plano, no permitiría que eso sucediera.

— Necesito recuperar mis pertenencias del avión donde vine - Le dijo. 

— Mandaré a alguien con tus cosas, por mientras quédate aquí y no salgas —  mencionó mientras salía de habitación - Tengo pendiente que resolver, regresaré en la noche — Volteo a mirarlo antes de cerrar la puerta — Aún tengo un par de preguntas que hacerte y espero que me las contestes - finalizo.

Cuando quedo completamente solo, revisó la habitación en busca algún aparato de espionaje sin encontrar nada. Entonces pudo estar más tranquilo, su adrenalina bajó, el frío empezó a calar en su cuerpo. Maldijo mientras se frotaba los brazos, la chaqueta de los uniformes británicos no eran los adecuados para el gélido clima. Si bien era un país tropical, gracias a la cordillera tenía varias zonas  heladas, pero no tan frías - ¡Por dios, me estoy congelando! - se quejó. Cogió de mala gana la colcha que cubría la cama y se cubrió con esta - Estúpidas potencias - pensó algo molesto. Había empezado a creer que a estas les gustaba encerrarlo, iniciando con su padre y terminando con el soviético. El golpe en la puerta lo saco de sus pensamientos, fue a esta y agarró la manija sin mucho esperanza de que se abriera. Grande fue su sorpresa al escuchar el clic cuando esta de desbloqueo, al abrirla pudo ver su equipaje frente a esta, sin embargo, no había nadie. Con dificultad logro introducirlas dentro de la habitación y se dispuso a buscar algún atuendo para cambiarse - Maravilloso - dijo en tono de burla, había olvidado por completo que todas sus ropas eran de mujer. Golpeo la cama con frustración, entonces recuerdo la maleta que Londres le había preparado - Esto tiene que ser una maldita broma - bufó. El londinense también había elegido la gama femenina para su atuendo. Miro por un momento sus pertenencias, un chico no llevar esas ropas menos en una base militar. Además, los vestidos no ... eran apropiados para ese ambiente frío.

A su mente llego la imagen de un niño pelinegro, Alemania, no había podido despedirse del pequeño. Reich no lo permitió, se fue sin decirle una sola palabra en una noche estrellada, su corazón se contrajo. ¿Qué estará haciendo ahora? Se preguntó. Sonrió inconscientemente al recordar los momentos vividos con el pequeño. Como cuando este le tocaba el piano, o cuando ella le cantaba mientras soltaba las mariposas para él. Verlo correr entre los árboles o comiendo algo que le había preparado llenaba con calidez su corazón. De entre sus prendas saco una imagen que guardaba con recelo, eran ella y el pequeño. Acaricio levemente la imagen de este, rememorando cuando este reía, era tan dulce que si cerraba sus ojos podía escucharlo en ese momento. Espera, el pequeño no podía estar ahí, nuevamente el sonido de una risilla de niño sonó, pero esta vez no era nada más una sino varias. Intrigado pensó asomarse a través de la entrada, entonces los observó varios pequeños que caminaban juntos.

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— Wo ist?! / ¡¿Dónde está?! - Un niño irrumpió en la oficina. Gotas de sudor recorrían su frente y su cara enrojecida reflejaban la apariencia cansad del menor - Wo ist?! / ¿Dónde está? - le pregunto a su progenitor. Ese día se había despertado con la  esperanza de verla entrando en su recámara con una bandeja de comida entre sus manos, sin embargo, por más que espero ella no llego. La noche anterior la mujer había cantado para que se durmiera y le había depositado un dulce beso en su frente, algo que comúnmente hacía no obstante en esa ocasión la sintió diferente como si fuera un adiós. Asustado fue a buscarla, sin encontrarla en ninguno de los lugares en los que solía estar. El miedo se apoderó de él, entonces recorrió todas las instalaciones en el menor tiempo posible sin hallar rastro de su presencia. Las lágrimas empezaban a formarse un sus ojos, no podía dejarlo tan pronto, ella no podía abandonarlo. Su luz en aquella oscuridad no puedo haberse ido. Imposible, pensó. Estaba seguro de que la castaña le quería sinceramente y no se alejaría fácilmente de él. Tenía que haber un motivo, sabía perfectamente quien era la única persona que podría haberle hecho algo, por eso fue reclamarle. 

El mayor dejo los papeles que tenía entre sus manos - Hast du aufgehört, dich wie ein Kind zu benehmen? / Finalmente, ¿Dejaste esa actitud de niño pequeño? - le preguntó.

— Ilaya - lo miro desafiante - Sag mir, wo ist es? /Dime, ¿dónde está? - formulo. La vida con su padre, antes de su llegada, había sido una tortura constante, el hombre frente a él lo había dejado días sin comer, abierto su carne, electrocutado y envenenado múltiples ocasiones. Todo para hacerlo fuerte e inmune al dolor en un futuro, pero no satisfecho con eso le había hecho profanar cuerpos humanos. El hombre de la esvástica era sanguinario y sumamente letal, sin embargo, no solo era eso, sino también un doble cara. Cuando la mujer llego, el comportamiento de su padre cambio radicalmente y la sangre ya no adornaba las paredes. 

— Ich mache mir Sorgen, dass du anfängst, deine Verpflichtungen zu vernachlässigen, also habe ich sie auf eine geheime Mission geschickt / Me preocupa que empezaras a descuidar tus obligaciones así que la mande a una misión secreta - le respondió después de un tiempo. 

— Ich möchte, dass sie zurückkommt / Quiero que vuelva - declaro firme. 

— Ich bin überrascht, dass du das gesagt hast, ich dachte, du wärst nicht interessiert / Me sorprende que digas eso, pensé que no te interesaba - Si bien al principio le tomo poca importancia su presencia, ella se había ganado su corazón. El pelinegro no respondió - Ich habe dir befohlen, sie gut zu behandeln, nicht dass du sie liebst / Te ordené que la trataras bien, no que te encariñaras con ella - la mirada asesina de su padre le hizo temblar - Denken Sie daran, Deutschland, dass Menschen schwach sind / Recuerda, Alemania, los humanos son débiles - una amenaza implícita entre sus palabras.

Salió ofuscado de la habitación, pero con una cosa en claro, el mayor la quería solo para él. 

 

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Secretos de un pasado tormentosoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora