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Al salir de la aeronave, ligeros rayos de sol nublaron por un tiempo su vista. Había vuelto, estaba en sus tierras, un sentimiento de nostalgia lo invadió, pues ese sentimiento siempre lo acompañaba cuando dejaba su pueblo. Su mirada recorrió el lugar hasta toparse con un par de ojos café, sonrió y bajo rápidamente. El sonido de sus pasos se detuvo cuando llego al final de aquellas escaleras. Lima, su hermosa hija mayor, había ido a recogerlo. Ella caminó hasta así él y la sostuvo en sus brazos. No importaba los años que tuviera, ella seguía siendo su pequeña niña - Papá - lo llamo - Bienvenido. 

Él le respondió con una sonrisa - ¿Como ha estado todo? - pregunto.

- Sin inconvenientes por el momento, el gobierno no ha hecho preguntas y tampoco ha hecho algo relevante - empezó a relatar - Mis tíos tampoco se han comunicado, pero he podido hablar con sus capitales. Demasiado trabajo, fue lo que dijeron. 

- Ya veo - acaricio su cabeza - Has hecho un gran trabajo mi Lima querida - Ella agradeció en un susurro. Siempre tan dedicada, su capital, que lo había acompañado por 400 años, siempre le dejaba los trabajos difíciles. Metió una de sus manos a su saco y extrajo una pequeña caja - Me he perdido de sus aniversarios - menciono melancólico - Trataré de compensarlo - prometió - Sé que se acerca el tuyo, así que te traje algo - expreso mientras le extendía el objeto - Espero te guste. 

- Papá, no tenias porque preocuparte - ella lo recibió con alegría.

Perú abrió la tapa y de esta extrajo una peineta finamente decorada - No es mucho, pero sé que te gustan estas cosas - menciono.  Se lo coloco en su cabello recogido, pues ese día nada adornaba su cabellera. Tal vez por la prisa, de llegar a tiempo. Beso tiernamente la frente de ella - Me gustaría ver a tus hermanos - dijo.

- Ellos también esperan por verte - menciono mientras empezaba a caminar hacia la salida para dirigirse a palacio. 

- Lima - hablo - ¿Como esta Pasco? - pregunto un poco serio. En todas las cartas que habían intercambiado, ella siempre había evadido el tema de su hermano menor. Siempre decía que estaba bien, pero cuando quería profundizar en lo que tenia. Ella cambiaba el tema, o sacaba alguna cosa de sus otros hermanos. Sentía que le ocultaba algo, ese había sido otro motivo por el cual había aceptador venir con el germano. Pues es mejor tenerlo cerca. 

La limeña se sorprendió un poco ante la pregunta, pero pudo disimularlo - Está bien - dijo con una sonrisa - Está esperando con los demás. 

- Es eso, ¿Así? - menciono incrédulo - Hay alguien que desea hablarle - expreso mientras hacia un gesto así el avión - Ya puedes bajar - menciono. 

Un hombre de cabellos rojos salió desde dentro de la aeronave, Lima sabia bien quien era. Esa bandera, estaba segura de que no podría olvidarla. No pudo evitar sentirse enojada, ya que por culpa de esa persona su hermano había soltado lágrimas. Él había provocado demasiados problemas a su familia. 

Perú miro intrigado la repentina actitud de su hija, sus hermosos ojos habían cambiado y ahora están llenos de enojo. Cruzó los brazos, entonces si había sucedido algo importante, pensó. Era momento de saber que era - Lima - la llamo, esta volteo confundida hacia su padre - Quiero ver a Pasco, ahora - expreso autoritario. 

La limeña sudó frío, él la había atrapado. Sabía que encubría algo, volteo su mirada hacia la persona que se le había acercado y le lanzo una mirada de odio. Todo era culpa de este, reflexionó. Apretó los puños, tratando de contener su furia si frustración. Mordió levemente si labio, si tan solo ella se hubiera encargado cuando había llegado, nada de esto habría sucedido, se culpó. Tantas noches se había culpado por no haber protegido bien a su familia. - Berlín - susurro. Pero, aun así, él no tenia derecho de engañar a Pasco, no tenia porque haberlo enamorado. Volvió la mirada - Sí, papá - contesto al mayor lo más tranquila que pudo.

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Cierto peliazul se encontraba sentado en su escritorio bebiendo un humeante taza de té. La victoria estaba cerca, Nazi estaba acabado. Ojeo nuevamente los papeles que tenia en frente, entre ellos varios informes de suministros y armamentos. Cogió un papel diferente a los otros, esta era una carta de su esposa, ella decía que poco a poco iba recuperándose. Aunque requería de tiempo para poder estar completamente bien. También relataba como sus hijos la visitaban contantemente, y lo que estos le decían. Un de ellas era poder forma una organización, mejor dicho, un sucesor de la Sociedad de las Naciones a quien le quedaba poco tiempo de vida.

Se recostó sobre su asiento, la Sociedad de las Naciones nació para poder preservar la paz en el mundo y evitar que otro gran guerra se produzca. No pudo cumplirlo, pero la idea de poder mantener la armonía entre las naciones no había quedado descartada. 

Volvió su mirada hacia la pintura que colgaba de una de las paredes. Francia, le devolvía la mirada con una hermosa sonrisa, una pintura tan antigua, pero que aún reflejaba la elegancia que la country poseía. Ella estaba en casa, eso era lo más importante y por lo cual se había esforzado tanto. Había podido recuperarla, aunque sabía que ella estaba profundamente herida. Ella, ahora, estaba a salvo. 

Saco una hoja en blanco y empezó a escribir. Aunque no habían firmado nada, pues su acuerdo había sido verbalmente. Él no era una nación que no compensara la ayuda que recibía de otros. Perú fue de mucha ayuda en esta guerra, aunque nadie más lo sabría. Tenían que reunirse, pero por el momento le enviaría una invitación y un poco de información. Esperaba que se encontrara en su territorio, ya que habían cortado comunicaciones desde hace mucho. 

"Estimado, señor Perú.

Es de mía agrado poder extenderle una invitación a su persona a concretar una reunión debido a los asuntos pendiente que aún no hemos podido resolver. Así mismo, le informa el deseo de mi persona u otras naciones de formar una organización, sucesora de la Sociedad de Naciones. Solo las naciones que han declara la guerra a las potencias agresoras podrán formar parte. Estoy seguro de que sabe que hacer con esta información. 

Espero su respuesta para concretar la fecha de nuestro encuentro. 

Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte"

Nota 1: A Lima le gustan los adornos de cabello, siempre suele llevar uno

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Nota 1: A Lima le gustan los adornos de cabello, siempre suele llevar uno. Esto debido a que al ser una ciudad colonial, este artículo la hace ser elegante. Tiene una gran colección de peinetas, entre otras, la mayoría, regalos de su padre y hermanos.

Secretos de un pasado tormentosoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora