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Poco tiempo después, estaba listo aquel contrato. Entre muchas letras y puntos jurídicos, quedaba claro que el germano no podía hablar ni mencionar lo que le enseñaría, solo podía usar esa habilidad para viajar a tierras peruanas, y no podía utilizarlo para cualquier otro motivo, principalmente. Si faltaba a tal compromiso, le sería vetado el ingreso al territorio del latino, no tendría contacto alguno con Pasco, pagaría una compensación monetaria, entre otras cosas. Perú lo miro poco después de firmar, esto le beneficiaba más a ella que a Berlín. Tener una capital extranjera a su lado, sería muy conveniente en el futuro. Pues aunque una guerra azote una nación, esta prosperaría con el tiempo. Únicamente tenia que esperar.

Él finalmente firmó, ¿se arrepentiría después? No lo pensaba así. Estaba arriesgando demasiado por alguien, lo sabía. Él, quien ha sido la capital de varias naciones poderosas, acababa de firmar con otra nación en secreto de su líder. Nunca creyó que eso sucedería. Miro por un momento aquellas hojas de papel, había pasado su límite y todo por un departamento extranjero. Ni siquiera era una capital, solo otra parte de un territorio. ¿Realmente, lo valía? Esa pregunta lo había atormentado, todo ese tiempo. Incluso se la hizo poco antes de firmar. ¿Realmente, valía la pena? Antes de esta guerra, había salido con capitales europeas. Sabía que podía estar con cualquier, pero todos le dieron la espalda cuando el conflicto estallo. La imagen de cierta persona apareció en su memoria, esa sonrisa que siempre le daba cuando lo veía. Pasco había sido cauteloso cuando se conocieron, pero nunca fue irrespetuoso o lo maldijo. Simplemente, se comportó con la mayor diplomacia posible, no lo condeno. Entonces, la respuesta era simple. Sí, valía la pena arriesgarse. No le importaba las consecuencias, aparte, conocía a Perú, no era alguien de mal corazón.

Los orbes dorados lo miraron, sabía que no faltaría a su palabra, Berlín no era ese tipo de persona. Cruzo las piernas, pensativa, esperando el siguiente movimiento del germano. Este camino lentamente hacia ella y se inclinó. Ella contuvo el aliento un momento, esperaba que no lo hiciera. Al parecer, era mucho más importante de lo que ella creía. ¿Tanto amaba a su wawa? 

- Iuro per Deum et patriam meam promissionem meam non infringere. Iuro vitam meam, quia, si disrumpero sermonem meum, accipiam vitam meam. Benignitatem tuam valde bene cognosco et numquam obliviscar misericordiam tuam, quam mihi hodie ostendisti. / Juro por Dios y por mi patria que no rompe mi promesa. Juro por mi vida, que si quebranto mi palabra, me quitaré la vida. Aprecio mucho su amabilidad y nunca olvidaré la misericordía que me mostró hoy - hablo en latín. Era algo tan antiguo, un acto que se habia abandonado con el tiempo. Antiguamente, se juraba para demostrar lo comprometidos que estaban. Era un acto que solo se podia hacer en ciertas ocaciones. Él habia cambiado.

- Nunca te pedí que ... - Trato de razonar con él.

- Tómalo como otro acto de confianza - le respondió - No faltaré a mi palabra. 

Ella suspiró - Bien - lo dejó ser.

- Se lo agradezco - con eso sellaba su pacto. Y con ello podría ver a Pasco, al menos por una última vez. 

Perú acogió uno de sus mechones - Cuan rápido aprendas a cambiar tu apariencia, únicamente dependerá de ti - advirtió - No es algo que puedas hacer de la noche a la mañana, requiere tiempo. 

- Entiendo - contesto - No pensé que fuera sencillo.

- Es bueno saberlo - Hubo un leve silencio - Primero tienes que tener una imagen clara de la apariencia de los humanos que residen en tu nación. El color de cabellos, ojos y demás. Ya que no podrás tomar la apariencia de personas de otras naciones.

- Comprendo - habló - solo puedo tomar la imagen de los habitantes de mi territorio.

- Si - formulo - Primero intenta cambiar como siempre lo haces. Aconsejo, luego concéntrate en cada una de las partes. Así - le dijo mientras cambiaba a su apariencia humana - Puedes cambiar primero, el color de tu cabello, luego tus ojos y finalmente tu tez. 

Lo vio intentar y fallar, pues aún le constaba ocultar su bandera - Maldición - expreso.

- Tomará su tiempo - concluyo - Eso es todo lo que tienes que saber.

Él pensó que era más sencillo de lo que pensaba, pero nunca lo creyó posible. Nada más tendría que practicar lo más que podría. Ahora, sabía el secreto que la peruana había guardado por muchos años. Con eso vería a su amor - Gracias.

Ella le sonrió - Tengo unas últimas peticiones que hacerte - hablo - Cuando esta guerra termine, sin importar el resultado final - menciono lentamente. - Guarda el secreto de que estuve involucrada en esta guerra y ... - expresó.  Había tomado la decisión de que hacer, ya era momento de retirarse. Ella no podía quedarse más, no solo eso. Ella en primer lugar no estaba en Europa, o según eso sé sabia a nivel internacional. Lo que le pediría causaría mucho dolor, lo sabía - Quiero que le digas algo a Alemania - hablo más bien como un susurro. 

El contrario abrió los ojos antes la menciono del pequeño. Este sabía que ellos dos se habían vuelto cercanos por el tiempo que habían compartido juntos. Ella no podía quedarse junto al niño, apretó los dientes con fuerza. Intuía lo que le pediría - Si estás segura, haré lo que me pides - respondió. 

- Es un buen niño - divagó - Me gustaría poder estar a su lado, pero como nación no puedo - El destino era cruel - Espero que puedo tener un futuro brillante - sonrió con melancolía. Se había encariñado demasiado con el infante. Sus días juntos eran memorias que atesoraría con cariño, pero era hora de cortar sus lazos con él - De cualquier forma que acabe esta guerra, él tendrá que tomar las riendas de su país - formulo. Ella no podía figurar en aquel futuro -  Me gustaría que se quedara con buenos recuerdos míos - lágrimas empezaban a salir de sus orbes - Así que ... - respiro profundamente - Dile que Ilaya murió cuando la guerra finalicé.

Ella y no podía seguir con aquella identidad, ella tenia que volver a ser Perú, una nación sudamericana que no había interferido en aquel conflicto. Solo un país extranjero que no conoce. Tenían que volverse un par de desconocidos.

 Tenían que volverse un par de desconocidos

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Secretos de un pasado tormentosoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora