Secretos de un pasado tormentoso

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Las nubes eran hermosas a su parecer, tomando diversas formas, adornando así el cielo. Ella caminó escoltada con un fuerte resguardo militar, algo exagerado a su parecer. Fue conducida hacia una casa a las afueras de la capital, un sitio intermedio antes de su destino final. El ambiente era sombrío, bueno, la mayoría de esos lugares eran así, causas de la guerra. Su paso fue firme, ingreso a la habitación principal donde la esperaban. Ilaya lo miro de manera seria, se sentó enfrente sin dirigirle la palabra. El par de ojos rojos la miraron por un instante, analizándola y formulando la mejor manera de empezar la conversación, parecía asustado. Ella cogió la taza que previamente habían servido y tomo un sorbo.

- Ne ... Necesito pedirte un favor - dijo a tropezones aquel muchacho.

- No planeo involucrarme más de lo que ya estoy - menciono de manera fría - Además ...

- No - la interrumpió - No es nada con respecto a la guerra.

- ¿Entonces? - pregunto incrédula - ¿Que necesitas?

- Por favor ... - menciono nervioso, había imaginado esta escena más de una vez en su cabeza. Incluso había practicado ante el espejo, pero estando frente a aquel country su mente quedo en blanco. 

- Y, ¿Bien? - hablo intrigada. Cada vez que se encontraban, él se comportaba de manera diferente a lo habitual. Muy diferente a cuando lo conoció, cuando ella aún era una colonia, en aquella fiesta que tuvo que asistir. Su primera impresión fue que era alguien soberbio y sin sentimientos. Ahora, él expresaba más sus emociones sin importarle nada, ya no era un cubo de hielo. Sonrió de medio lado, ¿Por qué habrá cambiado? O mejor dicho ¿Quien lo había hecho cambiar? - Berlín - lo llamo. - Puedo ver los nervios y el miedo en tus ojos, eso no había sucedido nunca, siempre eras inexpresivo - Eso lo tomo por sorpresa - Dime, cuál es tu solicitud y veré si puedo o no aceptarla - finalizó.

Él tomó una bocanada de aire, y miro al latino. Esperaba apelar a su amabilidad - Por favor ... No - se cortó - Te suplico que me enseñes a tomar la apariencia de un humano normal - Las palabras salieron de sus labios de manera rápida, pero decididas. Apretó los puños con fuerza, tenia que conseguirlo. Ella levantó una ceja escéptica de lo que acababa de escuchar, esperaba que fuera un error, pero el pelirrojo volvió a hablar - Te lo ruego, por favor.

- No - contesto rápidamente. Lo miro seria, no dejaría que esa habilidad se volviera un arma. No en plena guerra - Eso es algo imposible para ti - trato de disuadirlo.

Él sabía que se negaría, pero estaba decidido. Se levantó de donde estaba y se dirigió hacia ella. No le importa humillarse, ya no le importaba nada más que su pareja. Se arrodilló ante su presencia - Te lo imploro, enséñame a parecer un humano común - volvió a repetir. Haría cualquier cosa con tal de que le enseñara, conseguiría una afirmación - Aunque digas que es algo imposible, sé que no es verdad. 

El acto que acababa de hacer el germano, la dejo estática. Los states, eran muy orgullosos, mucho más las capitales. Por lo que, ellos solo se inclinaban antes los countrys que dirigen o dirigirán su nación. Además, el inclinarse ante otra nación era considerado un delito grave. Por ello, estaba mal visto que se inclinaran antes países extranjeros. ¿Tan desesperado estaba? ¿Que había sucedido para que él tomara tal decisión? - ¿Por qué? - pregunto en un susurro - ¿Por qué te has inclinado ante mí? - su mente formulo, más de una razón, pero nada era claro - ¿Sabes lo que acabas de hacer? - dijo con preocupación.

- Si - menciono serio, pero no se levantó. Aún permanecía con la cabeza gacha - Pero no me importa - menciono - Por favor, enséñame. 

- Podrían asesinarte - murmuró mientras veía al rededor de la habitación, esperando que ningún humano los viera. Esperaba que no estuvieran tampoco los otros states, hijos de Reich - Hace un siglo te habrían cortado la cabeza por esto - expreso - Ahora, no sé cuál sería tu castigo. Puede ser mucho peor ...