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El sonido de las constantes exposiciones asediaban la ciudad día y noche, el imparable arsenal enemigo se había hecho presente y con eso la metrópolis se sostenía a duras penas. Los constantes enfrentamientos empezaban a debilitarlo, más aún permanecía de pie. El avance soviético era constante y feroz, no pudo detenerlo. Apretó los puños, no quedaba mucho tiempo - Du weißt was zu tun ist / Sabes qué hacer - dijo mientras hacia una seña para que retirara.

Berlín se inclinó en forma de despedida - wie du möchtest / Como ordene - Tal vez esa sería la última que se vieran - Es wird immer eine Ehre sein, meiner Nation zu dienen / Siempre será un honor servir a mi nación - susurro antes de emprender la marcha. Sean buenas o malas las decisiones que tomen los humanos, ellos también tenían que asumirlas y con ello afrontar las consecuencias. Que cruel es la vida con ellos.

El sonido de la puerta inundo la oficina, el hombre que había permanecido sentado se levantó y cogió su chaqueta para ponérsela. Ya no lo podía atrapar más, pensó. Podía oír incluso desde ahí el sonido de los tanques, acercarse, el sonido de las balas y los gritos de agonía. El temible ejercitó rojo irrumpía de puerta en puerta para destruir todo a su paso. Se acomodó el uniforme lo mejor que pudo y se dirigió a la salida, rumbo a su destino.

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Había llorado por tantos días que creía que no podría llorar más, pero aun así de sus orbes salían pequeñas gotas de agua. La había esperado desde aquel día, guardando la esperanza de verla una vez más, pero ella nunca más volvió a aparecer. Lo había abandonado, esa era la única verdad; sin embargo, era reacio a considerarlo. Ella no era así, además lo había prometido, que no lo dejaría. Golpeo el marco de la ventana con fuerza, a pesar de que ordeno buscarla y obtener información de ella, no había conseguido nada. Ilaya no existía, no había partida de nacimiento, ni ningún documento de identidad, era como si fuera un fantasma. Y la única persona que tenia las respuestas que quería no le contestaba. Su padre había sido cruel las veces que había ido a interrogarle, solo se quedaba viéndolo y no hablaba. Le había gritado, rogado, incluso suplicado por alguna pista de ella, pero nada más obtuvo un par de palabras. Ese día su mundo se derrumbó, "Esta muerta", fue lo que le respondió mientras le extendía lo que era una fotografía con un listón rojo de cabello. Sabía que la vida de los humanos era corta, pero no espero que se la arrebataran tan pronto.

El dolor en su corazón aún era palpable, pero el no saber que había sucedido con ella le dolía más. ¿Por qué lo había dejado? ¿Quien realmente era? ¿Como había muerto? ¿Donde estaba su cuerpo? Bajo la mirada hacia el pedazo de papel que tenia entre sus manos, aquella fotografía, la única prueba de que ella había existido alguna vez. Lo único que le quedaba, además de sus recuerdos. ¿Cuan miserable tenia que ser para que la vida esté satisfecha?

El sonido de la puerta al abrirse hizo que su corazón soltara en añoranza, más aún él no volteo - Sie kommt nicht zurück, oder? / Ella no regresará, ¿no? - afirmo más que preguntar.

- Es tut mir Leid / Lo lamento - le respondieron - Er ist vor langer Zeit verstorben / Falleció hace tiempo.

El niño soltó una risita de forma de ironía - Komisch, meinst du nicht, Berlin? / Es gracioso, ¿No lo crees, Berlín?

- Ich verstehe nicht, was es bedeutet / No comprendo que quiere decir - El nombrado observo por un momento al menor, había ocasiones como aquella que no parecía ser un niño. Tuvo que madurar demasiado rápido, pensó.

- Wie kann jemand spurlos kommen und gehen? / ¿Como alguien puede llegar y desaparecer sin dejar rastro? - La capital no quiso responder, era mejor así. Había demasiado en juego, además había prometido no hablar - Unbeantwortet? /¿Sin respuesta? - menciono el niño después de un rato - Ich werde es eines Tages herausfinden / Lo descubriré en algún momento - susurro mientras se giraba y encaraba al State.

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El asedio poco a poco iba devastando la ciudad, los escombros de los edificios al caer reflejaban la severidad y fuerza del ataque. En el aire se podía percibir el sabor metálico de la sangre derramada, de aquellos que lucharon hasta su último aliento, de aquellos que murieron por sus ideales. Que miserable vida quedara para aquellos que sobrevivieron.

El crujir de las rocas al ser pisadas rompieron con el silencio del lugar, los soldados se apuraron a formarse para dar paso al recién llegado. Un hombre vestido con un largo abrigo examino detenidamente los alrededores, su mirada fría hacía temblar a los humanos presentes. No había nada que lo detuviera para ese momento, su vista se dirigió hacia el camino que le faltaba recorrer. Pronto, pensó, muy pronto se volverá a ver las caras.

- Двигайтесь, солдаты! / ¡Avancen! - ordeno con voz firme y autoritaria - Ничего не оставлять / No dejen nada en pie - Murmuro mientras tenia una media sonrisa en su rostro - На этот раз ты не убежишь / Esta vez no escaparás - susurro.

Los tanques volvieron a moverse y con ellos los soldados. El sonido de los disparos y el olor de la pólvora empezaron a emerger. De casa en casa avanzaron y no hubo ningún rincón sin revisar. El ejército rojo por fin había ingresado a la capital, acorralando al enemigo. Con su representación a la cabeza, la victoria estaba garantizada.

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Secretos de un pasado tormentosoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora