Extra 1

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Un amor que nació durante la guerra

¿Por qué había entrado en aquel conflicto? Se cuestionó molesto mientras miraba con fastidio el mar azul a través de la ventana de aquel avión. Chasqueo la lengua con desgano, ahora tenia que ver la horrenda cara del gringo. Se recostó en el asiento y cerro los ojos. No quería involucrarse, pero los alemanes lo habían atacado, no una sino dos veces, y su gente había muerte tras esos ataques. No podía quedarse sin hacer nada. Froto, su frente, siempre había procurado ser neutral en ese tipo de incidentes, pero esa no era una opción en estos momentos. Sintió como la aeronave descendía con una leve turbulencia. Solo cumpliría con su deber y regresaría a su tierra. Eso tenia en mente, ¿Quien pensaría que su vida cambiaria tras ese viaje?

Un amor que florecería como rosa en primavera

Su llegada no fue vistosa, ni mucho menos ruidosa. Solamente una bienvenida protocolar, con la representación de uno de los aliados. Canadá le sonrió cuando lo vio descender, y le extendió la mano para saludarlo. Estuvo agradecido de que no fuera el estadounidense quien lo recogiera. No dudaría en romperle la cara, si lo veía. Tuvieron una charla amena mientras se dirigían a la base militar, hablar con él siempre lo ponía de buen humor. Así fue como su Escuadrón 201, arribó para el combate.

Un amor tan dulce 

 Fue agradable ver al canadiense y eso, al menos, le sirvió para ignorar al estadounidense. Quien, al verlo, simplemente empezó a darle órdenes, diciéndole que tenia que hacer y a donde podía o no dirigirse. Empezaba agotar su poca paciencia, el muy idiota también le había prohibido cosas, como no acercar o hablar con URSS. Eso había sido la gota que derramo el vaso. Al principio fingió escucharlo, pero había llegado a su límite. Lo golpeo con todas sus fuerzas en la cara - ¡Cierra el pico, pendejo! - le grito.

El estadounidense escupió un poco de sangre y se limpió el labio ahora roto - México - lo llamo molesto.

Se cansó, no solo porque lo estaba tratando como si fuera de su propiedad. Si no que el muy imbécil había perdió a Filipinas, ese hecho hacía que la sangre le hirviera. Le lanzo otro golpe con intención de pelear, pero el contrario lo esquivo a duras penas. Antes de volver a lanzar otro puñetazo, se obligó a calmarse. Tenia que guardar esa furia para el combate, tenia que recuperar a Filipinas. Eso al menos compensaría algo del dolor que sentía por haberla dejado. Su capitanía, ¿Cuanto habría cambiado desde la última vez que la vio? Se giró sin querer mirar al de estrellas - Tú haz tu trabajo y yo haré el mío - dijo mientras de su espalda se desplegaban dos enormes alas y alzaba vuelo.

- Mexico! / ¡México! - lo escucho gritar.

Un amor tan fugaz

A los pocos días de su llegada le dijeron que tendrían que trasladarse, no le importo realmente a donde se dirían, solo saber que estaba cerca del territorio de la filipina. El viento soplaba fuerte esa noche, algunos copos de nieve empezaban a caer dando señal del inicio de una tormenta. Pensó que se congelaría si permanecía en el avión, así que decidió salir. Camino tranquilo y cuando por fin llego a la puerta pudo ver un hermoso paisaje nevado, pero eso no fue lo que más le llamo la atención. Un par de ojos amarillos chocaron contra los marrones de él, frunció el ceño. Tenia que ser una broma, creyó mientras bajaba. 

Su fría mirada no lo intimidaba, se dirigió hacia él y se paró enfrente - ¿Cuanto tiempo sin verte? - dijo con sarcasmo.

- Bienvenido - respondió. El mexicano siguió mirando un poco más, y nada más asintió con la cabeza. No perdería más el tiempo, se estaba congelando. Así que continuo con su camino, pero su escalofriante voz lo detuvo - Tenemos una conversación pendiente.

- No tenemos nada de que hablar - le respondió de igual manera - No tenemos relaciones políticas, recuerdas.

- No te dejes engañar - contesto con severidad - No tuve nada que ver con eso. 

- ¿Que quiere decir? - la nieve empezaba a caer con más fuerza, volteo a verlo - URSS

- México, te han mentido - menciono mientras empezaba a caminar. El enojo empezaba a burbujear dentro de él. Mataría a alguien en algún momento pensó mientras lo perseguía.

Mentiras que creyó ser verdad

Nota 1: El 26 de enero de 1930, México y URSS rompieron relaciones diplomáticas debido a diferencias ideológicas

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Nota 1: El 26 de enero de 1930, México y URSS rompieron relaciones diplomáticas debido a diferencias ideológicas. Por lo que ellos no se han visto hasta 1942. México fue engañado y por eso rompió sus relaciones con URSS. 

Nota 2: Las potencias creen que los países por debajo de ellos, por ejemplo Latinoamérica, no saben más que su idioma. En este caso, tanto Estados Unidos como URSS suponen que México solo habla español, pero la realidad es que México sabe varios idiomas. Solamente no quiere decirles por el hecho que puede saber si hablan más de él, suponiendo que no le entienden. Esto también pasa con los demás países de Latinoamérica. Esto no aplica para algunos países de Europa, como España, Reino Unido, Francia y Portugal. 

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Secretos de un pasado tormentosoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora