Las despedidas siempre eran dolorosas, pero él nunca imagino cuanto. De sus ojos llorosos no dejaban de brotar lágrimas, se aferraba a los brazos de su amado sin querer separarse, pero sabía que en cualquier momento los harían a buscar. Era tan injusto, apretó los puños con fuerza, ellos siempre pagaban por los errores humanos. La vida era cruel, pensó, dejarlo probar tal felicidad para luego arrebatársela. Tomo con dificultar aire - Te amo - susurro a duras peñas entre sus jadeos - Te amo, a pesar de todo - volvió a decir. El sufrimiento estrujaba su corazón y no lo dejaba respirar - No me importan que digan, yo te amo - menciono desesperadamente - Así que, regresa - sus sentimientos empezaban a desbordarse - Por favor - Suplico mientras levantaba su vista después de sentir las caricias del contrario - Regresa a mi lado - susurro.
Quería decir tanto, pero de sus labios solo salieron unas pocas palabras - Lo prometo - respondió depositando un cálido beso en sus labios - Solo espérame - pidió mientras limpiaba las gotas que salían de sus orbes - Regresaré por ti y nuestra hija - aseguro. - No importa cuanto tiempo pase, yo volveré pase lo que pase.
El menor asintió con la cabeza, bajo su mirada, hacia la pequeña bebe que yacía entre sus brazos, en medio de ellos dos tan ajeno a lo que estaba sucediendo. Sin comprender el porqué viviría sin un padre, que cruel destino para tal pequeña criatura - Pozuzo y yo - expreso el menor aun con lágrimas en sus hijos - Estaremos aquí, así que vuelve pronto - sollozo. El germano los miro a cada uno, para luego darte un cálido beso a ambos.
- Toma - dijo este sacando una reliquia de su bolsillo - No podre estar con ustedes, por eso quiero dejarte esto - Formulo mientras cogía una de sus manos y deposita el objeto en esta - Un recuerdo - le susurro. Pasco abrió su mano con curiosidad, revelando así una pequeña cruz negra. Le pareció hermosa y paso sus dedos sobre esta - Es una condecoración militar - dijo el mayor mientras extendía su mano hacia la contraria - Se llama Cruz de Hierro - intento explicar - Es la primera que se fabricó.
El pequeño abrió los ojos en asombro y negó con la cabeza - No puedo tener esto - dijo firme, pues aquel objeto parecía lujoso y muy antiguo - Parece importante para ti - intento decir mientras se lo devolvía.
Berlín sonrió encantado con la acción del pasqueño, tomo su mano y la cerro sobre el objeto - Ahora, tú eres lo más valioso en mi vida - le susurro para luego besarlo.
- Pero ... - Trato de hablar el pequeño, pero fue callado por otro beso.
- Sin peros - expreso - Quiero que tengas algo mío - intento convencerlo.
- Está bien - contesto - Lo cuidaré hasta que vuelvas - prometió.
- Te am... - Trato de decir el germano, pero un leve toque en la puerta los saco de su burbuja.
Una voz femenina se escuchó desde afuera solicitando entrar - Berlín - escuchó que lo llamaban - Pasco, es hora - menciono una limeña luego de que la dejaran entrar.
- Tan pronto - expreso con sorpresa el penúltimo de los hermanos.
- Lo siento - se disculpó la mayor - Pero, padre, dice que ya no se puede retrasar más.
- Entiendo, gracias Lima - menciono Berlín mientras agarraba la mano de Pasco - Vamos - le pidió - No olvides nuestra promesa - le murmuro antes de jalarlo hacia la salida junto a su bebe. El menor, un poco aturdido por todo lo que pasaba, lo siguió en silencio.
Era una hermosa mañana, eso podría ser para cualquier humano que pasara por ahí, con un cielo despejado y una briza fresca, pero para el de pelo amarillo ese era un día triste. En medio del jardín se encontraba su padre, esperándolos. Sus miradas parecieron cruzar por un momento, parecía que se compadecía de él, más no dijo nada cuando llegaron a su lado.
- Ya estoy aquí, Perú - menciono el germano posándose frente al mencionado seguido de su pareja.
- Tal vez en un futuro puedan estar juntos - susurro más para sí mismo el country - Bien, es hora de irnos - menciono este mientras extendía su mano. El germano la tomo confundido - No he podido conseguir ninguna nave que llegue hacia Europa - empezó a explicar - En estos momentos, todo tranquilo está restringido y no es bueno levantar sospechas - expreso cansado. - Por lo que esta sería la única oportunidad, aunque la verdad preferiría no hacerlo - término para luego hacer aparecer un par de alas negras de su espalda. Aquellas con la que lo había levantado para luego lanzarlo. Las miro detenidamente, son como las de México, pensó inconscientemente - No te preocupes, no te soltaré - finalizo mientras empezaba a ascender - Sujétate fuerte - aconsejo.
- ¿Realmente no hay otra manera? - pregunto incrédulo.
- No - negó con la cabeza - Y será mejor que partamos ahora si queremos llegar a tiempo - expreso.
La ráfaga de viento golpeo su rostro, el germano volteo para ver por última vez a la persona que más ama mientras empezaba a levantar - ¡Pasco!
El menor levantó su vista con lágrimas en los ojos, pero sin pensarlo corrió hacia él. Lo tomo del rostro y deposito el último beso - Te amo - susurrón ambos al mismo tiempo. Con ello se dijeron el último adiós.
Nota 1: La Cruz de Hierro es una condecoración militar del Reino de Prusia y posteriormente de Alemania, concedida por actos de gran valentía o por méritos en el mando de las tropas. La versión original fue diseñada por el arquitecto prusiano Friedrich Schinkel, quien recibió el encargo del rey Federico Guillermo III de Prusia. En un principio se concibió toda negra, pero se le añadió un filo de plata para que se destacara mejor en los uniformes. Fue creada el 10 de marzo de 1813 y entregada por primera vez el 13 de abril de 1813 a militares que combatieron contra las tropas de Napoleón I en la llamada Guerra de Liberación. Adolf Hitler restauró la Cruz de Hierro en 1939 como condecoración alemana (más que prusiana, como en versiones anteriores), continuando la tradición de otorgarla en varios grados. Después de la Segunda Guerra Mundial, la Cruz de Hierro es una condecoración que se otorga solamente en tiempos de guerra y no se ha concedido desde el final de la Segunda Guerra Mundial. La ley alemana prohíbe usar la esvástica, así que en 1957 el gobierno de la República Federal de Alemania autorizó cruces de hierro sustitutivas, con un racimo de hojas de roble en lugar de la esvástica, similares a las cruces de hierro de 1813, 1870 y 1914, que se podrían portar por quienes hubieran obtenido la Cruz de Hierro de la Segunda Guerra Mundial.
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Secretos de un pasado tormentoso
Ficción históricaUn alma pura se puede destruir de mil maneras. ¿Cuántas veces más tiene que pasar? - Podrías, por favor - con una mirada maternal en su rostro, ella pidió. - Claro - Desde hace cuanto que hacíamos esto, se preguntó mientras cambiaba su apariencia a...