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La brisa marina golpeaba con fuerza su rostro, algunas gotas le salpicaron mojando levemente su vestido. Ese seria uno de sus últimos viajes,  respiro profundamente haciendo que sus pulmones se llenaran del aroma salado del pacífico. Miro el amplio océano, la nostalgia lo invadió. Cruzando ese enorme charco de agua, estaba su hogar y su familia. Como quisiera que todo fuera diferente, pero ahora está demasiado involucrada. Su corazón estaba demasiado arraigado en ese lugar. Cerro los ojos tratando de alejar esos pensamientos complejos, tenia que acabar sus asuntos, antes de regresar, era lo mejor. 

Suspiro lentamente, empezó a caminar, dejando el puerto atrás. A pesar de su paso firme estaba nerviosa. ¿Como podía volver con Reich? En los días anteriores había estado tratando de un plan para regresar. No tenia idea de si sería recibida y posiblemente él la culpara por la perdida del territorio francés. Era posible que ya no confiara en ella o en la información que le llevaba. Así que estaba en un limbo, ¿Que hacer? Si se arriesgaba a enfrentar la furia del germano. Entonces se le ocurrió algo cuando vio su reflejo. 

Que un humano llegara de la nada al palacio y que pidiera ver a su representación es algo que pocas o nunca sucedía. Muchos incluso pensarían que se habría vuelto un demente por hacer esa simple solicitud  e incluso no le tomarían importancia. Si tan solo solicitar tener una audiencia con el emperador era una locura, el exigir ver a la representación de la nación era un acto descabellado. Como un simple humano podría atreverse a tanto. 

Las risas de los soldados no se hizo esperar, una mujer había llegado exigiendo ver a su representación. Muchos de ellos creyendo que estaba delirando, empezaron burlarse. Mientras que ella permanecía callada y con una mirada seria. Los hombres pueden ser exasperantes reflexionó. Sin tomarle mucha importancia a lo que decían o hacían, miro hacia la hermosa edificación. Sabía que él estaba ahí, ¿Como estaba segura?, simple esa era la ubicación de la cual le mandaban informe a Reich. Inhalo aire, esta era su única alternativa si quería volver sin tener repercusiones. 

Volvió su mirada hacia los guardias, empezaba a cansarse. Se dirigió a quien consideraba que era el jefe del grupo, él le miro incrédulo - あなたが私を入れれば、それはあなたにとってより良いです/ Será mejor que me dejes entrar - le dijo fría. Una sonrisa burlona apareció en sus labios, seguido de un par de insultos. Ella lo ignoro y se dispuso a ingresar, pero él la agarro del brazo lanzándola contra el suelo. Aunque pudo recuperar el equilibrio y no caer - その厄介な / Que desagradable - Odia usar la fuerza, suspiro resignada. Volvió hacia el hombre, lo cogió de la muñeca y se la rompió. Los demás miraron la escena horrorizados, dejo caer al herido al suelo e intento volver a ingresar. Pero al tan solo dar un paso diversas armas le apuntaron y los gritos empezaron a retumbar. Algunos entraron en pánico y huyeron en busca de refuerzos. Chasqueo la lengua molesta mientras los miro a cada uno, si le disparaban a la vez dolería como el infierno, ¿no?  

Ella los fulmino con la mirada, no quería entrar a la fuerza pero lo haría. No había otra forma, si mostraba debilidad podría ser simplemente descartada. Imperio Japones era alguien que no dudaba en arrebatar una vida, y mucho menos si creía que podría ser un traidor. Era mejor parecer intimidante, paso un momento hasta que ellos poco a poco empezaban a bajar sus armas. Agradecia internamente no tener que hacer más alboroto. Más tranquila retomo su camino hacia la entrada, pero cuando dio a penas un par de pasos diversos soldados llegaron a la entrada. 

- ここで何が起こっているのですか?/ ¿Qué está pasando aquí? - se escuchó una voz infantil preguntar. Al frente de los soldados se encontraba un pequeño niño de ojos rojos vestido con trajes tradicionales japones. Él la  miro detenidamente, una mujer extranjera fue lo primero que pensó - あなたは誰ですか?/ ¿Quien eres? - pregunto serio.

Secretos de un pasado tormentosoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora