Amor en tiempos de tragedia...

Capitulo 10: Vacío

Traté de mantener una rutina equilibrada entre mis estudios y las visitas al hospital. Los médicos le realizaron varios exámenes neurológicos a Ángel para saber cómo estaba su actividad cerebral pero todo sigue igual, no hay nada nuevo, a casi tres meses del accidente.
Lo único bueno es que ya se venían dos semanas de vacaciones en las que podría descansar de la escuela ya que hemos tenido mucho trabajo que hacer. Me veo en el espejo, puedo ver mis grandes ojeras, me veo tan demacrada y tal vez un poco amarillenta.

- Hola Sandra ¿cómo estás?, te veo un poco cansada.
- Hola Estefani, pues ya sabes, algo agotada, aquí tratando de sobrevivir al fin de semestre.
-Sí claro, entiendo y además pues...  lo de Ángel también te tiene así, ¿cómo sigue?
-Pues igual, no hay ningún cambio, no hay ninguna reacción, no parece que vaya a despertar pronto... -respondí y note como mi voz estaba bastante apagada.
- Lo siento tanto y de verdad no quiero incomodarte preguntándote, pero si necesitas algo me puedes pedir ayuda, lo que sea, si necesitas alguna tarea o algún trabajo en la que te pueda ayudar, lo haré con gusto. Es una forma de regresarle toda la ayuda que me dio Ángel en la escuela.
- Muchas gracias, de verdad, lo agradezco.
-Bueno, ya tengo que irme, se hace tarde, ¿no quieres que te espere?
- No, gracias, es que tengo que devolver un libro en la biblioteca.
-Bueno, te vas con cuidado.
-Sí.

Estefanía tenía razón la verdad es que ya era bastante tarde, así fuí hacía mi casillero, saqué mi libro, acomode algunas cosas y me dirigí a la biblioteca para entregar el libro. De pronto sentí como alguien tocó mi hombro por lo que volteé enseguida. Era Carlos, un tipo bastante callado con el cual había compartido clases anteriormente, no tenía ningún tipo de amistad con él y se me hacía raro que estuviera cerca de mí, sobre todo después de que me había mandado una carta diciéndome que soñaba conmigo y cuánta lamentaba el hecho de que tuviera un novio fuerte que podría romperle la cara a intentar algo conmigo. Cuando yo leí esa carta inmediatamente le conté Ángel todo lo que había ocurrido, no supe después si mi novio le había dicho algo pero sea lo que haya pasado sirvió porque este tipo jamás volvió a acercarse a mí, ni a mandarme ningún tipo de carta extraña.
Pero hoy justamente que me sentía bastante cansada, se acercó nuevamente y sin metir, tuve un poco de mala espina.

- ¡Hola Sandra! qué gusto verte de nuevo. Hace mucho que no te miraba.
-Ah, hola... ¿Carlos verdad?
-Si, ese soy yo.
-Genial, bueno yo ya me tengo que ir, debo deja...
- Qué raro verte sin tu novio cerca, de hecho creo que nunca te dejaba sola o algo así ¿verdad?
- Sí este... ahora no puede estar aquí.
- Ya me acordé, escuché que tuvo un accidente ¿no? Y ¿cómo está? ¿Está bien?
-Si, está bien, gracias.- Dije mientras trate de safarme y alejarme de el.
- Vaya pues espero que te vayas con cuidado, ya sabes, te puedes encontrar algún tipo con malas intenciones.

Cuando dijo estas palabras realmente me sentí con mucho miedo porque al decírmelo me miró de una forma muy extraña. Es verdad que cuando Ángel estaba bien, me esperaba cuando tenía que salir de mis clases demasiado tarde y siempre me sentí protegida pero ahora que no estaba aquí, me hacia sentir vulnerable frente a tipos extraños como Carlos.

Su mirada se volvía cada vez más penetrante, me estaba analizando de pies a cabeza de una forma morbosa. Quería correr cuando de pronto escuche la voz de alguien conocido, era uno de los amigos de futbol americano de Ángel, se acercó y me dijo:
- Vamonos, te acompaño a casa.- Asenti y me fui con el, dejando al tipo extraño atrás.
-¿Estás bien? ¿Ese tipo te estaba molestando verdad?
-Si... gracias por venir.
-Ese maldito loco, Ángel me contó cuando te mandó esa carta extraña y Alejandro yo lo acompañamos para decirle que no sé volviera acercar a ti.
Seguramente ahora que Ángel no está contigo quiere hacer de las suyas pero cualquier cosa puedes llamarme, si ese tipo te molesta de nuevo no dudes en pedirme ayuda.
-Muchas gracias Marcos.
-No agradezcas mientras, mientras mi amigo no pueda estar contigo yo puedo cuidarte de ese tipo.

Marcos era un buen amigo, se llevaba bastante bien con Ángel y con Alejandro, por ende yo ya habia convivido varias veces con él. Mi novio le tenia bastante confianza, la cual me transmitia confiar también y más aún que me había ayudado en esta situación. Amablemente me acompaño hasta mi casa y luego se despidió.
Espero que después de esto no vuelva a tener otro tipo de encuentro con Carlos como el que tuve hace rato.
Ya tenía bastantes problemas en los cuales ocupar mi mente como para agregar a un acosador a mi maleta.

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Le llamé a Fernanda para contarle todo lo que había pasado y me sorprendió saber que ya estaba en el hospital visitando. Aunque creo que debí haberlo visto venir, desde que le conté que Alejandro le gustaba he visto a mi amiga bastante al pendiente de el.

-Ya dime la verdad ¿que se atraen?
- ¿De qué hablas? solo somos amigos.
-Ay ajaaa, no te creo.
- Jaja, está bien, la verdad es que todos estos días he estado viniendo a visitarlo y a cuidarlo. Pues creo que ambos sabemos que nos gustamos, así que decidimos empezar poco a poco.
-¿Estan saliendo?
-No oficialmente pero sí, algo así.
-No sabes cuanto me alegra escuchar eso Fer, sé lo mucho que te gusta.
-Paso tan rápido que bueno, espero que dure mucho.
-Yo sé que lo hara.
-Quiero un noviazgo así de bonito y estable como el tuyo con Ángel. Son realmente almas gemelas.

Escuchar lo que mi amiga pensaba de mi relación me daba gusto y mucha tristeza a la vez por todo lo que estabamos pasando.

-¿Estas bien? Te escucho algo apagada.
-No estoy bien...
-Cuéntame, te escucho Sandy.
-Pasa que siento que estoy en un profundo agujero sin salida. No tengo ganas de nada, la escuela me estresa, extraño a mi novio y vivo con el miedo constante de no volver a hablar con él. Aparte hoy un idiota me intimido, me hizo sentir desprotegida y vulnerable.
-¿Qué? ¿quién? ¿qué paso?
-Te acuerdas de Carlos, pues ese tipo se acerco a mi de nuevo hoy despues de mi última clase.
-Maldito, y pediste ayuda?
-Me ayudo Marcos, afortunadamente estaba cerca y me acompaño hasta mi casa.
-Menos mal... mi clase termina una horas antes, pero puedo esperarte para que no te vayas sola.
-No te preocupes amiga.
-Como no me voy a preocupar, te voy a esperar y así nos acompañamos. No te estoy pidiendo permiso.
-Gracias de verdad, te quiero.
-No agradezcas, yo también te quiero. Te voy a apoyar para que superes esto porque soy tu amiga.

Lágrimas vuelven a surgir de mis ojos, hace tanto tiempo que vengo cargando tantos problemas y aunque trato de hacerme fuerte, a veces las situaciones me sobrepasan.

-Llora, saca todo lo que tengas, aquí estoy para escucharte y decirte que todo va a mejorar.
-Gracias, de verdad gracias.

Cuando colge la llamada, me metí a bañarme, me sente en el suelo y seguí llorando. Si es que de verdad había una luz al final del túnel esperaba verla pronto porque cada vez me sentía peor.