Capitulo 16: Incomodidad

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Ha pasado una semana ya desde que Ángel recibió su primera terapia en rehabilitación, también hemos ido a visitar a la psicóloga todos y parece que le ha ayudado demasiado. Desde que vamos a visitarlo mi novio ya no ha tenido actitudes negativas, aunque aún siente esa sensación de tristeza por su condición ahora se le puede ver mas feliz y calmado. De hecho lo que también  he notado es que esta mas contento desde que ya habla más fluido y disfruta muchísimo más la comida.
     En cuanto a mi, me he dedicado un poco más en la escuela, ya no lo he acompañado al área de rehabilitación tanto como antes, pero la razón es que las terapeutas son bastante amigables y profesionales por lo que eso nos da tiempo a todos de poder hacer otras cosas sin la preocupación de estar presentes en todas las terapias.

     Hoy Estaba en la escuela realizando un examen un poco largo por el cual ya había estado estudiando dias antes. Cuando terminara, iba a pasar a la cafetería tradicional del centro para comprarle unas donas a Àngel ya que me habia dicho que tenía antojo de comerse una porque eran sus favoritas.

     Todo iba bien en mi examen hasta que de pronto sentí una mirada profunda que me estaba incomodado, yo no podía voltear tan descaradamente en medio de un examen o el profesor me podia regañar así que trate de ignorar y seguir. Las preguntas eran algo difíciles por lo cual se me dificultaba concentrarme, aún así logré terminar el examen y entregarlo rápidamente en el escritorio. Cuando volví a mi asiento para recoger mis cosas me di cuenta por fin de dónde venía esa mirada, era Carlos, el tipo extraño que ni siquiera sabía que estaba en la misma clase conmigo, así que fingí que no lo mire y me retire lo mas pronto posible para pasar a mi casillero a guardar unos libros.

     Yo estaba concentrada acomodando mis cosas cuando de la nada sentí un piquete en las costillas: -¡Ay!- voltee para ver a Fernanda detrás de mi sonriendo.
-Así te queria encontrar.
-Me asustaste mensa.
-No seas exagerada, ademas mira lo que traje- sacó una cajita con chocolates, pero no eran cualquier chocolate, eran semi amargos, mis favoritos.
-Que rico, dame.
-Son para ti, los vi y dije "estos tengo que llevarselos a Sandra"
-¿En serio?
-Si. Tomalos.
-Gracias de verdad- dije mientras metía uno de esos dulces en mi boca. Sabian a gloria como siempre.
-¿Ya terminaste tus clases?
-Si, ahora voy a pasar a comprar donas para Ángel ya que tiene antojo y después iré al hospital.
-Te acompaño, sirve que le llevo unas a mi novio también.
-Perfecto, vamos.

     Y nos dirigimos hacia la salida de la Facultad cuando unos compañeros nos detuvieron.

-Hola, ¿cómo estan?- se trataba de uno de los chicos que fueron al hospital cuando recién había sido el accidente.
-Bien, gracias y ¿ustedes?
-También jeje, quería preguntarles como siguen Ángel y Alejandro, desde hace tiempo queria preguntarles pero no me las habia encontrado hasta ahora y no he querido ir al hospital para no incomodar.
-Puen Ángel esta bien, esta recuperandose y rehabilitandose poco a poco, ya sabes- respondí orgullosa.
-También Alejandro, yo creo que lo dan de alta en unos días, así que podrás verlo por aquí muy pronto- agrego mi amiga.
-Me da gusto escuchar eso, espero pronto verlos de vuelta. Gracias chicas, cuidense mucho- y nos despedimos.

     Después de eso llegamos a la cafetería y nos formamos para comprar las mejores donas que existian, de hecho cuando era invierno veníamos a tomar café y a comer donas. Aquí me podían encontrar seguido con mi novio, era como una tradición venir nada mas comenzara a hacer frío.

-¿cómo va Ángel?, Alejandro me comentó que hace unos días la estaba pasando mal y que incluso estaba yendo al psicólogo.
-Ya esta mejor, pero si, hace unos días comenzo a tener actitudes bastante negativas, pero lo comprendo sabes, no es fácil lidiar con lo que le ha tocado. Además que muchas de las cosas que tiene que soportar son bastante incómodas, como cuando le tienen que cambiar el tubo con el que respira, puedo ver en su rostro lo mucho que odia eso con toda su alma.
-Que difícil y que fuerte es para seguir adelante, dando su mejor rostro a la vida. Es un joven sorprendente por algo mi novio admira mucho a su amigo.
-Si, él es increíble.

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~Ángel ~

Desde hace unos días he estado yendo a terapia sólo, bueno con ayuda de las enfermeras, pero me siento tranquilo de que los demás puedan despegarse un poco de mi y puedan realizar los pendientes que tengan, no me gusta sentir que por estar conmigo ayudandome no puedan vivir su vida cotidiaba. Además la doctora que me ayuda en mi rehabilitación es muy amable y divertida. Las terapias  son de rutina, con el objetivo de mover mis extremidades para que los músculos no se atrofien y la sangre pueda circular mejor, evitando complicaciones a largo plazo por no poder moverme.

     Una enfermera me llevaba por los pasillos largos a mi cita de hoy, estaba entusiasmado porque al terminar mi novia me prometio que me traería una dona de la cafetería que soliamos visitar antes, hace mucho no me como una y ya podía sentirla en mi boca.

-Buenos días muchacho ¿cómo amaneciste hoy?
-Bien doctora y ,usted?
-Que bueno. Yo muy bien, feliz de poder llegar para atender a mis pacientes. Hoy vamos a hacer ejercicios con tus piernas, las vamos a preparar para correr una maratón.
-Suena bastante bien- dije riendome por dentro porque ni de chiste podría volver a correr una maratón. Aunque era bastante deportivo, solo lo hice una vez por un concurso de caridad, pero ese día termine bastante muerto. Preferia mejor el deporte donde pudiera derribar jugadores con mi propio cuerpo, aunque bueno eso ya era cosa del pasado.

-¿Estas listo?
-Si- dije mientras vi como la terapeuta  tomaba una de mis piernas con cuidado y las ejercitaba poco a poco. Todo iba bien de rutina, ponia un poco de música para hacer menos tediosa la visita.
     Tenia entendido que la Dra. Lorena había tratado pacientes con tetraplejia  antes, por lo tanto era toda una experta, por eso me sentía bastente cómodo con ella. La acompañaba una asistente llamada Rosalinda, era bastante timida porque cada vez que me miraba se ponia roja y volteaba hacia otro lado, por lo tato casi no la conocía, nunca habíamos tenido la oportunidad de hablar. 

     Mientras pensaba en todo esto, otra terapeuta entró y llamo a Dra. Lorena, parecía algo seria por lo que se volveó a verme y me dijo:
-Es una urgencia, voy a ausentarme un rato, te dejare con mi asistente, ella sabe muy bien todo el protocolo, no te preocupes, te quedas en buenas manos, ¿verdad Rosy?
-Si doctora, yo me encargo.
-Esta bien- dije mientras vi a las dos doctoras salir del lugar, entonces suspire y vi a la asistente, estaba comportándose algo extraña, pero supuse que era por su personalidad.

-¿Y te vas a dedicar a esto para siempre?- pregunte para romper el hielo.
-Si, ya estoy por terminar la carrera de fisioterapia, este es mi servicio.
-Que bueno.
-¿Y tu estudiabas?
-Si, biología.
-Genial... ¿ya no vas a seguir?
-Quiero terminar mi carrera, cuando me den de alta, pienso volver.  Mi familia me esta apoyando en eso.
-Eso es bueno. Ojalá termines y cumplas tu meta.
-Gracias.

     Todo iba fluyendo bastante bien, ya había pasado una hora desde que la otra doctora se había ido. Sin embargo todo cambió  cuando de pronto vi como la asistente puso su mano cerca de mi entre pierna, por supuesto que yo no sentía nada pero la estaba viendo, mientras me puse bastante incómodo  ya que su mano iba subiendo poco a poco.

-¿Qué haces?- pregunte algo enojado.
-Lo siento, yo no quería incomodarte-. Y antes de que yo pudiera decir algo, entró la doctora al lugar.

-¿Como va todo, ya terminaron?
-Si- respondí mientras vi como la asistente se volteaba hacia otro lado.
-Bueno, te llevaré a tu habitación, Rosy tu recorge el lugar, gracias por ayudar, ahora vuelvo.

     Mientras íbamos de camino, solo iba pensando en lo que había ocurrido, ¿será que simplemente lo malinterprete?. Me sentía un poco raro con este hecho, no sabía que decir ni supe como reaccionar, pero por ahora prefiero no decir nada al respecto.
Cuando llegamos, mi novia ya estaba en la habitación esperandome, se acercó para ayudar a la enfermera a colocarme en mi cama.

-Sandy ¿como te fue en el examen?
-Bien, estuvo algo dificil, pero creo que me irá bien.
-Así se habla, tu eres bastante  inteligente y sabes que estoy muy orgulloso  de ti.
-Que hermosas palabras, ven para aca- dijo mientras se acerco y me dio un beso largo y tierno -te amo, mi valiente héroe. 
-¿Y mis donas?
-Tú solo  piensas en comida.
-Obvio,  tengo hambre, vamos dame una.
-Voy- sacó una bolsa de papel de su mochila y comenzó a darme trocitos pequeños de dona. Este era mi sabor favorito, hace mucho que no me comia una y estaba muy feliz de volver a comerlas.

Amor en tiempos de tragedia...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora