Capitulo 35: El sol se apaga

243 41 44
                                    

Ángel~

Ha sido difícil acoplarme de forma exitosa a un país completamente diferente al mío en todos los sentidos, además que mentalmente he estado muy agotado, todo este problema comenzó cuando comencé a recordar fragmentos difusos del accidente que arruinó mi vida. He intentado de todas las formas posibles mantener la mente positiva, pero los ataques de ansiedad me han estado persiguiendo casi todas las noches. Puedo ver a mi madre sufrir por verme de esta forma, lo cual me hace sentir todavía peor, porque yo no decidí terminar de esta forma, yo no quería tener un accidente en el cual quedaría completamente paralizado, yo no quería vivir toda mi vida de esta forma, cargando con el recuerdo de mi pasado. Por eso hoy estoy tomando una terapia con un psiquiatra que me está tratando, afortunadamente conseguimos a un profesional que habla español, tal vez eso me tranquiliza de cierta forma, pero no importa cuanto hablemos, me sigo sintiendo completamente roto y frustrado.
      —Entonces, ¿sigues teniendo episodios de ansiedad por las noches? — el psiquiatra me observó detenidamente.
      —Si — respondí.
      —¿Puedo saber qué es lo que sientes, cuando tienes esos periodos?
      —Si.
      —Describelos.
      —Todo comienza cuando por mi cabeza pasan imágenes, sensaciones y sonidos del accidente de auto que tuve hace meses… —hablar de esto me hacía sentir estrés porque tenía que recordar esas escenas de nuevo — …después comienzo a sentir mucho dolor…
      —¿Qué clase de dolor? — dijo mientras anotaba en su libreta.
      —Yo lo describo como dolor mental y físico. Puedo sentir el sabor de mi sangre saliendo por mi boca. La impotencia de no poder moverme, de no poder gritar.
      —¿Cómo te hace sentir eso?
      —Atrapado, como si estuviera en una caja muy pequeña que me asfixia. Quiero liberarme, pero no puedo, mis manos no responden — miró hacia abajo, puedo ver mis manos reposando en la silla de ruedas. Intento moverlas y me enoja no poder hacerlo.
      —¿Qué estás haciendo?
      —Intento mover mis manos…
      —Sabes que no puedes hacerlo
      —Si…
      —¿Eso te causa conflicto?
      —Si.
      —Entiendo, es sumamente difícil que tu vida de un giro tan repentino, sobre todo cuando parte de tu independencia se esfuma en un segundo. Es normal que te sientas enojado y frustrado cuando quieres hacer las cosas más básicas pero tu cuerpo no responde. Además estás teniendo periodos de ansiedad, ligados al evento traumático que tu cerebro de cierta forma había ocultado para protegerte, sin embargo, este tipo de traumas en algún momento tienen que salir y no puedes simplemente ignorarlos.
      —Solo quiero olvidar — mi pecho se sentía oprimido, de forma mental porque era imposible tener sensaciones debajo de mi cuello.
      —Pero eso no va a ayudarte, sabes, tienes que afrontarlo.
      —No sé como hacerlo, me siento en un abismo.
      —¿Sientes que estás cayendo o que estás en el fondo del abismo?
      —No puedo explicarlo…
      —A ver, hagamos algo — se levanta y camina hacia su escritorio, toma la lámpara y baja la intensidad de la luz. El ambiente ha cambiado, se siente más relajado de cierta forma —quiero que cierres los ojos y pienses en ese abismo ¿listo?
      —Si.
      —¿Qué sientes?
      —Me siento abrumado, estoy cayendo… cayendo hacia un abismo oscuro, no hay luz, no hay nada…
      —Mira bien, trata de sentir cosas buenas, recuerda a la gente que amas.
      —Sigo sin ver nada…
      —Entonces no recuerdes, siente.
      —¿Qué… sienta…?
      —Si, mentaliza lo que sientes cuando recuerdas a las personas importantes en tu vida. Tus padres, hermanos, abuelos, amigos.
      —...
      —¿Qué pasa Ángel?
      —Es como si la oscuridad se disipara un poco.
      —¿En quién estás pensando?
      —En mi madre, en mi hermana menor, mi padre, mi abuela materna que falleció hace algunos años, ella me preparaba galletas en navidad… También pienso en…
      —¿En quién?
Me detuve a pensar, no quería admitirlo, pero estaba pensando en ella  —... en mi ex novia.
      —¿Hace cuánto terminaron?
      —Hace unos meses.
      —Ella fue importante en tu vida ¿no?
      —Si… ella fue mi primer gran amor.
      —¿Aún la quieres?
      —Si.
      —¿Por qué terminaron?
      —Tal vez porque buscamos cosas diferentes o quizá se dió cuenta de que pasar toda la vida conmigo ya no era parte de sus planes. La entiendo, nadie quiere cargar con una discapacidad tan alta como la mía.
      —¿Lo dices porque ya estabas pensando en la posibilidad de que ella te dejara?
      —Si.
      —Pero te duele, y lo puedo sentir en tus palabras.
      —.... — Un nudo en mi garganta apareció de inmediato, me dolía tanto esta ruptura, me quemaba por dentro. Sin embargo el mismo fuego con el que me consumía su recuerdo, iluminaba la oscuridad que sentía a mi alrededor. Ella era una luz, una luz muy brillante en mi cielo nocturno y eso no iba a cambiar nunca, sin importar cuanto me doliera su ausencia, ella estaba presente, siempre.
      —¿Qué piensas?
      —Que si no hubiera tenido ese accidente, ella estaría conmigo. Que no estaría aquí sentado en una silla de ruedas, contándole mis sentimientos a una psiquiatra.
      —¿Piensas que todos tus problemas derivan de tu condición actual?
      —Si.
      —Pero, no puedes cambiarlo, ¿lo entiendes?
      —Si. — el nudo en mi garganta era cada vez peor.
      —Lo primero que debes hacer es reconciliarte con tu presente, con tu condición, con tu pasado. Hay muchas cosas que puedes hacer, me dijiste que estabas aquí como estudiante de intercambio, que estás trabajando en un instituto de investigación bastante prestigioso, ¿Por qué estás haciendo todo esto?
      —Porque quiería ayudar a las personas, porque mi sueño antes era ser investigador, pero no sabía en qué campo entrar hasta que…
      —Hasta que pasaste por esta difícil situación.
      —Si — lo pensé, y comprendí porque viaje muchos kilometros fuera de casa, porque aún no me he rendido a pesar de que mi mente me tortura cada noche.
      —¿Cómo quieres ayudar a las personas?
      —Aportando mi granito de arena en la investigación con células madre como método alternativo para todos aquellos que tienen lesiones medulares como la mía. Estos meses en el instituto, hemos descubierto que puede mejorar la calidad de vida de las personas, eso me da esperanza, a mi y para la gente que lo necesite.
      —Y lo estás haciendo bien, estás un escalón más arriba para llegar a tu meta. ¿Tu condición te lo ha impedido?
      —No.
      —Has logrado adaptarte con lo que puedes hacer.
      —Si, pero no es suficiente…
      —Todas y cada una de las personas que te están acompañando en el camino, es porque confían en ti, porque creen que tus metas no quedaron truncadas, porque saben que ese es tu propósito. Ángel, tienes que seguir siendo fuerte, por todos los que te aman y te apoyan.
      —¿Y si no quiero seguir? ¿Y si no quiero seguir intentándolo?, siento un gran vacío en mi pecho, aún sabiendo todo lo que quiero hacer y cuanto quiero ayudar a las personas. Es como si me consumiera por dentro, como si quisiera tirarlo todo por la borda, a veces despierto y deseo estar muerto.
      —Entiendo, pero te vamos a ayudar — se dirigió hacia su vitrina con puertas de vidrio, tomó un frasco, leyó la etiqueta para después verme  —Los estudios clínicos que te realizamos, arrojaron una baja cantidad de los neurotransmisores importantes para mantener tu mente sana. Probablemente eso esté causando tus periodos de ansiedad y depresión, pero con esto podemos contrarrestar los síntomas. Solo hasta que podamos ayudarte con esos pensamientos, no queremos hacerte dependiente de este medicamento, por eso tienes que ayudarnos, esto es altamente adictivo, necesitamos que pongas de tu parte.

Amor en tiempos de tragedia...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora