Capítulo 11: Luz

469 54 33
                                    

Estaba tomando mi clase de Biogeografía, la cual no me aburría pero era algo tediosa, sobre todo porque si bien la profesora era una investigadora al nivel de doctorado, sus clases resultaban algo complejas porque a veces ella misma no sabía como darnos ciertos conceptos a un nivel que los simples mortales como nosotros pudiéramos entender. También sus exámenes eran bastante difíciles, Ángel ya habia pasado esta materia con esta misma profesora y había sacado diez de calificación, de verdad no sabía como lo había logrado, sin dudas tenia un novio bastante inteligente.

En plena mitad de clase estaba tratando de no quedarme dormida, no había descansado bien ayer y al parecer el cansancio acumulado me estaba cobrando factura.

-Sandra, no te duermas
-Si, si... solo un ratito
-Noo, la profesora te va a regañar- dijo mi amiga Fernanda mientras me pellizcaba la pierna.
-Ash, ya esta bien, aguantaré- contra mi propia voluntad, coloque mi rostro para mirar hacia el pizarrón y trate de poner atención. Dije trate, porque de verdad no entendí nada.

     Cuando por fin terminó la clase, me levante con mucha pereza y nos dirigimos a desayunar algo en la cafetería.

-¿Qué habrá de comer hoy?
-No sé, lo mismo de siempre, que importa.
-Últimamente andas muy negativa.
-Seh, seh, lo que sea- murmure mientras ignore la forma en que mi amiga me estaba viendo. Pero no me dijo nada, solo siguió tratando de mantener una mente positiva. Yo me pedí unos hot cakes con café de olla y un tazón de gelatina, mientras que mi amiga se trajo un sándwich de jamón, un tazón de frutas y jugo de naranja.

-¿Y cómo esta Alejandro- pregunte.
-Bien, en unos días va a comenzar su rehabilitación, ya sabes, aprenderá a caminar con la pierna prostética que le hicieron.
-¡Que bueno! y supongo que lo vas a acompañar a sus terapias -la mire con una sonrisa.
-Sí, por supuesto, es mi deber como su nov...
-Ya dilo, como su novia.
-Jajaja perdón aún siento que es muy nuevo esto para mi.
-Esta bien, tomate tu tiempo para acostumbarte.
-De verás, la madre de Alejandro no quería comentarle a detalle el estado de Ángel para no preocuparlo, pero de verdad que no pudimos ocultarlo más.
-¡Uy...! Y cómo lo tomo?.
-Se puso algo triste, sobretodo porque no puede visitarlo aún, solo familiares y tu lo han visto.
-Si bueno, esperemos que algún día pueda verlo.
-Va a despertar, ha luchado por su vida hasta este momento.
-Si- respondí sabiendo que todos dicen lo mismo pero comienzo a creer que solo lo hacen para que me sienta mejor. Ya no quería palabras de consolación, lo que necesitaba era volver a escuchar la voz de mi novio.

     Al terminar el desayuno, me despedí de mi amiga y fui a la zona de computo para imprimir una tarea, ya estaba en la fila esperando cuando de pronto mi celular suena.
-¿Eh?- Me sorprendió ver que la llamada era de mi cuñada, lo cual me dio algo de miedo, podría ser una mala noticia...
-Hola?
-Si, hola Vane, ¿Qué pasa?
-Sandra por favor, necesitamos que vengas al hospital pronto.
-¿Le paso algo a Ángel? -mis manos comenzaron a sudar.
-Aquí te explico, no puedo hablar por aquí, tengo muchos sentimientos encontrados, por favor ven.

     Su respuesta a medias sólo me hizo sentir aún más nerviosa, estaba segura de que algo le había ocurrido a Ángel y tenía mucho miedo. Salí de la facultad casí corriendo, tome un autobús que se dirigía al sur, ni siquiera recibí mi cambio al bajarme, el chófer solo se me quedó mirando como si estuviera loca. Corrí lo más fuerte que pude, doble la esquina y allí estaba, el hospital de traumatologia que había estado visitando casi a diario, me registré en recepción.

-Toda la familia esta en la habitación.
-¿Toda?- mierda algo no está bien -Gracias.

     Mientras caminaba por los largos y blancos pasillos, sentía como si mi corazón se fuera a salir de mi pecho. Mis piernas temblaban con cada paso, no sabía que esperar, nuevamente temia por la vida del amor de mi vida, estaba harta de malas noticias.
Mi corazón se detuvo cuando vi a mi suegra llorando fuera de la habitación, mi suegro la estaba consolando.

Amor en tiempos de tragedia...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora