Capitulo 42: Reencuentro

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~Ángel~

Llevamos 18 hrs volando, realizamos varias escalas en medio del camino ya que eran demasiadas horas de viaje y el cuerpo necesita un respiro de ir sentado en la misma posición por mucho tiempo, lo cual fue incómodo aún en mi condición, pero al fin habíamos llegado a nuestro destino, pronto volveré a verme con mi padre y mi hermana, después de meses sin estar juntos, creo que por fin podremos hablar y arreglar las cosas.

Mientras todos los pasajeros descendían del avión, yo me tuve que esperar a que alguien me ayudara porque con la silla no podía bajar por el mismo lugar que los demás, bueno en teoría sí podría pero dudo que saliera ileso de allí.

     —Me dormí estas últimas horas y mi cabello está todo alborotado— mi Sandy estaba mirándose en su espejo de bolsillo.

     —Te ves bonita.

     —No es cierto.

     —Claro que sí, si pudieras verte a través de mis ojos, lo sabrías. 

     —Tan lindo como siempre.

     —No importa si tu cabello parece un nido de ardillas o si tienes baba reseca en la comisura de tu boca. Eres hermosa y perfecta.

     —Oye— se limpió la boca rápidamente —que malo eres.

     —Es broma, no tenías baba.

     —Ya no te creo— se cruzó de brazos e hizo un puchero.

     —Dame un beso.

     —No.

     —Por favor.

     —Ustedes ya pueden bajar, mientras nosotros bajamos al pasajero, lo pueden esperar abajo— la azafata se dirigió hacia mi madre y mi novia.

     —Muy bien, nos vemos abajo hijo.

     —Si ma…—un beso en mis labios me tomó desprevenido, un largo y sabroso beso.

     —Te veo abajo mi amor.

  

****

     —Voy a ir por las maletas, mientras Sandra tu quedate con Ángel, la azafata me dijo que aquí traerán su silla para que lo ayuden a cambiarse y podamos salir más rápido.

     —Si por favor, necesito llegar a casa, estoy muy agotado.

     —Muy bien señora, nosotros esperamos aquí hasta que traigan su silla, su hijo se queda en buenas manos— me cerró el ojo discretamente.

     —Estoy de acuerdo en que tienes unas manos maravillosas— solté una pequeña risa.

     —Me gustan más tus manos— mi novia tomó mi mano derecha y la puso en su cara —auch.

     —¿Qué pasó?— 

     —Me rasguñe la cara con la férula de tu mano.

     —Lo siento.

     —No te disculpes.

     —Tengo que hacerlo, tienes un novio que te rasguña con sus aparatos ortopédicos que tiene que usar a pesar de que los odia y tampoco puedo acariciar tu cara para que no te duela el rasguño.

     —Pero yo sé que si pudieras, lo harías—me besó en la frente.

     —Ejem, una disculpa por interrumpirlos.

     —Ah perdón, estábamos, solo…—Sandra se puso roja al ver que fuimos sorprendidos por un trabajador del aeropuerto que venía con mi silla de ruedas.

Amor en tiempos de tragedia...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora