Capítulo 31: Olvido

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Cuando salí de la casa de Ángel, sentí como si mi pecho quisiera reventar, lo había destrozado, le había quitado algo que era importante para los dos, nuestro amor. Él no sabía las razones por las que le estaba pidiendo tiempo, en este momento lo más probable es que me odie por terminarlo de la forma tan fría y directa en que lo hice, yo me odio por haberlo hecho.

      —¿Por qué estás llorando? — mi amiga dijo inmediatamente al verme salir de la casa con los ojos húmedos. 
      —Vámonos, por favor— hice un gesto para evitar recibir más preguntas de ella o de Alejandro, que estaba acompañándola fuera del jardín  —te contaré de camino a casa, por ahora necesito salir de aquí— ambos tenían el rostro lleno de confusión porque no entendían nada de lo que estaba ocurriendo.
      —Te veo al rato en mi casa— Fernanda besó rápidamente a su novio y me acompañó hasta el vehículo de su hermana, él solo respondió con un lento “si”.

Yo entré lo más rápido que pude y cerré la puerta con fuerza por lo que mi amiga hizo un gesto de enojo  —¿me vas a decir que es lo que pasó? — comencé a sollozar lentamente para responder en voz baja  —Termine con Ángel— su expresión se volvió cada vez más asombrada al escuchar las palabras que salían de mi boca  —Terminar de terminar… ¿terminar su relación? 
      —Si— dije levantando la voz  —Le dije que necesitaba tiempo, y lo dejé. 
      —Pero no entiendo, cómo es posible que llegarás a tomar esa decisión, ¿estas loca?... no tiene sentido. 
      —Es mi decisión, no diré nada más al respecto— me volteé para ver hacia fuera de la ventana, mis ojos se enfocaron en un parque de diversiones, estaban dos columpios solos. Suspiré al recordar todas las veces que mi novio y yo habíamos venido por las tardes a columpiarnos juntos mientras platicamos por horas. Incluso hubo veces en que nos olvidábamos del tiempo que pasabamos allí, que los vecinos de alrededor cuando llevaban a sus hijos a divertirse, nos miraban feo para que les diéramos el lugar, Ángel terminaba disculpándose y ofreciéndose para columpiar a los niños, mientras sus padres cuidaban de sus otros hijos. 
      —No tiene sentido, soy tu amiga y también soy amiga de Ángel, al menos merezco una respuesta que tenga sentido, porque yo sé que lo amas tanto como él a ti, no puedo siquiera imaginar porque estás tomando está decisión— paro el auto —Habla o te dejó aquí. 
      —Déjame aquí — tomé la manija de la puerta para abrirla pero le puso seguro en seguida   —quita el seguro Fernanda.
      —No, te llevaré a casa, si no quieres hablar de esto, está bien, lo respeto. Sin embargo solo quiero entenderte para saber si puedo ayudarte. 
      —¿Ayudarme en qué? — apreté los puños de mis manos
      —Mírate, estás destrozada por haber terminado tu relación. Hay algo que te está orillando para hacer esto, pero si no me dices, cargarás con ese peso siempre. 
      —Gracias, pero por ahora solo quiero descansar en casa.  

En ese preciso momento comenzó a sonar en la radio la canción “Nothing Breaks Like a Heart” de Mark Ronson y Miley Cyrus: 

♫Este mundo puede hacerte daño,
hacerte un corte profundo que deja una cicatriz.
Todas las cosas se hacen pedazos, 
pero nada se rompe como un corazón ♫

♫Ayer por la noche, te oí en el teléfono,
vivimos y morimos por hermosas mentiras,
lo sabes, oh, lo sabemos. ♫

♫Tuvimos toda la noche para enamorarnos, 
pero en un abrir y cerrar de ojos, nos derrumbamos.
Estamos rotos, estamos rotos.
Nada puede salvarnos. ♫

Cuando llegamos a casa, me despedí, agradecí nuevamente a Fernanda por acompañarme y comprender que en este momento tenía muchas cosas en que pensar. De nuevo en mi habitación, no sé cómo me las arreglé para zafarme de mi madre y no tener que contarle nada por ahora. 

Amor en tiempos de tragedia...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora