Five.

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—Niki, calabaza, despierta. —susurró una voz masculina suave.

Se quejó suave, negándose a despertar. Estaba durmiendo muy cómodo en su lugar y descansando que no quería levantarse.

Suspiró, pasando saliva mientras mantenía sus ojos cerrados, su mejilla algo entumida por estar puesta sobre una superficie dura durmiendo.

—¡Niki! ¡Despierta! —gritó nuevamente la voz masculina, cerca de su oído.

Abrió los ojos de golpe, alzando su cabeza y enderezándose en su lugar asustado, mirando hacia todos lados para entender lo que sucedía y del porqué le habían gritado.

Encontró los orbes marrones de su hermano mayor mirándolo fijamente con los brazos cruzados, su cabello amarrado en una desaliñada coleta que dejaba sobresalir algunos mechones tejidos en trizas. Posiblemente Yeji había estado jugando con su cabello.

—Dios, ¿qué pasó? —preguntó con voz ronca, rascando su ojo con una mano—. ¿Por qué me despertaste así?

—Porque te iba a dar un dolor de espalda si seguías en esa posición durmiendo —alegó Hyunjin—. Además, si estabas tan cansado debiste haber ido a tu habitación a dormir, eso provoca dolores en tu espalda.

Riki bostezó, estirándose en su lugar para despertar todos sus músculos entumidos. Si Hyunjin estaba en la casa debía ser algo tarde, porque usualmente llegaba a eso de las ocho o nueve de la noche, por estar todo el día en su trabajo.

—Es que me quedé dormido estudiando, pronto tendré un parcial y quería estar preparado —respondió el rizado, empezando a recoger sus cuadernos y libros regados encima de la mesa—. ¿Qué hora es? ¿Yeji ya llegó?

Hyunjin le ayudó a recoger demás libros y hojas que tenía en la mesa, además de sus colores y marcadores. Limpiando la mesa.

—Son las ocho y media —dijo, mirando su reloj de mano rápidamente—. Yeji llegó hace media hora, yo llegué antes que ella, salí temprano del trabajo. Estabas dormido ya cuando ambos llegamos, ¿estás muy cansado o no has podido dormir bien?

—No, hyung, sólo que ayer me acosté tarde charlando con Sunoo y Jungwon. —respondió Riki, tomando su ipad y guardándola en su estuche, para después cargarse todos sus libros y caminar en dirección a su habitación, donde los guardaba.

Hyunjin le acompañó cargando demás de sus libros, dejándolos en su pequeña biblioteca personal y ayudándolo a acomodarlos para que no se viera tan desordenado todo o Yeji les gritaría.

—¿Chateando con Sunwoo y Jungwon o con el chico que te viene a traer de la universidad en su motocicleta todos los días? —preguntó, dejando el último libro sobre la repisa.

Riki tosió algo incómodo, sintiendo sus mejillas enrojecer ante la mención del ojiverde, quien los últimos días, ya que no podían verse por mucho tiempo por cuestiones de horario, lo dejaba en su casa antes de irse al trabajo, aunque le haya insistido de que no.

—No, Hyunjin-hyung, ¿cómo crees? —negó, guardando su ipad en su gaveta de noche, donde solía guardarla—. Además, ni su número tengo. Dudo que él tenga el mío.

—¿No tienes su número y se ven todos los días? —cuestionó Hyunjin, recostándose de la biblioteca con los brazos cruzados—. Eso no tiene sentido.

Riki soltó una risa, terminando de acomodar sus carpetas en la encimera y recordando el lugar, para mañana volver a estudiar.

—Jake no tiene sentido.

—¿Se llama Jake?

Riki ladeó la cabeza y miró a su hermano mayor, mordiendo su labio inferior para no mostrar la sonrisa que empezaba a curvar sus labios por el sobreprotección de Hyunjin.

The Bathroom.『Jakeki』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora