Thirty Eight.

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Abrió los ojos por el sol que chocaba contra su rostro, más el leve calor que había en la habitación, aunque el aire acondicionado estuviera encendido. Maldición, en Australia hacía mucho calor.

Se levantó de la espaciosa cama, observándola vacía y con las sábanas destendidas, algunas tiradas en el suelo. Rascó su ojo derecho con su puño cerrado para quitar los indicios de sueño en su cuerpo y bajó de la cama.

Al lado de la almohada de Jake había un papel, con algo escrito en él. Frunció el entrecejo y tomó la nota, leyendo su contenido.

"Fui temprano a jugar golf con mi papá, no quise despertarte. Espero y hablemos cuando llegue, no me tardo"

Jake.

Arrugó el papel en su puño y lo tiró hacia el cesto de basura a un lado de la cómoda de dormir, alborotando su cabello ya despeinado con su diestra.

Entró al baño privado del mayor, pensando en darse una ducha ya que hacía mucho calor para ser tan temprano. Se metió a la ducha puesto le daba algo de pereza llenar la gigante bañera y pensó en todo lo que había sucedido ayer.

Recién se levantaba pero sentía que no había dormido absolutamente nada, todo su cuerpo estaba cansado y su cabeza dolía un poco. Quizás por el cambio de clima o porque era la primera vez que dormía tan lejos de sus hermanos.

Anoche, después de subir, llamó a Yeji y a Hyunjin para distraerse y no hablar con Jake sobre su huida del comedor, alargando la conversación hasta que escuchó la respiración pesada de Yeji porque se había quedado dormida y a Hyunjin diciendo incoherencias por el sueño. Luego fingió estar dormido cuando Jake subió a la cama para hablar con él y lo evitó. No quería hablar con eso. No tenía ánimos.

Pero hoy sabía que no había manera alguna de que pudiera evitar esa conversación. Y por más que pensará en alguna excusa, no se lo ocurría nada. Iban a hablar sobre su madre y lo muy mal que lo trató anoche, y tampoco es que quisiera que el ojiverde y su progenitora pelearan, venían a celebrar su graduación, no a crear discordias.

Quiso evitar bajar para desayunar porque sabía que se iba a encontrar solo con la señora Emma y eso era lo que menos quería en este mundo. Era muy temprano para pasar malos ratos. No quería hacerlo. Más cuando pensó quedarse entre las sábanas después de haberse duchado; la puerta fue tocada.

—Señor Riki, es hora del desayuno. El señor Jake me pidió antes de que se fuera que lo llevase a desayunar —la voz del chico llamado Louis se coló entre la madera, llegando a sus oídos—. También tengo que hacer el aseo de la habitación. Por favor, salga. —pidió en un tono suave.

Elevó una queja y se levantó de la cama, colocándose sus zapatos y peinando su rebelde cabello para poder bajar y lucir presentable. No quería que lo juzgarán a plena mañana por su presencia.

Aunque todo era probable con aquella mujer.

Abrió la puerta y se las arregló para mostrar una suave sonrisa ante el chico pelinegro a su frente, para lucir cortés.

—Buenos días. —saludó Riki.

—Buenos días, s-señor Riki —saludó en regreso el joven, sus mejillas coloreándose de un rojo suave—. La señora de la casa está en el patio trasero desayunando, si gusta acompáñela.

—Está bien, Louis —asintió—. Pero, no me digas señor, ¿sí? Tengo solo veintiuno. Trátame con confianza.

—P-Pero, señor...

The Bathroom.『Jakeki』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora