El cielo seguía oscuro mientras la motocicleta transitaba a toda velocidad por las calles de Seúl. Se abrazaba con toda la fuerza que tenía a el estómago del contrario, enterrando su nariz en su espalda para inhalar su adictivo aroma.
La motocicleta se detuvo enfrente de su edificio, aparcando rápidamente. Bajó de ella aún sin el calor bajar por sus mejillas, más el frío congelando su cuerpo aunque llevará puesto la chaqueta del otro.
Se quitó el casco de su cabeza, dandóselo al ojiverde, quien lo recibió y lo dejó a un lado del manubrio del vehículo.
Contuvo el aliento sin saber qué decir, ambos orbes chocando torpemente cuando no hubo nada qué decir o acotar sobre la situación, los labios de ambos hinchados y brillantes por la saliva compartida hace menos de una hora.
Riki mordió su labio inferior, mirando sus manos para no sentirse tan vergonzosamente nervioso frente al otro, o intentando disimularlo.
—Bueno, creo que es hora de entrar —se excusó, intentando huir a toda costa de Jake, como siempre—, hace mucho frío.
—Está bien, ricitos —asintió, soltando una risa nasal a la par que se bajaba de su motocicleta y quitaba su casco—, duerme bien y piensa en mí.
—S-Siempre lo hago —respondió, alzando la mirada—. E-Es decir, y-yo... —balbuceó, intentando revertir aquella frase tan vergonzosa que había dicho, pero no encontrando cómo.
—Hey, ricitos de oro —Jake lo calló, colocando su fría mano en su mejilla—, yo también te pienso, todas las noches que no logro dormir. Te metiste en mi cabeza, niñito, y en mi corazón.
Su respiración se cortó en un suave jadeo, observando la selva luminosa en los orbes del otro, sin saber qué responder. Era terrible para las palabras, mucho más si estaba nervioso. Y Jake, dios, con sólo dirigirle una mirada sus piernas temblaban cual gelatina.
—O-Okay —bisbiseó, avergonzado por ser cero romántico, aún más con Jake—. Debo entrar, adiós. —dijo rápidamente.
Jake soltó un par de risas, asintiendo con la cabeza. Se dio la vuelta, dispuesto a irse, pero una mano se curvó en su cintura y lo pegaron a un pecho conocido en un parpadeo, jadeando en respuesta.
—Pero despídete bien, ricitos. —mofó el ojiverde, ladeando una sonrisa lasciva.
Sus mofletes se colorearon de un intenso rojo, el calor subiendo por ellas rápidamente. Infló sus mejillas en un mohín nervioso, con las asquerosas mariposas jugando en su estómago, por primera vez.
Jamás había sentido eso, aquellas cosas tan estúpidamente cursis que las canciones y libros describían con una persona, ni con su primera pareja; y Jake sólo existía y su corazón se aceleraba ferozmente, su respiración se estancaba y las mariposas en su estómago jodían su existencia. Las palabras ni siquiera salían de su boca, y su mente se quedaba en un total blanco, si bien era tímido y no era muy hablador, con Jake sólo balbuceaba incoherencias.
Estaba seguro que Jake le lanzó un embrujo, no podía ser posible que con sólo mirarlo ocasione tantas cosas en él. Era irrisorio.
El mayor tomó su mejilla derecha y la acarició con suavidad, sonriendo con ternura en comparación con aquellas sonrisas lascivas y ladeadas que le regalaba constantemente.
Pegó ambos labios acortando la distancia entre sus rostros, besándolo con lentitud en comparación con los besos compartidos hace un rato, tan pasionales que le robaron el aliento.
Su lengua se abrió paso en su boca, sin decencia, más no le impidió nada, le dejó probar todo de él como en un principio. Abrazó el cuello ajeno, pegándose aún más a su cuerpo mientras ladeaba la cabeza para profundizar el beso.
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The Bathroom.『Jakeki』
FanfictionJake y Riki se conocieron en el baño de una fiesta. Shipp principal: Yunki. Jake x Riki. Menciones de otros shipp's. >>Angst. >>Temas sensibles. >>Fluff. >>Menciones breves de temas explícitos. >>Lenguaje vulgar. Esta historia no es creada para of...