Eight.

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El frío recorría la piel de sus piernas mientras se frotaba sobre una superficie algo áspera, tal vez la tela de algún jean roto por los hilos que se pegaban a sus piernas.

Tragó saliva al sentir su boca seca y sintió unas caricias en su espalda, por encima de su gran abrigo celeste, otorgándole una indescriptible sensación de calidez y tranquilidad.

Inhaló profundo, sintiendo el olor masculino de una fragancia conocida, tan fuerte y varonil como siempre. Frunció el ceño cuando su estómago cosquilleo, y lo acreditó al hambre que empezaba a sentir.

—¡Niki, ya llegué!

El grito de su hermana lo sacó de su ensoñación, abriendo los ojos rápidamente y encontrándose con un pecho fuerte cubierto por una camisa negra suelta.

Se sentó de golpe en su lugar, un mareo arremetiéndole por la rapidez que usó, sin medir el tiempo para acostumbrarse a su alrededor. Su acompañante también se sentó a su lado, más lento que él.

—¿Qué hora es? —preguntó Riki, rascando su ojo derecho para quitar la suciedad en ellos por haber dormir quién sabe cuántas horas.

Jake tomó su celular a un lado de la cama, observando la pantalla de este, para luego mirarlo a él.

—Cerca de las siete.

Riki alborotó su cabello con una mano, soltando un bostezo con pereza. Había dormido cerca de tres horas más o menos, porque no recordaba en qué momento se había quedado dormir en los brazos del otro.

Analizó la situación, donde se encontraban y la forma en que se encontraban. ¡Había dormido encima de Jake toda la tarde y tal vez lo babeó! ¡Además, había dormido encima de Jake! Quizás ese era el detalle más importante, que ambos habían dormido juntos, porque Jake tenía indicios de sueño en sus orbes.

Con mejillas sonrojadas tomó el control remoto a un lado en el desastre de su cama donde habían estado, y apagó la televisión aún encendida pasando los créditos de la segunda película que vieron, aunque no la terminaron de ver del todo.

—¡Niki, ¿estás...? —las palabras de Yeji quedaron en el aire cuando abrió la puerta de su habitación, luciendo confundida—. Oh, hola, no sabía que Jake seguía en la casa. Bueno, los dejo, iré a preparar la cena.

—Sí quieres te ayudo. —dijo Riki, levantándose de la cama para huir a toda costa de su habitación y lo que había compartido con Jake hace algunas horas.

—No importa, cariño, Ryujin vino ayudarme, Hyunjin también se ofreció pero le dije que no. No quiero más desastre. —avisó la rubia, recogiendo sus rizos en una cola alta.

—Pero... —más Yeji salió de la habitación antes de que pudiera refutar, dejando a Riki con la palabra en la boca.

Soltó un suspiro y se estiró en su lugar, mirando su habitación habitación decente gracias a Yeji, o de lo contrario también estaría pasando pena enfrente del ojiverde.

—¿Cuánto tiempo me quedé dormido? —preguntó el rizado, tomando un cepillo cerca de su cómoda de dormir para peinarse.

—Apenas empezamos a ver la segunda película te quedaste dormido encima de mí, luego me quedé dormido yo no sé a qué hora. —explicó riendo suave, mientras alborotaba su cabello castaño, desordenándolo más.

Riki rió, terminando de peinar sus rizos y quitar algunos nudos que tenían, haciendo que su cabello se esponje por quitarle sus hondas, haciéndolo ver peor que antes.

Jake soltó un par de risas consecutivas.

—Tu cabello... —quedó a media frase, soltando más carcajadas sosteniendo su estómago.

The Bathroom.『Jakeki』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora