Thirty Two.

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Julio, un mes frío por la ida del verano y la venidera entrada del otoño. Exámenes, pasantías, trabajos escritos estructurados, infografias, planos fastidioso, más exámenes, estudiar hasta que sus ojos se cerraran por si solos, más estrés, subir o bajar de peso por los desastres alimenticios por no tener tiempo ni para respirar.

Julio, el peor mes del año por el simple hecho de que cerraban el tercer semestre de diseño gráfico y eso decía una sola cosa: estrés excesivo.

Masajeó su cuello mientras salía de su tercera presentación en el día. Le dolía la cabeza, el cuello, los ojos, tenía hambre... en resumen, se sentía del asco, y aún faltaba un examen de estadística en menos de una hora, antes de que el fastidioso profesor se fuera y los dejará sin evaluación final, perjudicando su nota.

Esto de ser universitario y, para colmo, mantenerse en el estatus del "mejor de la clase", era horrible. Terrible. Espantoso. Pero todo sea por su sueño de diseñador.

—Tenemos que ir corriendo después del almuerzo hacia la clase de estadística —comentó una de sus compañeras; Wonyoung, subiendo sus lentes de lectura y masticando con fervor su ramyun—. ¡¿Por qué nos tocó ser del grupo "C"?! ¡Son lo peor, tenemos que ir corriendo detrás de los profesores! —la pelinegra se quejó, leyendo su libro a la par que comía y hablaba con ellos.

Para nadie era un secreto de Wonyoung era una de las mejores estudiantes de diseño gráfico, pero también era la más bonita de la universidad. Tenía un montón de "moscas muertas" siguiéndola, como decía Yujin, su otra compañera.

—Culpa de Riki. —comentó Hueningkai, otro de sus compañeros, mirando sin interés alguno su libro. Aunque también fuera uno de los "cerebritos" del grado.

Riki rodó los ojos, concentrándose nuevamente en el libro en sus manos.

Eran pocas las veces que Riki se juntaba con sus compañeros de grado, ese día en especial es porque tenían un examen, el cual estaba difícil y los "ñoños" de la clase se juntaban en la mesa de fondo a dialogar y terminar de estudiar para dar lo mejor de sí. Además de pasarse las respuestas en medio del aula en silencio cuando alguien tenía problemas.

No eran amigos, sólo conocidos, que se ayudaban en las asignaturas de vez en cuando.

—¡Entendí la formula! —exclamó Yujin, lanzando sus apuntes perfectos con lettering y marcadores de colores sobre la mesa de la cafetería—. ¡Es sencilla! Les explico.

—Sí estuviera sencilla ninguno de nosotros cinco estaríamos aquí —dijo Jeongin disgustado; él y el contacto con los humanos no iban de la mano—. Pero, muéstranos, rara.

Yujin rodó los ojos y fue señalando los apuntes en su cuaderno, explicando paso por paso. Lo bueno de ellos cinco era que entendían rápido y nadie se estresaba cuando les tocaba explicar.

Los cerebritos del salón.

—Cada día estoy más ciego —masculló Riki, sobando sus ojos con sus dedos, la vista adolorida—. Wonyoung, préstame tus lentes de lectura.

—Deberías ir al oftalmólogo. —comentó la chica, quitándose los lentes de pasta negra y extendiéndoselos.

—Chatea con el drogo por las noches, no le pidas que deje de hacerlo. —dijo Hueningkai, mordiendo el borrador de su lápiz mientras leía con suma atención.

—Ese "drogo" le ayudó a pasar dibujo técnico el mes pasado. Silencio, viejo amargado. —dijo Yujin, comiendo del pollo frito que tenía Wonyoung en una canasta.

—Necesito un drogo así. —comentó Wonyoung.

—No es ningún drogo —farfulló Riki, ofendido por como hablaban de su novio siendo que ni siquiera lo conocen—. Además, ¿cómo es que saben que tengo novio?

The Bathroom.『Jakeki』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora