The Bathroom.『Jakeki』

Twenty Eight.

—¿Cómo te fue hoy en el trabajo? —preguntó el rizado, acostándose finalmente en su cómoda cama, después de estar toda la tarde de cabeza entre los libros.

—Fue uno de esos raros días en lo que me va bien, sinceramente —respondió el ojiverde al otro lado de la línea, elevando un suspiro agotado—. Quizás fue por tu delicioso almuerzo.

Riki soltó una risa, jugando con los hilos sueltos de la funda de su almohada, distrayéndose con todo pero nada a la vez, porque toda su atención era dirigida al mayor al otro lado de la línea aunque sus neuronas dolieran.

—No exageres, sólo fue un simple estofado, me gustaría hacer algo más elaborado para ti.

—Con que te desveles por la noche haciendo esa comida "extra", o "lo que quedó el día anterior" para mí, es suficiente. Me siento querido.

Riki parpadeó varias veces sorprendido, sentándose en la cama aunque el otro no lo estuviera viendo en ese momento.

—¿C-Cómo sabes eso? —balbuceó.

—Pequeño mentiroso, me enteré ayer por tu hermana, me la encontré en la esquina de una calle con su novia, estaban comiendo helado en el lugar donde solemos recurrir. Me saludó y me preguntó si me había gustado el almuerzo que te esforzabas en hacerme por las noches —alegó Jake, soltando una pequeña risa después—. ¿Cuándo pensabas decírmelo? En serio, no es necesario, ¿por qué haces este tipo de cosas por mí?

—Porque te quiero —murmuró Riki, torciendo sus labios hacia un lado en un ademán, volviendo a recostarse en su cama—. Yeji-unnie es una chismosa. —añadió, bufando.

Jake soltó un par de carcajadas, luciendo entretenido a través de la línea, causando unas indescriptibles cosquillas en el estómago del menor. Quizás hambre, aunque ya había cenado.

—También te quiero, dulzura. Muchísimo.

Riki mordió su labio inferior, reprimiendo una sonrisa boba. Lanzó su celular hacia un lado de la cama y tapó su rostro con sus manos, soltando un chillido mudo para no ser escuchado por el otro.

—Ya, pero me alegro que te haya ido bien en el trabajo —comentó, tomando grandes bocanadas de aire para eliminar el impulso de seguir chillando contento al encontrarse patético—. ¿Lograste comprar tu guitarra? Hace unos días pasaste el periodo de prueba en la empresa, supongo que te pagaron tu sueldo como tal y no aquella miseria que te daban semanalmente.

—¡Sí! ¡Logré comprar mi guitarra! —afirmó Jake, su tono subiendo de escalas a una más alta de lo común, denotando lo muy emocionado que estaba—. Aún no la he usado, pienso estrenarla contigo.

Riki alzó una ceja aunque el otro no lo viera, sus mejillas adoptando un suave rubor agradable, como siempre cuando solían hacer llamadas en las noches, que era diariamente cuando no se veían.

—¿Conmigo? ¿Por qué?

—Mañana te llevaré serenata a tu casa, para aligerar el ambiente con tus hermanos en el almuerzo —respondió—. Eso o que Hyunjin-ssi me estrellé mi guitarra nueva en la cabeza apenas de verme.

Riki rió a carcajadas, acostándose sobre su estómago en el colchón, inquieto y diría que ansioso por la cena de mañana. No sabía cómo se iban a comportar sus hermanos mayores.

—No lo dudo viniendo de él —comentó, con su voz apaciguada por enterrar su cabeza en la almohada—. Pero, ¿en serio me vas a llevar serenata a la casa? —Riki soltó más carcajadas—, ¿qué? ¿Cuál cantarás? ¿My house de 2pm?