Thirty Six.

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Llegaba a pensar sinceramente que Jake era como el demonio. ¿Por qué? Por el simple hecho de cómo era con él y cómo fue con sus anteriores parejas. No era por comparar, jamás, pero era diferente...

Como el recuerdo de haberle practicado un oral a él también.

Tapó su rostro con ambas manos, pataleando en su habitación, sus mejillas adoptando una tonalidad rojiza más fuerte incluso que el de los tomates a punto de dañarse. Aquello había ocurrido hace una semana y aún no se acostumbraba al recuerdo, ni siquiera lograba creer que lo hizo.

Él nunca había hecho algo así por alguna de sus antiguas parejas, a su punto de vista, aquello era muy íntimo, muy de ellos dos..., nunca lo había hecho, no sabía cómo hacerlo, pero aún así lo hizo, siendo guiado por el otro en todo momento.

La forma en que lo miró en ese instante aún no se borra de su memoria y quizás esa es la razón por la que en sus noches le cuesta dormir.

No se arrepiente. Ni más faltaba. Solamente... tenía vergüenza de mirarlo a los ojos nuevamente después de hecho, incluso la mañana siguiente la pena predominó en él y esquivaba su mirada a toda costa, cuando en aquel momento sus ojos parecían dos fieras conectando y luchando entre sí.

Se decía internamente que era muy bobo, por eso mismo. No despegaba la mirada mientras hacían cosas indecentes y cuando estaban como normalmente acostumbraban sentía el corazón en la garganta y las ganas de tirarse por el balcón atacándole. Insólito.

Decidió desechar aquellos pensamientos que no lo llevarían a ninguna parte más que volver a encerrarse en el baño y atender sus asuntos, y siguió guardando su ropa bien ordenada en una pequeña maleta.

El viaje ya estaba planeado para dentro de dos días, una semana antes de la fiesta por la graduación de su novio, ya que el papá de Jake insistió en que se vinieran antes porque extrañaba su hijo. Sabía que en el momento que terminará la fiesta regresaría a Corea y, pues, quería pasar más tiempo con él. Riki lo entendía, sabía que la relación de Jake y su padre era especial pese a todo, pero no entendía el hecho de que él también tuviera que viajar una semana antes.

Tampoco se sentía del todo cómodo haciéndolo, más bien, sentía ganas de vomitar cada que recordaba que iba a conocer los padres de su novio y se martillaba la cabeza pensando y pensando qué pensarían de él.

De Charlotte no había tenido la mejor impresión, Jack no le tomó tanta importancia pero tampoco fue malo con él y tenía pánico de pensar qué pensarían su suegro y suegra de él.

Y por esa razón empacaba la mejor ropa que tenía. Para dar una mejor impresión.

A sus hermanos ya les había dicho sobre el viaje repentino, enfrente de Jihyo, claro; de lo contrario Yeji hubiera llamado a Jake para preguntarle hasta cómo se llamaba el perro que tenía de niño y porqué murió para saber si sus padres eran de confianza y si estaba bien enviar a su "niño" para allá solo, y Hyunjin por su parte..., bueno, él lo hubiera encerrado en su habitación hasta que Jake se hubiera ido a Australia sin él.

Como solía decir: "Tiempos desesperados, medidas desesperadas". Una de sus más grandes excusas para dejarlo encadenado a la casa y ahuyentar cualquier tipo que quisiera congeniar con él, así sea para entablar una simple amistad.

Hyunjin a veces se tomaba muy en serio cuando lo llamaba "papá".

Frunció el entrecejo cerrando su maleta, buscando después entre sus papeles su pasaporte e identificación, ya que su visa de turista la tenía Jake, que sorprendemente logró sacarla en menos de una semana, ya que él tenía nacionalidad australiana y no había mínimo problema.

The Bathroom.『Jakeki』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora